• El estelar guardia de los Trail Blazers de Portland explotó a la ofensiva en los más recientes partidos, con lo que impuso una nueva marca de promedio de puntos en un lapso de seis encuentros
CIUDAD MÉXICO.
En un lapso de seis juegos nadie ha sido más prolífico en
la historia de la NBA que Damian Lillard.
La estrella de los Trail Blazers disfruta de un periodo
de gracia a estas alturas de la temporada en la que 2020 se está convirtiendo
en un año inolvidable: del 20 de enero al 1 de febrero tuvo promedios de 48.8
puntos y 10.1 asistencias en media docena de partidos en los que Portland
reavivo sus anhelos de postemporada al firmar una marca de 5-1.
A los 29 años Lillard muestra su capacidad
de resiliencia después de ocho años en la liga.
Actualmente promedia 29.8 puntos y da 7.9 asistencias por partido para tener
los más altos registros de su trayectoria.
Y el estelar guardia muestra su capacidad de rehacerse
después de que en las más recientes postemporadas ha visto cómo se apagan las
ilusiones de su equipo con sendas barridas (Warriors 2019, Pelícanos 2018,
Warriors 2017).
Esta campaña avanza y con su frenesí de meter puntos es
el único que le pone cara al voraz apetito de James Harden al ser líder con un
partido de 61 unidades, presumir uno más con 60 y otro con 51. Harden lidera el
listado entre los mejores anotadores con cuatro de los duelos entre los 10 más
abultados con 54, 55, 59 y 60 puntos.
Con la llegada del nuevo año vino también el crecimiento
ofensivo del armador que se ganó una posición estelar en la liga después de ser
seleccionado en el draft de 2012 por los Blazers procedente del humilde
programa de la universidad de Weber State, que apenas ha sido el origen de una
decena de basquetbolistas que han llegado a la NBA.
Lillard concluyó enero con promedios de 34.1 puntos y 8.4
asistencias, los mejores en la medición mensual luego de que cerró 2017 con un
diciembre en el que tuvo promedios de 27.0 puntos y 7.9 asistencias. Noviembre no
fue mucho mejor con 26.6 puntos y 7.2 asistencias.
El veterano guardia aprendió a jugar basquetbol en las
canchas del barrio de Brookfield, Oakland, donde dio sus primeros pases en
dirección a ser una estrella. Hace cuatro años firmó un acuerdo por 139
millones de dólares que le cambió la vida y lo llevó a formar parte de una
élite de estrellas multimillonarias.
Su capacidad anotadora ahora encuentra un nuevo punto de
lanzamiento y con esa brillante característica los Blazers pavimentan un camino
para pelear por estar en la postemporada, en la que el año pasado
llegaron hasta la final de la Conferencia Oeste.
Lillard es el rostro con el que Portland más se
identifica y sobre su potencial descansan sus anhelos de acabar con una mala
racha en los playoffs gracias a sus soberbias actuaciones.
Al menos esta campaña no se toparían con los
Warriors, sus verdugos recurrentes, en una serie de
postemporada al estar el cuadro de Golden State sumido en uno de los peores
años de la franquicia.