• Para el autor de Alegría, “los escritores también deben reflejar lo que pasa en el mundo y no puedo permanecer al margen de la realidad”
CIUDAD DE MÉXICO.
“La alegría es una
cosa humilde. Es simplemente ver la luz del sol, sentir que puedes mover las
manos, respirar, disfrutar del viento o de un paisaje, caminar, beber un vaso
de agua”, comenta el escritor español Manuel Vilas (1962).
Ese sentimiento “sencillo,
íntimo y personal” motivó su novela más reciente, Alegría,
finalista del Premio Planeta 2019, en la que hace, a medio camino entre la
confesión y la autoficción, una especie de corte de caja para analizar lo que
ha logrado en su vida y exorcizar sus errores.
“Es una alegría buscada desde
el dolor, porque ahí es donde se hace grande; indagándola desde el recuerdo del
padre y la madre ya muertos, ver crecer a los hijos, el amor de pareja, las
cosas más humildes de la vida, eso quería comunicarle al lector”, afirma en
entrevista vía telefónica desde Madrid quien no pudo viajar a América Latina
para promover este título, debido a la contingencia sanitaria.
Para el autor de Ordesa (2018), su novela autobiográfica previa, que
tuvo un éxito inusitado y fue traducida a 14 idiomas, la alegría es un
sentimiento más importante que la felicidad.
“La felicidad es convencional,
es un pacto social; cada época decide cómo debe ser uno feliz. En cambio, la
alegría es un sentimiento biológico, natural, primitivo. Es casi el origen del
ser humano, casi la noche del homo sapiens, que descubre que la conciencia de
estar vivo es suficiente.
“La felicidad es una
construcción cultural, política, social. En las redes sociales la gente exhibe
mucho la felicidad; pero es impostada, de cartón piedra, es lo que te han
dicho, que tienes que tener tal carro, tanta plata, vestir de determinada
manera, tener muchos amigos. Preferí el sentimiento de la alegría, para
sentirla nadie te tiene que dar el visto bueno”, agrega.
El egresado de
Filología Hispánica por la Universidad de Zaragoza añade que la pasión por
vivir es la que exorciza los errores. “La alegría es una gran energía, está
llena de fuerza y pasión. Cuando una persona siente alegría de vivir, se da
cuenta de que el fracaso no existe, que es una construcción social.
“En realidad, el único éxito
en la vida es la vida misma. El mayor éxito es que alguien te espere en alguna
parte. Amamos mucho la vida, pero a veces no sabemos muy bien qué es. Vamos
envejeciendo y seguimos sin saber qué es la vida. Incluso, la gente muere sin
saber su significado real”, señala.
El también poeta
piensa que, ahora, “con la crisis terrible que enfrentamos por el coronavirus,
nos hemos dado cuenta de que esas cosas sencillas son importantes; las habíamos
olvidado porque estábamos obsesionados con el éxito, con triunfar, con tener
dinero, casas y muchas otras cosas más.
“Ahora no tenemos nada,
estamos encerrados y viendo cómo la gente muere. Es momento de recordar que la
vida son cosas sencillas; ojalá, después de esto, las personas le pidan menos
cosas a la vida y la disfruten más, todos seremos más felices”, indica.
Aclara que Alegría es un libro más sereno que Ordesa, que tiene más drama y tragedia.
“La muerte de los padres del
protagonista es una herida ya cicatrizada. Ordesa vivía la tragedia de su
pérdida. Esa es la diferencia”.
VERDADES BIOLÓGICAS
El viaje y la paternidad son
otros dos temas vitales que Vilas recrea en esta obra de 351 páginas, en la que
el protagonista es un escritor de 56 años que anda de gira presentando su más
reciente best-seller.
“Me gusta mucho viajar. Creo
que el viaje es hacer algo; necesitamos construir sentido, el viaje es un
proceso y en éste nos convertimos en personas. Viajar y vivir es la misma cosa;
la vida es mejor si viajas, puedes hacerle una foto a la vida. Tengo la
sensación de que la vida se hace más intensa en el viaje. La vida es el
movimiento, el viaje simboliza esta idea”, explica.
El autor de los
poemarios El cielo, Resurrección, Calor, Gran Vilas y El hundimiento detalla que la paternidad y la
maternidad son la misma cosa. “En la condición del ser humano, lo primero que
eres es hijo o hija, y luego muchos que somos hijos nos convertimos en padres.
En esas relaciones se construye lo más relevante, son verdades biológicas.
“Ahora, con el coronavirus, la
gente habla de sus padres y de sus hijos. Cuando hay una tragedia, aparecen las
cosas más importantes de la vida. Los hijos están perdiendo a sus padres y
no pueden acompañarlos por temor al contagio; las personas mayores se están muriendo
solas, los hijos no pueden despedirse de sus padres. Es terrible”, asegura.
Vilas confiesa que
le gustan los capítulos cortos y que cada uno tenga un sentido independiente.
“Mi idea de las novelas es la sencillez, porque así concibo la vida; no construyo
novelas complejas, porque no es mi forma de ver la vida”.
Dice que la
pandemia lo sorprendió haciendo una nueva novela, pero que ahora se le antoja
transformarla para abordar esta crisis.
“Los escritores debemos
intentar reflejar lo que está pasando en el mundo. No puedo permanecer al
margen, estoy escribiendo sobre la pandemia. Qué sentido tiene escribir sobre
fantasías, si todos están viviendo una tragedia. El presente es tan poderoso,
que es una fuerza de gravedad que me lleva”.
Finalmente, el autor espera
que su gira por México, Colombia, Buenos Aires y Perú sea reprogramada para
octubre próximo.