• Con el fallecimiento del pensador, se apagó una de las voces más luminosas de la cultura universal y de la crítica literaria
CIUDAD DE MÉXICO.
Falleció ayer el crítico literario, filósofo,
académico y profesor francoestadunidense George Steiner (1929-2020) a los 90 años de edad.
La
noticia fue confirmada por su hijo, David Milton Steiner, a The New York Times,
en cuyo suplemento colaboraba e informó que el deceso sucedió en su casa en
Cambridge, Inglaterra.
Su
trabajo como crítico literario fue conocido y celebrado en todo el mundo.
Recientemente, la editorial Grano de Sal publicó la traducción de Necesidad de música,
un volumen con 28 textos demoledores sobre la cultura musical de nuestro
tiempo.
En entrevista, el editor Tomás Granados,
director de la editorial Grano de Sal, aseguró que, con la muerte de Steiner,
“perdemos al último de una tribu”.
Aseguró
que no sólo “padeció marginalmente los horrores del nazismo, sino que habló sin
dificultad media docena de lenguas, recorrió una excepcional ruta académica por
las instituciones de mayor prestigio del mundo occidental, como estudiante y
profesor, y se ganó un lugar en la prensa colaborando para publicaciones tan
diversas como The Economist y The New Yorker”.
Asimismo, destacó que fundió la historia de
la literatura con la del pensamiento, ya que “abordó géneros tan dispares como
el ensayo erudito y la poesía, la crónica y la biografía, el cuento y la
reseña”.
Aunado
a esto, “fue un melómano, devoto del uso de la memoria, reacio a aplaudir los
logros de la tecnología, y la suya es la imagen del lector clásico, ese que
alumbra lo que lee”, comentó.
Mientras
tanto, el mundo cultural cerró filas en torno a las aportaciones del pensador y
crítico clave para comprender el pensamiento del siglo XX. Fue el caso del
escritor y editor Rafael Pérez Gay, quien lo definió como un “gran
crítico de los siglos XX y XXI” y autor imprescindible de libros como La muerte de la tragedia, Lenguaje y silencio, Después de Babel (traducido
por Adolfo Castañón), y lo refirió como “un crítico (que) siempre enseña a
leer”.
Por
su parte, el escritor Julián Herbert (Acapulco, 1971), recordó que lo primero
que pudo leer de este autor “fue un ensayo sobre las Cartas del Vidente del
poeta (Arthur) Rimbaud, creo que en 1990. Lo último, su colección Necesidad de música,
un hermoso viaje de tres décadas por territorios lúcidos. Gracias, maestro.
Feliz viaje”.
Y añadió: “Steiner decía que la letra “k” le
pertenecía a Kafka de una manera en la que, por ejemplo, la letra “s” nunca
podría pertenecerle a Shakespeare”.
También escribió el ensayista Armando
González Torres: “Adiós a George Steiner, se apaga una de las últimas
inteligencias totales de nuestro tiempo”.
Y
destacó su lectura de Lecciones de los maestros, esa evocación a la vez
panorámica e íntima de los procesos de trasmisión de saberes.
Por último, el poeta José Homero, lo recordó
como “el último de una estirpe de pensadores literarios cuya erudición no reñía
con la sensibilidad ni con el conocimiento de otras artes”. Mientras que el
editor y ensayista Héctor Orestes Aguilar, que lo perfiló como “un autor que
siempre, aun en sus obras menores, aporta hallazgos deslumbrantes”.
George
Steiner fue uno de los críticos literarios y pensadores indispensables de la
cultura contemporánea, autor de libros como Tolstói y Dostoievski, Lenguaje y silencio: ensayos
sobre la literatura, el lenguaje y lo inhumano, Extraterritorial: ensayos sobre
la literatura y la revolución lingüística, Después de Babel. Aspectos del
lenguaje y la traducción y Sobre la dificultad y otros
ensayos, entre muchos más.
Fue docente de la Universidad de Cambridge y
durante 20 años fungió como profesor de Literatura comparada en la Universidad
de Ginebra, en la cual fue reconocido con el título de profesor emérito.
Además
de académico, cuenta con una gran obra de narrativa en la cual destacan
libros: El
año del señor (1964), El traslado de A. H. a San Cristóbal (1981), Prueba y tres parábolas (1992),
y Las
profundidades del mar y otra ficción (1996).
Además, fue parte de distintos programas de
radio y televisión de la BBC de Inglaterra, donde discutió y debatió con otros
expertos una variedad de temas como Freud y el psicoanálisis, el semitismo de
T.S. Eliot y el legado de la teoría francesa.
Formó parte de una generación de críticos
literarios, junto con otras figuras como Harold Bloom, que discutió ampliamente
el canon del arte occidental.
Dejó
un legado de más de 20 libros de ensayo acerca de distintos temas como la obra
de Martin Heidegger y Homero, así como la importancia de Antígona en el pensamiento occidental.