La Paz, Baja California Sur.- Leonel Cota Montaño “mancilló” al Partido Revolucionario Institucional (PRI) por su traición cristalizada con su llegada a la gubernatura en 1999, celebrada recientemente en un evento como los “21 años de alternancia política” en Baja California Sur (BCS).

Esto señaló Raúl Antonio Ortega Salgado, exsecretario general de Gobierno de Baja California Sur (BCS) durante el sexenio de Guillermo Mercado Romero (1993-1999), quien fue el último mandatario priista.

“Es una pérdida de tiempo estar magnificando un evento ya añejo que más que de celebración, el aniversario debería ser una celebración pero de la serie de perversidades y traiciones que sostuvieron para asumir el poder en aquel tiempo”, señaló el exfuncionario.

“Él llegó a la gubernatura y lo primero que hizo fue tratar de desbaratar más al partido que le dio vida, posiciones y cargos públicos”, expuso.

Recordó que en ese año el Comité Directivo Estatal (CDE) del PRI fue desalojado con el uso de la fuerza pública de un edificio ocupado por la dirigencia desde que BCS se encontraba en condición de “territorio”, propiedad del gobierno de BCS.

“Para un lucimiento personal [Leonel] desalojó a los dirigentes con uso de la fuerza mancillando personas que estaban ahí, mujeres, hombres, con golpes, destrozó el mobiliario con ilegitimidad y el abuso de poder si se hizo pero no se pudo hacer nada de tipo legal”, dijo Ortega.

Dijo que su llegada al poder con el Partido de la Revolución Democrática (PRD) fue una “asonada” planeada por el comité municipal del PRI, que se volcó en contra de Mercado Romero y de los dirigentes priistas de antaño.

“Yo lo advertí en su oportunidad que todos esos actores [del leonelismo], Rodimiro Amaya, Molina, Manuel Salgado, toda la caterva de personas que integraron ese grupito nos iban a traicionar y sucedió, no hay nada que celebrar”, señaló.

“Traicionaron la confianza del PRI, se van a traicionar internamente también entre ellos, no hay mucho que aportar y mucho menos qué celebrar. A mí me da risa [su celebración]”, dijo además el exfuncionario.

Expuso que 1990 “no significó nada” para el desarrollo político de los sudcalifornianos, ya que los perredistas continuaron dividiendo “su caterva de poder”.