La vida nocturna de la ciudad de La Paz poco a poco va cambiando ante la epidemia del coronavirus, pero no del todo ni tan rápido. El llamado reiterado al autoaislamiento aún no permea y ciudadanos siguen visitando bares y restaurantes del malecón de la capital del estado
La Paz, Baja California Sur.- Los comensales poco se han ido ausentando en las últimas horas de los bares y restaurantes de La Paz, pero resisten el miedo y las noticias que advierten 93 casos de coronavirus en todo el país, confirmados hasta anoche. Parece que los llamados a quedarse en sus hogares frente a la epidemia no han permeado del todo ni en turistas ni en residentes.
A diferencia de otros estados, donde incluso ya se puso un alto a la vida nocturna, en Baja California Sur, aún se observa mediana calma y relajación. En la capital de la entidad van los ciclistas en el malecón y los observan los clientes que ya están comiendo un pastelito del Cinna Rolls o los de más allá, en la paletería La Fuente.
Hombres y mujeres, varios de ellos con sus hijos, jóvenes, parejas, caminan lentamente por el remodelado malecón. No es la afluencia de un segundo día de quincena para muchos. Los antros suben la música, pero faltan clientes. Solo algunos tienen una decena de mesas ocupadas: cervecería La México muestra “músculo” frente a una decena de bares en el malecón así como El Parnazo que no hace mucho cumplió sus 8 años.
Un kiosko del malecón iluminado y algunas personas caminando por allí es el panorama nocturno de un martes cuando a nivel nacional se hacen cada vez más restricciones y llamados para que los ciudadanos se resguarden en sus hogares, pero en La Paz el temor parece llegar primero a los supermercados y los anaqueles de papel higiénico antes que a las mesas de los comensales, quienes ya se preparan para empezar con los nachos con carne asada y queso, y las fieles ambarinas que el mesero dispuso.
Pareciera que los paceños destinan las mañanas para preocuparse y abastecerse en el supermercado y arrasar con los limpiadores y desinfectantes y los rollos de papel. Pero por las noches, quizá ya más relajados, olvidan, pues, ese reiterado llamado a la mesura, a la responsabilidad y al autocuidado.
Aunque la afluencia es menor, la gente pasea, hace ejercicio, anda en bicicleta, saluda, se toma de la mano, conviven tres, cuatro o cinco personas codo a codo en una mesa mientras conversan, beben y eso sí, “textean” en el celular. ¿Quizá alguna noticia sobre el Covid19? Solo ellos saben.
Así la vida nocturna de esta capital donde se han cancelado obras de teatro, festivales, cursos, talleres, donde se han cerrado las puertas al público de los partidos de Mantarrayas La Paz, como medida preventiva, después de la presión en redes sociales.
Así las contradicciones y el comportamiento ciudadano, las disyuntivas y las reflexiones. Los meseros y meseras están recargados en algún pilar esperando los clientes; unos más están movidos de un lado a otro, según sea el caso.
“A nosotros nos falta trabajo, lo necesitamos. ¿Qué hacemos? La gente sigue viniendo, menos, pero llega. ¿Hasta cuándo? Quién sabe, pero mientras, ¿qué más podemos hacer…? Tratar de cuidarnos”, platica uno de ellos antes de ir por la comanda y perderse luego rumbo a la cocina…