Resulta evidente que ante el acelerado crecimiento urbano se siga sin la preparación de los gobiernos en el tema de las reservas territoriales para garantizar a corto o mediano plaza el avance de la ciudad, lo seguirá traduciéndose en que la demanda siga superando a la oferta por falta de extensión de tierras para fines de vivienda
San José del Cabo, Baja California Sur. - Muy apartado de los pintorescos paisajes, lujosos hoteles, mansiones y desarrollos turísticos que identifican a Los Cabos se esconde una realidad que alberga rostros tristes y un sinfín de carencias.
Son familias completas que están hundidas en la pobreza e indiferencia de autoridades, algunas de ellas dejaron atrás sus estados de origen y arribaron a este destino turístico con la idea de garantizar oportunidades de empleo y brindar mejores condiciones de vida para la suyos.
Desgastados trozos madera, láminas regeneradas y pedazos de lona desgarrados dan forma a la mayoría de “viviendas” que han sido levantadas en las zonas más escondidas de la ciudad, y, para algunas familias pudiera representar la mejor inversión que han hecho en un par de años para contar con un patrimonio, el cual frecuentemente es acechado por el fantasma del desalojo o huracanes.
Originaria del estado de Sinaloa, Rosa María Plata Rodríguez, compartió a Diario El Independiente que desde hace aproximadamente 18 años llegó a Los Cabos, contratada por una empresa constructora. Encantada por la mezcla del crecimiento potencial, oportunidades de trabajo y majestuosos paisajes, al término de su contrato decidió quedarse en el polo turístico, sin imaginar que desde entonces enfrentaría una cruel realidad.
Con el paso del tiempo, a la falta de mejores empleos y más remunerados se sumaría la falta de oportunidades para ser tomada en cuenta en los programas de vivienda, situación que tarde que temprano terminó por orillarle a instalarse en una zona catalogada como de alto riesgo, donde actualmente vive.
Rosa María, se gana la vida ayudando a clientes de conocida tienda de autoservicios a cargar y llevar “mandado” hacia los vehículos, además de que en ocasiones colabora en el acomodo de “carritos” de la empresa, que son dejados en las zonas de estacionamiento.
El hecho de disfrutar de una vivienda digna y decorasa es un sueño que cada año se difumina para doña Rosa, ni se diga la posibilidad de poder rentar una casa, pues señala que con lo que el dinero que obtiene de la voluntad de ciudadanos por la labor que realiza, alcanza solo para comer, aunque ha habido ocasiones en que el alimento ha hecho falta en su mesa por la precaria situación económica con que debe lidiar día tras día.
“Realmente no veo ninguna oportunidad de poder tener una casa digna, es solo un sueño, mucho menos poder rentar porque hay ocasiones en que no saco ni para comer. Hace mucha falta que las autoridades volteen a ver a los más necesitados, se sufre y se vive muy difícil estando en estas condiciones, no pediría que me regalaran una casa, sino que por los menos me apoyaran con poquito material para terminar de construir la que tengo” compartió.
A la par, expresó la señora Plata que es en época de lluvias cuando la situación en que vive, empeora, pues al no tener un piso firme hay lidiar con inundaciones y pérdida de pocos bienes y pertenencias, es entonces cuando se presenta unas de las circunstancias que no solamente afectan el modesto patrimonio, sino que dejan al descubierto las vulnerables condiciones en las que habita.
Otra situación, mencionó, es que debido a la cercanía del cauce de un arroyo en que se encuentra ubicada su vivienda, en época de verano el calor se vuelve insoportable mientras que en el invierno el frío cala hasta los huesos, aunado a la falta de servicios básicos, como lo son; energía eléctrica, drenaje y agua potable.
Es importante mencionar que, resulta evidente que ante el acelerado crecimiento urbano se siga sin la preparación de los gobiernos en el tema de las reservas territoriales para garantizar a corto o mediano plaza el avance de la ciudad, y lo seguirá traduciéndose en que la demanda siga superando a la oferta por falta de extensión de tierras para fines de vivienda.
“Agradezco a todas las personas que buen de corazón van y me buscan afuera de la tienda donde trabajo para apoyarme con una moneda, muchas gracias de verdad. A la gente que muchas veces juzga la forma en la que vivimos, no desearía que un día estuvieran en nuestros zapatos, más cuando se tiene a niños que cuidar en casa. A los gobiernos, que apoyen a la gente más necesitada. Los Cabos no solo son los hoteles y el turismo, Los Cabos es más que eso, es la gente que sale a trabajar todos los días” finalizó Rosa María.