• La idea es compartir su historia personal, la cual tiene que ver con el abuso que sufrió de niña
Ciudad de México
Hay secretos de familia que no son historias
bonitas, pero cuando emergen de las sombras pueden transformarse en un rayo de
luz que ilumine a las nuevas generaciones.
Esa es la idea que guía el
proyecto Vulna, fotolibro en el que trabaja Lourdes Almeida (Ciudad
de México, 1952) con el propósito de compartir su historia personal, la cual
tiene que ver con el abuso que sufrió de niña.
El tema se hilvana no sólo a
las heridas que cargaban su madre, abuela y otras mujeres de su árbol
genealógico, sino a las situaciones de violencia de muchos personas en México.
‘‘Hay que atreverse a hablar”, propone la fotógrafa en entrevista con La
Jornada, ‘‘sobre todo, para liberarnos y sanar, al menos para comprender
de dónde viene toda esa agresividad que padecemos en este país, la cual se
genera en el seno familiar”.
Terminar con la
negación; ‘‘eso a mí no me pasó’’
Almeida está convencida de que
en la vida debe haber empatía, por eso considera que
“cuando Vulna resuene, muchas mujeres comenzarán a hablar y a
preguntarse cosas, y quizá se podrán evitar las expresiones tan beligerantes
hoy de las chavitas contra la violencia”.
Es así como el fotolibro, si
bien incluye imágenes de los archivos personales de la artista, invita a
cualquiera a hallar su propio reflejo en esas páginas.
‘‘Cada quien le dará la
lectura que quiera, por eso no pongo nombres; también para no herir
susceptibilidades. Soy un puntito en este árbol genealógico, un puntito que
desea limpiar la casa. El abuso se ha dado en muchas generaciones y ahora me
veo como sanadora; no quiero hacer daño, pero las cosas se deben hablar, sin
echar la culpa a nadie, pero hay que terminar con la negación, con decir: ‘eso
a mí no me pasó’ o ‘eso no tiene nada que ver conmigo’.”
La fotógrafa, galardonada en
2017 con la medalla al mérito en la edición 18 del Encuentro Nacional de Fototecas,
lleva casi tres décadas enfrascada en el estudio de su genealogía. Sus
investigaciones la llevaron a atar cabos. Explica: ‘‘Por ejemplo, ahora
entiendo por qué a mi mamá le encantaba subirse a un árbol, donde decía que se
sentía protegida porque nadie la encontraba. Ella siempre fue una niña muy
solitaria, prefería encerrarse a leer. Ahora sé que fue por el abuso que
sufría”.
Vulna se publicará en el
primer semestre de este año; ‘‘es un proyecto sencillo, por donde me han
llevado mis tutoras Ana Casas y Beatriz Novaro (como parte del laboratorio
fotográfico Sinapsis, impulsado por el colectivo Hydra), quienes me sugirieron
que no contara todo ni muchos detalles; entonces está quedando un fotolibro muy
sutil, donde está reflejado el dolor, pero también esa venda que tenemos en los
ojos todo el tiempo.
‘‘Comienza con mi historia y
luego incluyo otra similar, la de la mamá de mis nietas, quien también ahora
hizo el esfuerzo de escribir su relato, lo cual es muy importante por la
violencia que hay ahorita contra las mujeres, pues el silencio la atrae.
‘‘Además, es relevante que se
sepa que los abusos sexuales no suceden sólo en familias humildes o promiscuas.
La violencia contra las mujeres se da en todos los estratos sociales y
económicos, y viene de mucho tiempo atrás.
‘‘Nuestras madres sabían que
nos podían lastimar y les faltó hablarnos de ello, mostrarnos su
vulnerabilidad. Por eso es importante contar ahora estas historias, como ha
hecho ya Elena Poniatowska en su novela El amante polaco. Es bueno
que se sepa que los abusos y la violencia suceden también en las familias
ricas.”
Si bien el fotolibro todavía
no se publica, las personas que saben que Lourdes Almeida trabaja en él se
acercan, aún sin conocerla, para decirle: ‘‘yo también”. Por eso,reitera, está
segura de que ‘‘ahora es el momento para compartir estos relatos, compartir el
dolor. Todos nos identificamos, comenzamos a hablar, y ese es el primer paso
para sanar”.