• El avión en cachitos
Abrigadas siempre por los
medios masivos de comunicación, han sido las nefastas cortinas de humo las que
han cobijado los múltiples errores y los negativos resultados de los gobiernos.
Como ocurrió en el año de 1968 cuando tuvo cabida una de las grandes tragedias
del país: La matanza de Tlatelolco, y la cuál intento ocultar el gobierno con
los Juegos Olímpicos que se realizaron solo semanas después de ese fatídico
incidente ocasionado por el Gobierno Federal y respaldado –como lo escribo--
por televisoras y la mayoría de los medios masivos de comunicación.
En efecto, con esas cortinas
de humo ya se quemó Carlos Salinas de Gortari, con su muy famoso chupacrabas, y
fue justamente cuando comenzaron las críticas para su gobierno que ya se iba,
y, aunque ciertamente las primeras noticias sobre éste personaje
siniestro llegaron de Puerto Rico, fue en nuestro país fue donde más
controversia desató y donde más se aprovechó su presunta existencia, y sería
donde aumentaría su rating el señor Jaime Maussan y abultaría su cartera.
Por otro lado, no se olvida
que día con día y noche con noche se hablaba de un caso específico ocurrido en
México: la muerte de la niña Paulette. El pueblo se mantuvo expectante y
pendiente de las noticias, las entrevistas, las recreaciones, los
televisores; con lo que, el gobierno federal, encabezado entonces por
Felipe Calderón, hacia distracción del pueblo y que se olvidara de todas
las demás injusticias que estaban pasando en el país, y lo más extraño, el caso
se dio justo en el momento que el estado fallido de Felipe Calderón se estaba
mostrando al mundo, los jóvenes asesinados en Juárez, Monterrey, Durango.
El caso fue que las críticas
del gobierno estadounidense sobre la fallida guerra contra el narco, y cuando
todo esto estaba en su apogeo, extraña y casualmente llegó la noticia bomba,
sobre el caso de la niña perdida y luego hallada muerta, que por ende, acaparo
todos los reflectores.
Por otro lado otra gran
tragedia lo fue el Incendio de la Guardería ABC ocurrido el 5 de junio de 2009
en Hermosillo, Sonora, donde fallecieron 49 niños y 106 resultaron heridos,
todos de entre cinco meses y cinco años de edad, también durante el mandato de
Felipe Calderón. Lamentablemente, a sabiendas de que el Futbol es el deporte
favorito y más popular de los mexicanos. El gobierno lo aprovecho como
distracción para el pueblo, pues mientras la selección mexicana le ganaba a la
francesa; en nuestro país se daba la resolución del caso de la guardería ABC,
en el cuál, no hubo ni una sola persona culpable de dicha tragedia a pesar de
haber pasado más de una década.
En efecto, la selección de
fútbol de México fue uno de los 32 equipos participantes de la Copa Mundial de
Fútbol de 2010 que se realizó en Sudáfrica tan solo al año siguiente de
aquellos hechos. Y como se recordará el conjunto mexicano se enfrentó en
octavos de final contra Argentina, encuentro que terminó con una derrota 3:1,
finalizando así en el lugar número 14 del torneo, pero por ende, la atención de
todo México se centró en el mundial, lo que el gobierno aprovechó para darle
gran difusión y ocultar a los niños y niñas fallecidas tras esa cortina de
humo.
Con otras cortinas de humo,
tal vez de diferente color, pero que persiguen los mismos objetivos, buscaría
tapar sus errores Enrique Peña Nieto justo cuando el gobierno Federal pasaba
por la peor crisis de credibilidad; y Elba Esther Gordillo se convertiría
en conejillo de indias para humear los desaciertos del sistema al ser detenida
justo al día siguiente que se aprobó la “Reforma Educativa” por el Pacto por
México. Noticia que, por su gran importancia, acaparó todos los
reflectores.
Además, con lo anterior no
solamente se trató de minimizarlo que pudiera surgir con la reforma educativa,
si no que el gobierno intentó con ello restar importancia a la privatización de
PEMEX y al aumento de IVA.
Ya después, la cortina de humo
operó de nuevo cuando el pueblo lo acusó de ser el autor de desaparecer a 43
estudiantes de Ayotzinapa; y entonces con manifestaciones a lo largo y ancho
del país el gobierno de Peña, se sentía agobiado ante tantas muestras de
repudio. Hasta que lamentablemente Falleció Chespirito, aprovechando para
“colgarse" de ese hecho y lograr concentrar la atención del pueblo en la
muerte del famoso comediante.
En síntesis, en el caso
concreto del actual gobierno federal, desde donde hoy salta la ocurrencia de
rifar el avión presidencial, sin duda que con ello busca tapar esas fallas
cometidas en materia de seguridad y economía, por citar solo algunos aspectos.
Sin embargo, los memes
surgidos de las ocurrencias de los mexicanos, no han dejado de fluir
especialmente en lo que se refiere a ¿qué diablos va hacer con un enorme avión
la persona que obtenga el gran premio de la lotería?
Y aquí por cierto, le asiste
la razón al amigo Gerardo Berúmen, (experto en estos menesteres después de
varios años de expender lotería) al decir que si alguien se quiere sacar el
avión, deberá comprar series completas. De lo contrario, el avión tendrá que
hacerse cachitos y dividirse. De manera que para un ganador podrían ser
las llantas, para otro las alas, para otro los asientos, para otro el fuselaje,
para otro el motor, Etc. porque la serie consta de 20 cachitos, y entonces, si
se vende por cachitos, pues el Premio Mayor –como siempre sucede-- se tiene que
dividir.
Así es que viéndolo todavía
más coloquialmente, al dividirse el Premio Mayor por estados, podríamos decir
que las llantas se irían para Chihuahua, las alas para Sinaloa, los asientos
para Nuevo León, el fuselaje para Baja Norte, y el motor quedarse
en la Ciudad de México.
Y por cierto que al presidente
le va a caer de perlas el poder ampliar su cortina de humo si el Magno Sorteo
del avión lo organiza para septiembre, ya que justamente el 19 de septiembre de
este año la Lotería Nacional para la Asistencia Pública, más conocida como
Lotería Nacional, cumple nada más y nada menos que 250 años de existencia
después de haber sido fundada por don Francisco Javier de Sarriá el 19 de
septiembre de 1770.
Por lo pronto mientras son
peras o manzanas, lo cierto es que el Boeing 787-8 de la serie Dreamliner que
ya quedará bajo el resguardo de la Secretaría de la Defensa Nacional
donde debió haber estado siempre, le ha costado al gobierno cerca de 500
millones de pesos como pago de la anualidad por el uso en un hangar de
California, Estados Unidos.
Y la pregunta obligada es:
¿Para qué diablos se lo llevaron?
Cuestión de tiempo-