• La burla al dolor ajeno, solo demuestra la pobreza y miseria humana y es el medio que emplea el ignorante acomplejado para sentirse sabio
Olvidando que en estos
momentos el pueblo, --al que dice ofrendarle amor y paz se debate entre la vida
y la muerte— Andrés Manuel López Obrador hace escarnio de ese noble pueblo,
pecando de oportunista al aventarles, --como una papa caliente-- sus
intenciones de imponer su cacareada Revocación de Mandato, provocando con ello
–tal como se esperaba-- reacciones encontradas.
En efecto, el Presidente, en
una de sus acostumbradas conferencias y dejando de lado su sensibilidad,
ofreció a los sectores conservadores adelantar la fecha de consulta de
revocación de su mandato para las elecciones federales del próximo año, y no
como está programada para marzo de 2022, --tras lo cual--, enseguida habría de
proponer la necesaria reforma constitucional.
Con tal Referéndum, donde
López Obrador buscaría aparecer con nombre y apellidos en las boletas
electorales del próximo año, se advierte la ventaja de sacar tajada al darle un
empuje a su propio partido y evitar perder así su poderío legislativo cuando
sabe que de acuerdo con la más reciente publicación de Consulta Mitofsky, la
aprobación del presidente continúa a la baja por al menos 15 semanas
consecutivas.
De acuerdo con los críticos,
además de mostrar poca sensibilidad al hablar de un tema político por encima
del hambre, la pobreza y peor aún, de la epidemia de coronavirus que
atraviesa el país, (cuyas muertes ya fluctúan en los 500 y los casos
confirmados están por arribar a los 7 mil), el mandatario opta por hablar
de su estrategia electoral.
Con justa razón, la oposición
en su totalidad, lo ha visto y calificado como una trampa para que AMLO
se reelija, incluso el propio presidente va a firmar un documento
comprometiéndose a que no buscará la reelección. Por consecuencia, la
oposición, y algunos sectores acusan a Morena de querer poner a AMLO en la
boleta y con esto volver a ganar la mayoría en el Congreso.
Y tal vez con conocimiento, de
causa desde la oposición advirtieron inclusive: “Es una irresponsabilidad
hablar de revocación cuando urge saber cómo superar la pandemia de COVID-19 y
la crisis económica que generará”.
Vale decir que entre los
críticos, también se manifestó Ciro Murayama, consejero del Instituto Nacional
Electoral (INE). “La Constitución dice que la revocación de mandato sería al
(cuarto) año de gobierno. No en elecciones intermedias: en 2021 el presidente
no debe estar en campaña ni en la boleta electoral. En tiempo de crisis
sanitaria y económica, ¿qué necesidad de adentrarse en la contienda
electoral?”.
No es para menos cuando los
partidos de oposición saben que una consulta popular de esta naturaleza
encierra ventajismo y oportunismo. ¿Por qué? Simplemente porque la ignorancia
se encargaría de obligar a millones de electores a votar por todos los
candidatos de morena y por consiguiente, se convertiría nuevamente en la bola
de nieve. Justo como ocurrió en el 2018, y que es precisamente lo que quiere el
presidente y los morenistas. Y es –por consecuencia-- lo que rechazan los
opositores.
“Nosotros –dijo el
presidente-- vamos a estar aquí hasta que el pueblo decida, por eso propusimos
lo de la revocación de mandato, porque el pueblo pone y el pueblo quita. Yo por
autoridad moral, honestidad no podría estar aquí si no cuento con el apoyo de
la gente. No es de que me eligieron por seis años y me tienen que aguantar a
fuerza, no por eso propuso lo de la revocación de mandato, pero además propuse
que se hiciera para que no costara, el mismo día de la elección federal, es
decir, el año próximo, en la elección de junio, en la elección federal. Se
opusieron los conservadores en el Congreso a esa fecha, hay constancia de que
envié la iniciativa para que se le consultara al pueblo si quería que
continuara el Presidente o que renunciara y dijeron que no y a regañadientes,
que hasta el 2022”.
“¿Qué les ofrezco a los
conservadores? Se interrogó más adelante: con todo respeto, para que sea el
pueblo de manera pacífica el que decida”. Luego dijo: les ofrezco
adelantar la fecha, que la revocación del mandato no sea hasta el 2022 que la
hagamos aprovechando que va estar las elecciones, que sea el mismo día”.
Señaló que se podría hacer uso
de una tarjeta adicional a las boletas para la elección de diputados y
autoridades locales, y en donde se les preguntará a los electores “¿Quieres que
continúe el Presidente o que renuncie?. Enseguida comentó: “Esto ayudaría mucho
para que se aminorara el ansia, y que en este tiempo bajara pues el enojo, no
el malestar social”.
Por todo lo anterior, --por mi
parte--, antes de concluir la entrega de hoy, he de decir que nadie sabe,
--solo el presidente— si lo que siente muy adentro de sí mismo es la necesidad
de tirar la toalla porque ya no puede con el paquete, o si en realidad su gran
interés es permanecer en el cargo democráticamente.
Y que quede claro; reconozco
en nuestro Presidente su valentía de estar al lado de su pueblo en momentos
críticos. Y su preocupación por los más vulnerables y los más débiles.
Sin embargo, pese a lo que
opinen o dejen de opinar mis detractores, o aquellos defensores de oficio, he
de hacer hincapié en que hay aspectos mucho más importantes cuando sabemos que
los actuales, son otros tiempos.
Digamos que, son tiempos de
dolor, de pesadumbre, de reconciliación, y de perdón.
Tiempos de desconsuelos, de
aflicción, de angustias, y de pena. Tiempos de reflexión, de
nostalgias, y de tormentos. Tiempos de recogimiento, de lágrimas, de
tristeza y de duelo.
Pero también son tiempos de
altruismo, de generosidad y solidaridad.
En otras palabras, no son
tiempos ni de egoísmos ni de ambiciones. Ni tampoco de egocentrismos de
individualismos, o de ingratitudes. Mucho menos son tiempos pensar en política,
en estrategias electorales, o en Revocaciones de Mandato.
Y SI, son tiempos de
meditación y de oración, porque no sabemos qué pasará mañana.
Luego entonces, seamos claros
y realistas y habríamos de decirlo con todas sus letras: son tiempos de
coronavirus, y también de muerte.
Cuestión de tiempo.