• Ceguera administrativa y enfermiza obstinación de AMLO llevan a México a un despeñadero • Indefendible el gobierno federal ante crisis sanitaria y económica • El delegado de programas federales le abona a la decepción y desencanto morenista en BCS
Conforme transcurre la
gravedad de la actual pandemia por Covd-19 y se agudizan al mismo tiempo sus
consecuencias económicas en nuestro país, cada día es más evidente la ceguera
estratégica del presidente Andrés Manuel López Obrador que a querer o no,
incrementa el número de ciudadanos que simple y sencillamente están
decepcionados, desencantados.
No se trata de cuestionar al
mandatario nacional sólo por cuestionarlo.
De hecho, sería excelente para
todos los que habitamos este país que el jefe del ejecutivo federal tomara
medidas adecuadas a las adversas circunstancias que ya vivimos y que amenazan
con empeorarse.
Si la ve bien al presidente
nos va bien a todos, le va bien a México.
Pero por desgracia la actitud
obstinada, cerrada y desde luego torpe y patética para enfrentar las actuales
circunstancias de salud y económica, son más que lamentables.
No ha bastado llegar a cero
crecimiento económico en esta administración, ahora la perspectiva es incluso
más grave pues algunos especialistas espera que haya una caída en el Producto
Interno Bruto (PIB) del seis hasta el 10 por ciento.
En otras palabras, un
verdadero despeñadero, una inevitable caída a un precipicio económico del que
tardaremos años en salir.
La crisis sanitaria, que ahora
se cuestionan su verdadero impacto, ya que hay serias dudas en el manejo de a
información por parte de la Secretaría de Salud federal, se suma a la ya
notoria pérdida de empleos en toda la nación, las caídas en el precio del
petróleo y además de ello, un repunte en las cifras de asesinatos, llevarán al
gobierno federal a un balance muy adverso.
Lo terrible es que aún el
presidente López Obrador, insiste en suponer que va bien.
Mayor ciego que el presidente
no puede existir. Literalmente el señor está sumido en un verdadero error
apapachado por un empecinamiento que por mucho que se diga en las conferencias
mañaneras, la adversa realidad es abrumadora.
Por supuesto que esperamos que
esta crisis pase lo más pronto posible, pero no se ve con claridad que el
gobierno mexicano tome las medidas adecuadas para enfrentar esta circunstancia
que se padece en el mundo pero que en nuestro país seguramente se agravará
justamente por las negligencias presidenciales.
Mientras que todos los
gobiernos del mundo buscan de donde obtener recursos para aplicarlos a la base
productiva, este gobierno llamado de la “4T”, hace más recortes del gasto
público, lo que seguramente, en términos reales, agravará la situación de
millones de familias mexicanas.
Por supuesto el costo político
que ya se observa en la caída en las encuestas sobre preferencias del
presidente dicen mucho sobre todo en las entidades donde los representantes
formales de este gobierno federal tampoco están dando el ancho.
Aquí en Baja California Sur
por ejemplo, el representante de los programas federales, Víctor Castro Cosío,
simplemente ha sido rebasado por una condición en donde ya no existen
argumentos válidos para justificar sus errores y sobre todo las negligentes y
absurdas decisiones de López Obrador.
Cómo salir después a la calle
a defender a un gobierno que ha agudizado el desempleo, la inseguridad y el
cierre de miles de empresas que seguramente se sumarán a los miles de mexicanos
que por desgracias resultarán víctimas del Coronavirus.
No hay manera de encontrar un
argumento que permita defender las decisiones del gobierno de López Obrador que
pinta ya a estas alturas para ser uno de los peores mandatarios que haya tenido
en la historia contemporánea nuestro querido México.
Definitivamente el presidente
se mantiene firme en sus irracionales apreciaciones sobre la realidad mexicana.
Ojalá nos equivoquemos, pero
la realidad es por desgracia muy contundente.
Ya veremos qué sucede en lo
que será un inolvidable año 2020.