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Hoy es lunes, 25 de noviembre de 2024

COVID-19: Doña Blanca sale a vender pan para una ciudad “muerta”

La paceña de 60 años dijo que el gobierno “no tiene la culpa” y que los ciudadanos deben colaborar en la cuarentena para evitar más contagios

COVID-19: Doña Blanca sale a vender pan para una ciudad “muerta”

La Paz, Baja California Sur.- Todos los días Doña Blanca Cortés Cota, 60 años de edad, rompe la cuarentena para salir a las calles de La Paz, Baja California Sur (BCS) e intentar vender piezas de pan, tradicionales donas de azúcar, para una ciudad “muerta” por la emergencia sanitaria COVID-19.


Ya no hay niños en las calles que puedan pedirle (por las buenas o por las malas) una dona a sus papás, ni parejas a las qué acercarles el producto “para la novia”, ni tampoco salen las doñitas que, con un rico café de talega gustan sopear sus piezas para acompañar. Todo eso se acabó.


Desde su silla con ruedas adaptada para transportar la dulce mercancía, dijo que el gobierno no tiene la culpa de la rápida extensión de la pandemia por el coronavirus, ya que “este bicho” nos afecta a todos por igual y no discrimina entre clases sociales, razas, nivel económico o edad.


“Casi un noventa por ciento de la ciudad está sola. Primero, por la Semana Santa, pero ahorita sigue solo. Está fatal. Además se tiene que tener mucho cuidado con esta cuestión, es muy peligroso y se te mete hasta por los ojos”, advirtió para este reportero.


Sabe que llama la atención porque se pone un cubrebocas con la bandera de México encima, en medio de la capital desierta. Su rostro está apagado, cubierto para estar a salvo, está el símbolo de la unidad y de justicia que hace de nuestra patria, una nación independiente. Los hijos de la patria están llamados a luchar contra la crisis y sacar adelante a sus familias.


Al preguntarle si ha recibido apoyo alguno del Gobierno de México, dijo que aún no, pero que deben apoyarse a todos por igual. Aunque reconoció que, antes, los políticos “deben tomar las cosas con madurez” y ponerse de acuerdo porque los empleados ya están perdiendo sus trabajos.


“Si los negocios ya no tienen ventas, no tienen para pagar luz y empleados. En determinado momento, esto no será nada rápido, los empleados empiezan a perder sus empleos y empiezan a quedar por los suelos. Las condiciones van a estar pésimas”, dijo.


De un momento a otro, el coronavirus convirtió a La Paz en una ciudad desterrada, antes conocida como ser el tesoro mejor escondido de México. Mientras tanto, ella debe aprender a guardar “Susana Distancia”, no tocarse la cara y seguir preguntando quién le compra algo en los pocos negocios que permanecen abiertos, de poco a poquito, para llevar algo a casa.


“Todos andamos en el mismo bote, todos andamos igual. No hay trabajo, no hay dinero, no hay comida, no hay ganancias, no hay entrada de dinero y hay muchas familias que no tienen nada. Estoy peleando y batallando para mi familia, aunque toda la gente está resguardada”, platicó.


La situación no es tan boyante en su familia, porque muchos deben salir a trabajar, aunque sus integrantes hayan sido mandados “a descansar” por no poder presentarse a ninguna actividad, prohibidas ya por aglomerar a la gente y aumentar el riesgo de contagio.


“Hijos no tengo pero tengo mis hermanos, mi sobrinas… Tengo a mis sobrinitos que viven en casa de mi hermana, sus nietos. Hay una parte que tiene que salir a trabajar, pero no hay para donde hacerse. Está critica la otra parte porque no tienen trabajo”, dijo ya en confianza.


Dijo ser originaria de La Paz y anteriormente, haber sido vecina del Centro Histórico, cerca de las oficinas del Servicio Postal Mexicano, entre el olor de los legendarios tacos de carnitas de Don Abraham y el ajetreo de los carteros; sin embargo, con el crecimiento de la ciudad, tuvo que cambiar frecuentemente de residencia.


“Se va haciendo grande la ciudad y uno se va yendo hacia las colonias. He andado por todos lados, Esterito, el Panteón, Miramar, he andado por Santa Fe y por donde quiera. Yo les pido que tengan mucho cuidado”, describió para los lectores del Diario El Independiente.


“Debemos tener mucha paciencia y colaborar para evitar contagios mayores. En nuestras manos está evitar que esto pase a mayores”, finalizó la comerciante.