• Confía en que se van a abatir los crímenes de odio
Fresnillo, Zac. Desde tierras zacatecanas, donde
encabezó el acto denominado Conmemoración del Día de la Mujer y Programas del
Bienestar, el presidente Andrés Manuel López Obrador llamó a no confundirse ni
a manipular, porque la violencia en contra de las niñas y las mujeres es
incompatible, no es compatible con nuestros ideales, no lo queremos ni lo vamos
a permitir.
Subrayó que haber llegado a la Presidencia
sin tener que pactar con la mafia del poder o grupos de intereses creados le
permitirá desplegar una estrategia de seguridad con énfasis en la atención de
las causas. Por eso, estoy optimista y sé que vamos a reducir el índice
delictivo y se van a terminar los crímenes de odio y los feminicidios, porque
vamos a estar como siempre trabajando con este propósito.
Clima frío y poca empatía de su discurso con
los asistentes al acto, durante el cual López Obrador censuró al
machismo: El que no brinque, a ver, el que no se pare es machista, intentó
involucrar a la gente en su condena. ¡Ahh! ¿Se van a quedar sentados?,
reprochó ante la indiferencia de la gran mayoría, logrando después la
respuesta, poco entusiasta, de la gente, todos en contra de la
discriminación, en contra del racismo, del clasismo y del machismo.
Una arenga oscilante entre la problemática
femenina y sus políticas sociales en la que López Obrador subrayó: quizá
lo más importante que podamos decir el día de hoy es que los programas del
gobierno federal benefician a 21 millones de personas, de las cuales 12
millones 600 mil son mujeres, es decir, 60 por ciento de beneficiarios; de los
310 mil millones de pesos,que estamos distribuyendo, 185 mil millones son para
las mujeres.
Apeló a su terquedad, como virtud, para
superar la coyuntura de inseguridad y de violencia, porque así como fui
terco para llegar a la Presidencia, así soy terco ahora y vamos a serenar al
país, vamos a acabar con la violencia.
Expresó su convicción de que su estrategia de
atender a las familias, de enfrentar las causas de la inseguridad y la
violencia dará resultados, porque ahora no tienen como fundamento, como era
antes, el uso de la fuerza, sino la atención a los graves problemas de
desigualdad, de pobreza, al grave problema de la desintegración
familiar. La familia es la institución de seguridad social más importante
en el país, por eso convocó a sus simpatizantes a no dejar este tema a los
conservadores, sino asumirlo como prioridad.
Largo discurso que incluyó la infaltable
apelación a la historia para hacer un recorrido sobre el papel de la mujer en
los grandes momentos: si había un dirigente independentista, pues tenía a
su compañera, y ¿no platicaban? ¿No le decía él a su compañera cómo estaba la
lucha? ¿No opinaba la compañera de ese independentista?
Arropado por las secretarias de Gobernación,
Olga Sánchez Cordero; del Trabajo, Luisa María Alcalde; de Economía, Graciela
Márquez, y de Bienestar, María Luisa Albores, todas ellas –con excepción de
esta última– con atuendos morados para expresar su identidad con las causas
feministas, López Obrador se asumió como afín a estas reivindicaciones de la
mujer.
Yo estoy a favor de las causas de las
mujeres, dijo, aunque de inmediato acotó: pero no quiero la separación de
mujeres y de hombres; es la lucha de las mujeres y de los hombres.
Insertó la lucha feminista en la histórica
demanda por la equidad social. Para el mandatario, la lucha por los
derechos de la mujer en México y en el mundo tienen como eje principal la lucha
por la igualdad social, la lucha a favor de los humildes, de los pobres, la
lucha contra la explotación de hombres y mujeres, contra la opresión.