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Hoy es martes, 8 de octubre de 2024

La escritora María Auxiliadora Balladares traza el encuentro de los cuerpos en su libro de poesía

• La ganadora del Premio Pichincha de Poesía habla de Guayaquil, obra compuesta por 22 poemas

La escritora María Auxiliadora Balladares traza el encuentro de los cuerpos en su libro de poesía

CIUDAD DE MÉXICO.

En Guayaquil (Provincia de Pichincha, 2019), tercer libro de poesía de la escritora María Auxiliadora Balladares (Ecuador, 1980), y con el cual obtuvo el Premio Pichincha de Poesía 2017,  el universo es sofocante, como la ciudad que da título al libro, la versificación está a mitad de ser verso y prosa, con trazo íntimo, casi de apunte de diario, donde se pergeña un territorio, la genealogía de una familia, el roce erótico con la pareja a través de la mirada de un yo poético conversacional, casi oral.

 

En entrevista, la también profesora-investigadora de la Universidad San Francisco de Quito, da cuenta de su libro de poesía, así como de temas en torno a la literatura, la obra de sus contemporáneas y del feminismo. “Lo poético en Guayaquil encuentra su caldo de cultivo en la materialidad del mundo y de los cuerpos. En ese sentido, la experiencia carnal es central en el libro, como uno de los escenarios posibles del encuentro de los cuerpos de las amantes, del amor, que es su tema principal”.

 

Compuesto de 22 poemas, este libro recupera el tono de diario, es decir, es sumamente personal. “Creo que cada uno de mis libros de poemas responde a una necesidad coyuntural. Guayaquil surge en un momento de mucha vulnerabilidad. Creo que ahí trabajo un lenguaje descarnado, con desparpajo. Quería que estos poemas mostraran todo el amor y el dolor que provoca el rompimiento sin pretensiones de ningún tipo.

 

Uno de mis intereses es trabajar un tipo de poema que restaure la posibilidad de la épica para la poesía. No la épica que se produce como constatación o discurso paralelo a la conformación de los Estados nación de Occidente, sino una épica que simplemente recupere para el poema la posibilidad de narrar aquello cuya potencia exija que su medio de expresión sea el poema”, afirma.

Guayaquil, desde el inicio es una declaración de intenciones, es una mirada crítica y poética de esta ciudad de Ecuador. A decir de Balladares, encontró una belleza en este orbe portuario. “Guayaquil es una ciudad compleja, donde nací y la cual dejé a los dos años. Me parecía una ciudad fea, con serios problemas de planificación urbana. Ya adulta, por cuestiones laborales viví allá durante un año. Su clima excesivamente caluroso, su cualidad de capital comercial del Ecuador, la restauración conservadora en esta ciudad tomada por gobiernos de derecha, la convertían en un escenario poco amable.

 

Al llegar e involucrarme con ciertos procesos de resistencia realizados por grupos muy comprometidos con causas sociales y políticas que surgen en medio de ese “desierto”, entendí que hay una belleza en Guayaquil que había sido incapaz de percibir. Ciertas dinámicas sociales en las que se preserva la generosidad incondicional de la gente o su tempo ralentizado también provocaron fascinación en mí y la necesidad de escribir un libro de poemas en donde la ciudad no fuera el simple marco de una historia de amor y desamor, sino una presencia vigorosa, activa y agenciosa”.

EROTISMO Y LENGUAJE

 

Montado en una estructura narrativa, Guayaquil es un libro que sucede entre cuerpos.

 

“La yo poética del libro se identifica totalmente conmigo. Hay mucho cuerpo, sí. Sobre todo, en los poemas que se escriben desde la ausencia del objeto del afecto. Así, la palabra poética deviene una suerte de índice de ese cuerpo ausente.

Nombrar sus partes, regodearse en la memoria del encuentro sexual”.

LITERATURA Y FEMINISMO

Lectora de autores como Sor Juana Inés de la Cruz, César Dávila Andrade, David Ledesma Vázquez y Roy Sigüenza, Rosario Castellanos y Eduardo Lizalde, así como del portugués Fernando Pessoa, en especial de Alberto Caeiro, Balladares reconoce que es muy importante el trabajo literario de autoras latinoamericanas contemporáneas. “Siento total admiración por la literatura latinoamericana contemporánea escrita por mujeres.

“Los proyectos que me interesan son aquellos que se instalan lejos del deseo imperioso por canonizarse y en la necesidad de romper con ciertas prácticas o anhelos como el de la novela total o el de la poesía pura. Y creo que la obra de autoras como Gabriela Ponce, Daniela Alcívar, Mónica Ojeda, Gabriela Vargas Aguirre, Rocío Soria y Andrea Crespo Granda es ejemplo de esto”.

Al cuestionar a la escritora sobre el feminismo, no duda en responder que “el movimiento feminista es el que está moviendo al mundo hoy. Nos ha hecho salir de nuestro adormecimiento para entender  la violencia machista, concluye.