Sus compañeros describen al doctor Kadota Payán como un hijo y un padre amoroso, profesional destacado. En medio del duelo, la comunidad médica hace un enérgico llamado a la sociedad a quedarse en casa, y a las autoridades a subsanar las fallas en la protección de su propio personal de salud
La Paz, Baja California Sur.- Un hijo, un padre de familia, compañero de pesca, mejor amigo, maestro, profesionista dedicado, así describieron al doctor Omark Kadota Payán, quien falleció el domingo en La Paz, por complicaciones asociadas a COVID-19, y cuya partida dejó un ánimo de indignación, temor e incertidumbre.
La primera pérdida en la comunidad médica en Baja California Sur, en esta emergencia por la pandemia del coronavirus. Nadie quisiera que se repitiera un dolor así. Los profesionales de la medicina, enfermeros y enfermeras, familiares, amigos, así lo reiteran y muchos así lo demandan.
“Los voy a contar, ¡Sí!, los voy a contar a cada uno de mis mentores, y amigos, MI FAMILIA, para que todos los recuerden, y se den cuenta que esto, ¡esto no es una broma!, y espero de corazón que no sean muchos”, dijo la doctora Carmina Poblano, desde la Ciudad de México, mientras narraba horas después de conocida la noticia, y recordaba una guardia con él.
Describió que el doctor Kadota tenía “un gran Playlist para el quirófano", y que fue un gran mentor para ella. Compartió anécdotas, describió el amor que sentía el doctor hacia su hija.
Como ella, Teresa Rosas González, formada en la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Sinaloa, expresó su tristeza por la muerte de quien dijo, dijo fue su “máster de la Lido".
Y envió un mensaje a los ciudadanos, a que tomen consciencia: "Hoy ha tenido que colgar su bata por COVID-19. Esto no es un juego raza”, expresó.
El Hospital General de Culiacán “Dr. Bernardo J. Gastélum” mostró también sus condolencias por el fallecimiento del Dr. Kadota Payán, de 39 años, a quien describió como “querido y respetado médico anestesiólogo del sector público y privado”, y quien hizo su residencia en aquel hospital.
La institución narró que el doctor no solo tenía un sentido del deber sino disfrutaba la pesca deportiva y la convivencia con sus amigos y compañeros. Lamentó que no saldrá a pescar ni entrará más a quirófano.
Y entre el dolor y el lamento, tras conocerse la noticia, crece el temor y el reclamo de colegas, quienes exigen investigación sobre su muerte, incluso demandaron a las autoridades informar mejor, antes que sugerir que el doctor sería población de riesgo.
“El Dr. Kadota, que desgraciadamente pasó a ser parte de la estadística como el quinto deceso por COVID-19 en el estado, NO formaba parte de los pacientes en grupo de riesgo, no tenía enfermedades crónicas, como diabetes o hipertensión, no era obeso, no era anciano, no fumaba”, le reclamó el doctor Jorge C. Larrinaga al gobernador, Carlos Mendoza, quien así abordó el caso en Twitter.
El mismo médico refirió que el único factor de riesgo que tenía su colega era el trabajar para un sistema "indolente, preocupado más por dar una buena imagen ante los medios y el público en general y no le importa la integridad de su personal”.
Así resumía el doctor Jorge Larrinaga una interminable lista de reclamos que durante esta semana han prevalecido en la comunidad médica, en familias y amigos, y se han agudizado en estas horas de duelo, al respecto de las deficiencias de insumos y equipo.
Estas demandas en redes saltaron ya a protestas hasta el municipio de Mulegé, donde personal advirtió ayer, con pancartas, que no tienen para atender ni a cinco pacientes contagiados, y urgió la actuación de las autoridades.
Ciudadanos se han unido en colectas y donaciones, contrastando con un discurso reiterado de autoridades federales y locales de que se está entregando material y equipo.
En medio del dolor y el reclamo por la partida del doctor Kadota Payán, una frase es también recurrente entre la comunidad médica para seguir haciendo frente al coronavirus desde la primera línea de batalla y sin tener más bajas: Quédate en casa.