• Hegemonía de partidos
Nadie duda que la hegemonía de
un partido político, depende siempre de los acuerdos o desacuerdos que existan
entre dirigentes y militantes, y también de lo que se haga o deje de
hacerse al interior del partido. Y por tanto, son sus dirigentes y sus
militantes los únicos responsables de que perdure y no se resquebraje la
unidad, y que por tanto se procure, y perdure la permanencia en el poder del
partido en cuestión.
Sin embargo, he de acotar al
iniciar el tema, que todos los entes políticos aglomerados en cada uno de los
partidos, --absolutamente todos--, en las acciones que realizan anteponen su
interés personal y de grupo. Y por tanto, no hay uno que lo haga ni por
principio partidista, ni mucho menos porque sienta suyos los problemas del
pueblo.
De esa hegemonía a que hago
referencia, existen pruebas fehacientes. Y para ello es cuestión de recordar
que el Partido Revolucionario Institucional fue el primero en disfrutar esa
hegemonía, la cual –incluso--, lo llevó a perpetuarse en el poder por más de
medio siglo de manera consecutiva. Pero un día, los bandazos y desacuerdos en
su interior hicieron perder el equilibrio del PRI, hasta que al paso de los
años lo condujo al ostracismo.
Después, en el caso de Baja
California Sur, la fuerza hegemónica se puso de manifiesto en 1999 con el
Partido de la Revolución Democrática. Pero al igual que sucedió con el partido
anterior, las discordias al interior del PRD ocasionaron serias rupturas,
provocando que su paso por el poder fuera pasajera, pues lo mantuvo solo un par
de sexenios.
Luego entonces, --repito--,
siempre, han sido las desavenencias al interior de cada uno de estos partidos
las que han marcado la pauta para provocar el divisionismo y la desbandada, y
por consecuencia la pérdida del poder.
Ahora bien, si hacemos
referencia a la hegemonía que hasta ahora mantiene el Movimiento de
Regeneración Nacional, habríamos de decir que justo en estos momentos, por los
caminos de Morena se ha levantado mucha polvareda, y entonces las
diferencias que se han remarcado en los últimos tiempos nos obliga a pensar que
Morena, podría correr la misma suerte que los partidos ya descritos.
Y lo peor es que en este
último partido, las discrepancias iniciaron desde la cúpula, justamente
al destronar a su dirigente Yeidckol Polevnsky Gurwitz. Lo que por
consecuencia nos deja en claro que las fragmentaciones desde las alturas
podrían ser todavía más cruentas. Más aún si tomamos como lección la vieja
sentencia de que entre más alto es el porrazo más dolorosa es la caída, por lo
que, tendremos que asegurar que se provocarán serias fracturas.
En efecto, hay
muchos morenistas que ya quieren ver fuera de la dirigencia a Yeidckol
Polevnsky Gurwitz, (apa nombrecito). Aunque también hay que decir que los hay
otros muchos que quieren perpetuarla allí. Y lógicamente todos, absolutamente todos,
---como ya lo dije-- dejan en claro su interés personal y de grupo.
Ejemplos de desacuerdos ya hay
muchos, Y para ilustrar lo anterior saltan las diferencias generadas al
interior de las fracciones parlamentarias de Morena tanto en el Congreso de la
Unión como en algunos Congresos de los estados. Hechos que sobre todo tienen
que ver con alcanzar el liderazgo de la Junta de Coordinación Política, Sin
descartar diferencias con algunos que ostentan cargos de representación popular
como es el caso concreto de lo suscitado con el alcalde paceño Rubén Muñoz, y
cuyo caso ya registra y analiza la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia
que dicho sea de paso está tomando las medidas pertinentes y buscará aplicar
las sanciones correspondientes.
Aunado a ello, los
desencuentros ya brotan en otros estados del país, como Oaxaca,
donde Kenia Martínez García, lideresa juvenil de Morena habla de divisionismos,
lo mismo que en Quintana Roo donde Yensunni Martínez Hernández, coordinadora del
Distrito 02 de Morena, reconoce la existencia de divisionismo interno. Mientras
en San Luis Potosí, el enojo provocó la renuncia del secretario de Finanzas del
Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), Enrique Serrano Contreras, para
luego advertir que la “camarilla” del actual dirigente, Sergio Serrano
Soriano, busca mantener a toda costa el control del partido.
A todo ello se suma lo opinado
por el presidente del Movimiento Nacional por la Esperanza (MNE), René
Bejarano, tras alertar que hay riesgos que podrían truncar el proyecto de la
Cuarta Transformación que encabeza Andrés Manuel López Obrador, subrayando que
“ninguna aspiración por legítima que sea está por encima del proyecto de la
Cuarta Transformación”. Luego dijo que “se están repitiendo vicios como el
grupísmo, la difusión de conflictos internos en los medios de comunicación y
los ataques”.
Y lo peor es cuando en el Foro
Nacional de Militantes de Morena se exigió una auditoría externa al uso de las
prerrogativas del partido, por parte de Yeidckol Polevnsky, al acusar malos
manejos y donde se demandó a la presidenta permitir el relevo en la dirigencia
nacional de Morena y la realización del Congreso Nacional extraordinario.
Denunciado asimismo que incumplió el acuerdo firmado junto con Bertha Luján
para lograr un Congreso de unidad, en aras de mantenerse en el cargo por tiempo
indefinido, y anunciaron que en el Congreso solicitarán una auditoría externa
al uso de las prerrogativas de Morena.
Incluso se criticó severamente
que Morena haya estado en riesgo el año pasado de quedarse oficialmente sin el
mínimo de militantes requeridos para conservar su registro: “lo cual hubiera
sido una vergüenza nacional” se dijo.
Ha todo ello hay que agregar
que es la propia Polevnsky quien reconoce la existencia de divisionismo al
interior del partido, y a lo cual se suma el enfrentamiento que desde
hace tiempo ha mantenido con Bertha Luján Uranga, Presidenta del Consejo
Nacional, quien ha cuestionado duramente a la Polevnsky al decir que “la
dirigencia de Morena se va a ir al infinito”. Y lo cierto es que todo lo
anterior pone de relieve desencuentros, que uno por uno van provocando pequeñas
fisuras hasta lograr grandes boquetones por donde, así como un día entraron,
así saldrán grupos.
Es más, ya hay un el
dirigente de Morena por mandato del Congreso Nacional de ese partido: Alfonso
Ramírez Cuéllar, quien advirtió que “si seguimos en la barandilla y en juzgados
desgastándonos, lejos de que Morena sea el principal apoyo, entonces Morena
seguirá ausente”.
Cuestión de tiempo.