• El escritor Juan Carlos Quezadas retrata el drama de las niñas migrantes en su más reciente libro
CIUDAD DE MÉXICO.
Las niñas
migrantes también son vulnerables y así lo demuestra 3934 Kilómetros, la novela ilustrada del escritor Juan
Carlos Quezadas (Ciudad de México, 1970), quien relata la historia de Irene
Madariaga, conocida como la Gata, una niña
migrante de 12 años que abandona su casa, en El Salvador, y vive las dos caras
de la moneda que puede vivir cualquier migrante de su tiempo.
Cuando escribí
esta novela, no estaba consciente de lo que tenían que padecer los niños a la
hora de embarcarse en estos recorridos”, dice el autor en entrevista con Excélsior, luego de ganar el Premio Hispanoamericano
Castillo de Literatura Infantil y Juvenil con esta historia.
“Así que a
construir la historia de una niña que, en su recorrido tratado de encontrar a
sus padres, quienes se habían ido a Estados Unidos, o era lo que más o
menos ella intuía”, comenta.
“Lo que puedo
decirte es que cuando empecé a escribir esta historia me surgió la voz de una
niña cuando llevaba dos o tres páginas. Entonces supe que era una voz
interesante y que ahí estaba la historia, la semilla de la historia que quería
contar”.
“Pero conforme fui
avanzando en la construcción, empecé a investigar, y descubrí que me había
quedado corto en la violencia y los peligros que enfrentan los niños que
recorren esos caminos, porque sabemos que hay niños de cinco a siete años, hoy
en día, en este momento, mientras estamos platicando, que están cruzando o
intentando llegar a algún lugar”.
Entonces me di
cuenta de lo espantoso que es el peregrinar de cualquier migrante, pero sobre
todo de unos niños que muchas veces ni siquiera saben a dónde van y qué es lo
que se van a encontrar”, comentó.
Una de las frases
más crudas que aparece en este volumen es el que descubre Irene Madariaga en
algún momento de la narración, cuando lee: “El Muro es el principio del fin del
principio del infierno”.
Y ella misma explica: “Mil veces durante todos esos años he pensado en
aquella frase anónima y todavía no acabo de entenderla . La he murmurado en
noches de lluvia y en caminatas al sol que parece que nunca van a acabar y sin
embargo jamás he podido comprender exactamente cuáles son ese par de
principios. Dónde acaba uno y dónde empieza el otro.
¿Qué opina sobre
esa frase que descubre Irene Madariaga?, se le pregunta al también autor
de Biografía de un par de espectros y Desde los ojos de un fantasma.
“Te diría que es
un problema espantoso y muy actual. Esta novela la empecé a escribí hace tres
años y muchas cosas que están ahí son súper actuales. De pronto abro el
periódico y encuentro algo que podría contarse en mi novela, por ejemplo la
imagen de Alan, aquel niño sirio de tres años que se ahogó en 2015 y cambió el
rostro del conflicto sirio mientras escribía esta novela”.
Y estoy seguro que
mañana van a suceder otras; es realmente espantoso lo que enfrentan los
migrantes, desde el hecho de abandonar tu casa y dejarlo todo que en sí ya es
espantoso”, aseguró.
Para Quezadas, las niñas y también los niños que vienen de Guatemala o
El Salvador tienen que cruzar las fronteras centroamericanas, luego la mexicana
y, en cada una, el mundo es un infierno, un mundo de problemas, con autoridades
y grupos armados que te quieren robar”.
DESPLAZAMIENTOS
Publicada por
Ediciones Castillo, 3934 Kilómetros traza un recorrido
amplio en torno al tema de los desplazamientos en un contexto de violencia y
marginación, en donde una niña salvadoreña mantiene su humanidad ante
circunstancias arduas y de gran relevancia actual, como el cruel engaño de las
fronteras, la violencia contra los niños, las mujeres y las comunidades más
vulnerables, y que subraya la solidaridad entre mujeres.
¿Cómo definiría el paso de esos niños a través de las fronteras? “Como
un periplo lleno de sufrimiento y dolor. Aunado a esto, a mí me da mucha
tristeza que los mexicanos, siendo un pueblo que incluso es mantenido por
nuestros ocho o diez millones de mexicanos, cuando volteamos el sur, vemos el
asunto como si no fuera con nosotros”.
¿Qué refleja Irene Madariaga del mundo migrante? “Que no es un personaje
bueno ni malo, tal como sucede con las otras dos mujeres que aparecen en la
novela, donde aparece una chica irlandesa que fue ‘exiliada’ de Irlanda a El
Salvador, porque tuvo un hijo; y una bailarina guatemalteca que proviene de un
antro misterioso. Bueno, ambas son buenas personas”.
Por desgracia, añadió, de pronto vemos todos estos fenómenos de la realidad
como si sucedieran en la lejanía, como si no fueran personas. Pero son iguales
a todos nosotros.
¿Por qué son hechos vistos en la lejanía? “Nuestra sociedad ve la
situación como si estuviera blindada o como si estuvieran frente al televisor,
el cine y no ve que cualquier podría convertirse en uno de esos personajes.
¿Cuál fue la parte más compleja? “Diría que las tres me gustaron mucho,
pero lo complicado fue contar sus historias, porque regularmente lo he hecho
desde los ojos de un hombre y esta es mi primer historia completamente
femenina”.
Por último, habló sobre la ilustración de Armando Fonseca: “Me gustó su
trabajo, porque no reproduce lo que se está diciendo aquí, pues el chiste es
complementar la idea y que el lector haga sus preguntas y sus propios nuevos
caminos por recorrer; no me hubiera gustado unos retratos muy realistas”,
concluye.