• Gracias totales
Para todas y todos nuestros
lectores, en impreso y digital, para nuestros gobernantes de todos los niveles,
que Dios los bendiga y les dé la cordura, voluntad y el sentido
común para buscar lo mejor para las entidades que gobiernan. GRACIAS a mi
director Cristian Carlos Sánchez, que nunca en lo personal me ha
marcado línea, dándome libertad para exponer mis puntos de vista.
Gracias al gobernador Carlos
Mendoza Davis, al magistrado presidente del HTSJE, Daniel Gallo Rodríguez, a
quienes nos recordaron en estas fechas. Los mejores deseos para la
familia del “El Independiente”. Con mucha fe en Dios, con mucho optimismo
esperamos que 2020 sea mejor, que nunca falten Dios, salud y alimento
en nuestros hogares. Con salud, trabajo, Dios omnipresente
y nuestra buena voluntad, lo demás viene solo...
El pasado 30 de diciembre,
leemos en “Diario El Independiente” al reportero Iván Gaxiola Beltrán, que nos
conmueve al dar a conocer que José Luis Camacho Álvarez, joven estudiante
del Instituto Tecnológico de La Paz, desde los dos años de edad, cuando una
persona con herpes, lo besó en un ojo y lo contagió, con ese ojo ya no ve, para
recuperarlo necesita un trasplante de córnea, el médico que lo atiende le
cobra por operarlo cien mil pesos. José Luis está pintando retratos digitales
para reunir el costo de la operación.
Ojala pueda realizarse una
colecta pública y hacerle llegar el dinero directamente al joven estudiante,
así, más pronto podrá pagar su operación. Digo directamente, porque
luego sucede que aprovechándose de la necesidad por un lado y por el otro,
de la buena voluntad de muchos donantes, no faltan vivos que se
“acomidan” a reunir el dinero... que nunca llega completo o simplemente no
llega a las manos de quien lo requiere para cosas tan urgentes como en este
caso. Pudiera sr una cuenta bancaria manejada por el propio José Luis. Sabemos
que tendrá muy buena repuesta....
De manos de su autor. Víctor
Octavio García Castro, recibimos su nuevo libro ¡Qué tiempos aquellos”.
Nos prendimos leyéndolo hasta darle fin. Ameno, nostálgico, bien
hilvanado. Recoge pasajes de su niñez, adolescencia y edad adulta, que
emocionan, hacen reír, que hacen lamentar la pérdida de nuestras tradiciones,
nuestro folklore, nuestra rica cultura, en manos de un modernismo mal
interpretado. Por intentos de borrar lo nuestro por propios y por quienes
nunca se han integrado a esta tierra, a la que llegaron y se quedaron por
voluntad propia.
Un libro para leerse,
guardarse, seguirlo releyendo, para regalar. Excelente prólogo de Arturo
Meza Osuna. Felicidades Víctor Octavio, tienes vena, amor a tu tierra y a tus
orígenes... Hasta la semana próxima Dios mediante.