• Se encuentra abandonada y en resguardo de 4 personas
Ciudad de México. Abandonada, en resguardo de sólo cuatro
personas, la mansión que Soledad Orozco, viuda del ex presidente Manuel Ávila
Camacho, donó en 1996 al gobierno de México para ser ‘‘residencia ocasional de
mandatarios extranjeros” y ‘‘para funciones propias de la Presidencia de la
República”, durante el primer año de la administración de Andrés Manuel López
Obrador no cumplió con esa función.
Ese inmueble de poco más de 5 hectáreas que
se ubica en el fraccionamiento La Herradura, en Huixquilucan, estado de México,
resguarda mil 300 obras de arte y ‘‘objetos de difícil reposición”
prácticamente desconocidos por la población, en tiempos en los que la casa
presidencial de Los Pinos se abrió al pueblo para convertirse en complejo
cultural.
En cambio, la versallesca casona de
Huixquilucan, conocida como Los Pinitos por la clase política que disfrutó ahí
ostentosas fiestas y reuniones privadas durante los sexenios de Vicente Fox,
Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, mantiene un destino incierto del que los
actuales funcionarios federales no quieren hablar. Se sabe que existen
herederos de los Ávila Camacho que, por medio de abogados, reclaman la
propiedad con el argumento de que no se ha cumplido con el acuerdo publicado en
junio de 2017, en el cual se dispone que si la Presidencia de la República da
un uso distinto al designado, o bien la deja de utilizar o necesitar, esa
propiedad se retiraría del servicio a la Presidencia para ser administrada por
el Instituto de Administración y Avalúos de Bienes Nacionales.
Además de adornos de porcelana, candiles de
cristal cortado de Baccarat, esculturas de mármol, tapices franceses, decenas
de muebles de caoba estilo Luis XV, así como una colección de fusiles de los
años 40 con el escudo nacional, en las paredes de la mansión, también conocida
como Residencia Soledad Orozco, cuelgan obras de arte únicas, como el
cuadro Vendimia
de flores, de Diego Rivera, que muy pocas personas han tenido
la fortuna de admirar, como informó a detalle este diario hace un año.
También decoran la casa un autorretrato de
José Clemente Orozco, de 1940, con ‘‘valor de inventario” de 6 millones 310 mil
240 pesos; un retrato de Simón Bolívar, de David Alfaro Siqueiros, también de
esos años, cotizado en casi 4 millones de pesos, y al menos tres óleos del
pintor novohispano Miguel Cabrera, valuados en un millón 350 mil pesos cada
uno. Hay quienes calculan el precio de esa residencia en mil millones de pesos.
·
Ni
monumento histórico ni artístico
De acuerdo con datos
proporcionados por la Plataforma Nacional de Transparencia, el gobierno redujo
hasta 98 por cierto los gastos que la mansión generaba, al menos en consumo de
luz. Según sus cifras, se pasó de pagar casi 2 millones de pesos al mes, a
gastar por bimestre hasta 35 mil pesos (en abril-mayo, la suma más alta
reportada).
En total, el gobierno de López Obrador
desembolsó 144 mil 298 pesos por el servicio de luz de la mansión, cifra que no
se compara con los casi 300 millones de pesos del erario que la administración
de Peña Nieto erogó con el fin de mantenerla disponible para fiestas y
reuniones.
Respecto del impuesto predial, se informó que
durante 2019 el inmueble ‘‘estuvo exento de pago por el ayuntamiento de
Huixquilucan, estado de México”. No se proporcionaron datos acerca del gasto en
agua ni mantenimiento de la residencia que en 2007, por ejemplo, fue
impermeabilizada con un gasto de 239 mil 942 pesos y en 2009 tuvo una
reparación y mantenimiento de luminarias por 58 mil 328 pesos.
De los cuatro servidores públicos que según
el área de Recursos Humanos de la Oficina de Presidencia se encargan de la
residencia (sin especificar funciones), uno recibe sueldo mensual de ‘‘mando”
(alrededor de 17 mil pesos) y los tres restantes salarios de poco más de 10 mil
pesos.
Hace un año, cuando La Jornada difundió
detalles acerca de la mansión ubicada en Bosque de Antequera 60, el legislador
Sergio Mayer, presidente de la Comisión de Cultura y Cinematografía de la
Cámara de Diputados, consideró que vale la pena revisar el tema de la
Residencia Soledad Orozco, ‘‘pues la casa es parte del patrimonio cultural e
histórico del país, además de las obras de arte que hay en su interior”.
Entonces aseguró que como legislador tomaría cartas en el asunto pero hasta la
fecha no ha proporcionado más información al respecto.
En marzo de 2017 el responsable inmobiliario
de la Oficina de la Presidencia de la República informó que la casa que
perteneció al ex presidente Manuel Ávila Camacho (1897-1955) y su esposa ‘‘no
es considerada monumento histórico o artístico, conforme al criterio no. 2/2011
del Comité del Patrimonio Inmobiliario Federal y Paraestatal, publicado en
el Diario
Oficial de la Federación el 19 de enero de 2012”. El uso de
suelo que tiene autorizado es ‘‘habitacional unifamiliar”.
Se sabe que Ávila Camacho tuvo la intención
de legar al pueblo de México su residencia de La Herradura con la idea de que
ahí se instalara una escuela o una biblioteca pública, pero su viuda, Soledad
Orozco, se empeñó en que la mansión sirviera para hospedar a visitantes
distinguidos.
En noviembre pasado, cuando México brindó
asilo político al presidente boliviano Evo Morales, corrió el rumor de que la
mansión de Huixquilucan sería el hogar del mandatario sudamericano. Vecinos de
la zona incluso reportaron movimiento inusitados en los alrededores y algunos
colonos del fraccionamiento protestaron en redes sociales. Al final, nadie
confirmó que Morales haya pernoctado entre las obras de arte únicas que
permanecen fuera de la vista del público.
Según información proporcionada por la
Plataforma Nacional de Transparencia, ‘‘no existe evidencia documental’’ de
visitantes distinguidos ni de actividades administrativas en la mansión de
Huixquilucan durante 2019.