"Todo fue realizado con la mayor transparencia y gobernanza", aseguró Jean Todt, presidente de la Federación Internacional del Automóvil (FIA), sobre el acuerdo confidencial alcanzado con Ferrari sobre la legalidad del motor de la escudería de F1 en 2019.

"Tuvimos una duda sobre la conformidad con la que utilizaban su motor, lo que nos llegó a través de equipos rivales", explicó Todt.

"A partir de ahí llevamos a cabo una investigación extremadamente precisa y, para descartar esa duda en el futuro, modificamos la reglamentación: lo que pensamos que hicieron ya no es posible", afirmó el dirigente francés.

Nuestros técnicos mantuvieron una duda que fue contestada por Ferrari y que éramos incapaces de demostrar con seguridad y de forma precisa" sobre la legalidad, prosigue el antiguo patrón de la Scuderia.

"En esas condiciones, yo tenía la posibilidad de pedir al tribunal de apelación que se pusiese con este asunto, con lo que se habría demorado demasiado en el tiempo, o alcanzar un acuerdo con Ferrari sobre las sanciones", señaló.

La escudería italiana aceptó un acuerdo, pidiendo que fuese confidencial, conforme al artículo 4 del reglamento disciplinario y jurisdiccional de la FIA, "lo que no es una práctica exclusiva del deporte del automóvil", indicó Todt.

"Hay una sospecha justificada y un acuerdo que fue realizado con un perjuicio importante para Ferrari, pero que no podemos comentar", insiste.

Varias escuderías habían expresado durante la segunda mitad de la pasada temporada sus sospechas sobre la conformidad del grupo propulsor utilizado por la Scuderia, después de un aumento de la velocidad en las rectas especialmente visible en las calificaciones al regreso del parón estival.

Antes del Gran Premio de México, Red Bull había pedido a la FIA y logrado una clarificación sobre la medida del flujo de carburante, limitado por el reglamento, aludiendo especialmente a Ferrari.