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Hoy es domingo, 24 de noviembre de 2024

Amparo Dávila; destejen los relatos de la musa oscura

• La obra de la autora mexicana llegará a las letras eslovacas en la antología El tiempo destrozado y otros cuentos, traducida por Lucia Duero, quien antes ha explorado la obra de poetas como Anne Carson y José Emilio Pacheco

Amparo Dávila; destejen los relatos de la musa oscura

CIUDAD DE MÉXICO.

Bajo el título en español El tiempo destrozado y otros cuentos (F.A.C.E, 2017), la traductora y escritora Lucia Duero (Eslovaquia, 1988) trasladó al eslovaco un grupo de relatos de la cuentista y poeta mexicana Amparo Dávila (1928-2020), fallecida el pasado 18 de abril, quien formó parte de un destacado grupo de mujeres escritoras junto a Inés Arredondo, Guadalupe Dueñas, Elena Garro, Rosario Castellanos y Esther Seligson, a mediados del siglo pasado.

Entrevistada por este diario acerca de la labor de traducir la obra de Amparo Dávila, Duero confiesa que tuvo la oportunidad de entregarle el libro a la escritora mexicana. “Cuando la visitamos hace unas semanas con la embajadora de Eslovaquia, no me imaginé que yo podría ser una de las últimas personas, o quizás la última fuera de su entorno familiar, que se encontrara con ella. Ahora esta experiencia pertenece al pasado, es como una piedra preciosa que brilla en mi camino”.

Autora de cuentos breves, pero intensos, Amparo Dávila recibió en vida reconocimientos como el Premio Xavier Villaurrutia, en 1977, por Árboles petrificados, su tercer libro de cuentos. En la edición preparada por Duero se recopilan algunos de los mejores relatos de la zacatecana, por ejemplo, La muerte en el bosque, La señorita Julia, El tiempo destrozado, El final de una lucha, Alta cocina, El huésped, Un boleto a cualquier parte, La quinta de las celosías, El espejo, La celda, El entierro.

Al cuestionar a la traductora el interés que tuvo en la obra de Dávila, reconoce que le atraía traducir autores desconocidos en Eslovaquia. “Me interesan los autores cuyas obras tienen un gran valor artístico, pero cuyos nombres no han atravesado el panorama internacional de tal manera como merecieren. Amparo es una de ellas. Nos muestra una realidad llena de ficción o una ficción llena de realidad. Esta presencia del uno dentro del otro es lo que me fascina. Yo siempre cuestiono la realidad, me parece una invención muy conveniente, y siento que Amparo cuestionó la presencia de lo que se supone que tenemos que comprender, aceptar, vivir como si realmente fuera lo que pretende ser. Llevó las injusticias humanas y el machismo a un nivel irreal. Y lo es, si lo piensas.

No me gustan los atributos que le dan a Amparo como autora de cuento fantástico. Siento que reducen la calidad de su obra y se pierde su importancia. Tal vez viene del hecho de que era mujer y siempre tenía que comprobar y confirmar su talento, aún más en su tiempo”, afirma Duero.

Lucia Duero, autora del libro El problema principal, confiesa que Alta cocina fue el cuento que más trabajo le costó traducir. “Quizás porque es un cuento corto, muy transparente, muy denso. En este tipo de obras queda visible cualquier imprecisión, cualquier falta de reflexión por parte del traductor”.

Asimismo, destaca que para ella es un gran compromiso el trasladar a diversos autores a su lengua materna, el eslovaco. “Yo misma convencí a los editores a que publicaran a los escritores que decidí traducir. Allí está mi responsabilidad: hacerlo de tal manera que quede claro por qué los escogí.

Pero uno siempre se puede decepcionar o decepcionar a los demás, es simplemente mi aportación, mi intento de traer algo de un mundo (literario) al otro. Otra persona lo haría de otra manera. Tal vez me equivoco en algunas cosas, tal vez menos de lo que me imagino, porque siempre imagino mucho, pero como dice la fenomenóloga Anna Hogenová, ‘huye del quien dice que nunca se equivoca’”.

 

RETO LITERARIO

 

Tejer y destejar el idioma. El español y el eslovaco está hilvanado por la mente de la traductora. Traducir, reto de intimidad y fascinación. De la narrativa a la poesía, Lucia Duero también va de José Emilio Pacheco y Arqueles Vela a los espejismos de Alejandra Pizarnik y a los versos Anne Carson.

Al traducir primero se copia, descifra, interpreta, adivina, reflexiona las palabras, las ideas, las intenciones. El traductor vive con la obra, en muchos casos se identifica con sus autores. Después trabaja el texto que ha ‘descifrado’ para hacerlo funcionar en el idioma destino de la mejor manera, es decir, que parece que estuviera escrito en esa lengua. Y dialogas con esta obra tal como dialogas contigo mismo y con tu propia vida. Cuando traduzco de verdad, es decir, cuando me adentro en una obra al punto que la vivo como si fuera la única realidad, a veces ni yo sé qué está pasando y quién es quién, qué es lo que hago.

La traducción es una actividad humana muy compleja, que va más allá de la cuestión del idioma, y el mismo idioma es un fenómeno complicado que se rebasa a sí mismo. Hay que hacer el trabajo de la mejor manera posible en el momento, pero no hay que olvidar que uno está siempre en el camino, donde las perspectivas pueden cambiar de un día para el otro. Picabia lo resumió muy bien, ‘Our heads are round so our thoughts can change direction’, afirma.