Es fundamental que se evite el colapso de los sistemas sanitarios nacionales”, señaló la alta comisionada Michelle Bachelet
Ciudad de México
La Alta Comisionada de las Naciones Unidas
para los Derechos Humanos (ONU-DH), Michelle Bachelet, llamó que las “sanciones
de amplio espectro” que se aplican a países que se enfrentan a la pandemia del
coronavirus “deberían ser objeto de una revaluación urgente”, en vista de su
posible repercusión negativa sobre el sector de la salud y los derechos
humanos.
“Es fundamental que se evite el colapso de
los sistemas sanitarios nacionales, habida cuenta de la explosiva repercusión
que eso podría tener en términos de muerte, sufrimiento y ampliación del
contagio”, afirmó Bachelet a través de un comunicado.
“En este momento decisivo, las sanciones
sectoriales deberían atenuarse o suspenderse, tanto por razones de salud
pública como para reforzar los derechos y defender las vidas de millones de
personas en esos países. En un contexto de pandemia mundial, las medidas que
obstaculizan la atención médica en cualquier país incrementan el riesgo que
todos afrontamos”, añadió.
Bachelet hizo énfasis en que “las exenciones
humanitarias ajenas a las sanciones deberían aplicarse de manera más amplia y
eficaz, mediante la autorización rápida y flexible de suministro de equipos y
material médico”.
Un ejemplo de lo anterior es Irán, donde al
menos mil 800 personas han fallecido ya a causa del Covid-19, y los informes de
derechos humanos han insistido reiteradamente en la repercusión de las
sanciones sectoriales sobre el acceso a equipos y medicamentos esenciales,
incluidos los respiradores y el material de protección que necesitan los
trabajadores sanitarios.
“Desde que se detectaron los primeros casos
de Covid-19, hace cinco semanas, más de 50 médicos iraníes han fallecido a
causa del virus. La epidemia que afecta a Irán está propagándose a países
vecinos, lo que aumentará la presión sobre los sistemas sanitarios en países
como Afganistán y Pakistán”, indicó la ONU-DH.
Asimismo, una amplia gama de sanciones podría
obstaculizar los esfuerzos sanitarios en Cuba, la República Popular Democrática
de Corea, Myanmar, Venezuela y Zimbabwe, señaló Bachelet. “En la mayoría de
estos países los sistemas sanitarios se encuentran en situación de debilidad o
fragilidad. El progreso en la defensa de los derechos humanos es fundamental
para mejorar esos sistemas, pero las medidas que obstaculizan la importación de
suministros médicos esenciales, -entre otras el exceso de celo de los bancos en
el cumplimiento de las sanciones-, causarán perjuicios duraderos a las
comunidades más vulnerables.
“La población de esos países no es
responsable en modo alguno de las políticas que han motivado las sanciones y,
en diverso grado, ya han tenido que vivir en condiciones muy adversas durante
largos periodos”, subrayó.
Otro caso más es Venezuela, donde algunos
hospitales “experimentan cortes regulares de agua y electricidad, así como
carencia de medicamentos, equipos, jabón y desinfectante. Aunque esta situación
ya existía antes de las sanciones, la atenuación de éstas permitiría una mayor
asignación de recursos para tratar y prevenir la epidemia”.
“Es de especial importancia la protección de
la salud de los propios trabajadores sanitarios y las autoridades nunca
deberían sancionar a los profesionales de la medicina porque estos señalen las
deficiencias de que adolece la respuesta a la crisis. Los médicos, el personal
sanitario y todos los empleados de los servicios de salud se encuentran en la
vanguardia de esta lucha y nos protegen a todos”, declaró Bachelet.
La Alta Comisionada instó a la unidad de los
dirigentes mundiales. “La cooperación y la solidaridad internacionales son
fundamentales en todo momento para promover los derechos humanos; y ahora
también son vitales para promover los intereses nacionales de cada país”.
Bachelet señaló que los países sancionados
deberían proporcionar información transparente, aceptar las ofertas de
asistencia humanitaria y dar prioridad a las necesidades y los derechos de los
sectores más vulnerables de la población. Además, deberían aprobar medidas que
ofrezcan a las organizaciones nacionales e internacionales las garantías
necesarias para realizar su labor humanitaria sin interferencias.
“Ningún país puede combatir eficazmente esta
epidemia actuando en solitario. Debemos proceder de manera solidaria,
cooperativa y cuidadosa”, afirmó, en alusión al llamamiento formulado la semana
pasada por el Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, que
instó a “una acción política coordinada, decisiva e innovadora” para frenar la
propagación del Covid-19.