Piden priistas al CEN de su partido la renuncia de Gabriela Cisneros a la dirigencia estatal del PRI Ya están hartos de la parálisis partidista en donde se incluye al bisoño secretario general Andrés Liceaga Gómez Esta adversidad partidista se suma la desangelada y fracasada visita de Víctor Hugo Celaya delegado regional del tricolor
Este viernes se cumple una semana de que destacados militantes del PRI sudcaliforniano se reunieron con una representación de su dirigencia nacional en donde resaltó un tema principal: La solicitud de renuncia de Gabriela Cisneros como presidenta del Comité Directivo Estatal de este organismo donde ha sido un completo y rotundo fracaso.
insoportable ya para la militancia activa del tricolor Gabriela Cisneros Ruiz, no solo fue una lastimosa decepción por los resultados obtenidos durante la jornada electoral del 2018, sino porque no ha hecho el trabajo que sus representados esperaban.
Esto se suma a la irrisoria visita realizada recientemente por el coordinador regional del PRI, Víctor Hugo Celaya Celaya, quien definitivamente hizo el ridículo ante reuniones desangeladas y evidentemente desairadas que reflejaron el fracaso de su presencia y el estado de gravedad en que se encuentra este organismo político en la entidad.
Obviamente para la labor partidista que se requiere para este 2020 como año preelectoral para el proceso de julio del 2021, simplemente ya no quieren una dirigente sentada en la silla presidencial del PRI sudcaliforniano.
Precisamente porque literalmente solo ha estado sentada en la silla directiva, en esa reunión a puerta cerrada realizada el pasado viernes, el tema de la renuncia de Gabriela Cisneros fue solicitado a ella misma, en su propia cara y ante la presencia de la representación de la dirigencia nacional de este partido político que se encuentra literalmente en la ruina política.
Esto coincide con la detención de Emilio Lozoya, exdirector de Pemex en el sexenio priista de Enrique Peña Nieto, le abona a la sombra de la descalificación y el desprestigio que vuelve a generar enormes olas de comentarios adversos.
La decepcionante labor de Cisneros Ruiz junto a su secretario general Andrés Liceaga Gómez, ya no soporta la presión de militantes priistas de voto duro que están hartos de la negligencia e indolencia con que hasta ahora se ha manejado al tricolor.
Por supuesto que la renovación de dirigencia estatal es más que necesaria si es que el tricolor pretende tener algún tipo de participación destacada en la próxima contienda.
Por supuesto que en el tórrido horizonte político del tricolor está la posibilidad de hacer alianzas estratégicas con otros partidos sobre todo con Acción Nacional que en la entidad es el partido que mayores posibilidades de triunfo electoral tiene ya desde ahora, sobre todo ante la férrea división interna y pleitos por candidaturas que ya registra Morena.
Habrá que esperar qué resuelve la dirigencia nacional priista que parece estar más empeñada en cuidar su relación con el dirigente nacional de la CROC el diputado federal Isaías González, quien se supone tiene los hilos que controlan a la inepta Cisneros Ruiz y a su bisoño secretario general, Liceaga Gómez.
No hay trabajo interno, no hay apariciones en los medios, no importa siquiera que algunos comités directivos municipales tengan sus oficinas cerradas y que día con día este organismo parece desmoronarse ante las barbas de priistas que aún les duele lo que le sucede al otrora poderoso tricolor.
Encima de todo ello, este partido lanzó a nivel nacional la campaña “échale la culpa al PRI” sin tomar en cuenta que una expresión de esta naturaleza entre los mexicanos, tiene una connotación negativa misma que se potencia con la detención de Emilio Lozoya, un alto exfuncionario federal del gobierno priista que encabezó Enrique Peña Nieto del 2012 al 2018.
Así que si este organismo a nivel nacional incita a la población a culpar de acciones que durante su presencia en el gobierno federal a lo largo de 70 años se registraron en el país, muchos ya desde hace tiempo responsabilizan a Gabriela Cisneros del ínfimo nivel de aceptación ciudadana en el que se encuentra actualmente en la media península.
Está claro que la mayoría de los priistas, hoy por hoy culpan a Gabriela Cisneros y a su equipo de perdedores del penoso momento que vive ahora, aunque vale decir que existe aún un voto duro mínimo de alrededor de por lo menos diez mil votos que pueden ser capitalizados de alguna manera y ayudar en el recuento final de sufragios en caso de aliarse a cualquier otra opción electoral.
Ya veremos si en efecto se atiende la petición hecha hace una semana de renuncia de Gabriela Cisneros a la dirigencia estatal del PRI o si el CEN la sostienen en el cargo hasta el momento de hacer acuerdos con otros partidos y con ello le permitan por supuesto la posibilidad de obtener un tanque de oxígeno político que le ayude acceder a la futura lista de candidaturas para el 2021.
La tolerancia política de muchos destacados priistas está definitivamente a prueba.
¿No le parecer así amable lector?