• “Estas voces femeninas mexicanas jóvenes, mis contemporáneas, tenemos tonos y atmósferas similares porque al final venimos de leer a los hombres y al mundo exterior, a la guerra, la política y la sociedad’’, refiere Alaíde Ventura Medina
Ciudad México
Ciudad de México. La
escritora Alaíde Ventura Medina (Xalapa, 1985) ha causado sensación en México.
En entrevista con La
Jornada, la joven narradora habla de su novela Entre los
rotos, en la que aborda el tema del maltrato intrafamiliar desde la visión
de una niña y sus secuelas.
‘‘Habla de la infancia como
una guerra, quitándole la idealización de ser el momento en que éramos libres.
No: puede ser un lugar horrible”, relata Ventura Medina a propósito de su
novela, que será presentada este jueves en la librería Mauricio Achar.
‘‘No hay escape a las secuelas
de un entorno violento. Puede ser que no reproduzcamos las mismas violencias
pero creamos unas nuevas. De todas maneras nos movemos en ese tipo de relación,
que es la que tuvimos a la mano y nos hacen mal”, sostiene la narradora.
Para ella, el ataque armado y
el suicidio de un niño en el Colegio Cervantes de Torreón el pasado viernes
muestra que ‘‘la violencia es un fractal: hacia dentro de uno mismo, de cuatro
paredes, de un pueblo, de una sociedad. Al final todos la reproducimos”.
Recibe dos premios
en menos de un año
Ventura Medina obtuvo en menos
de un año el Premio Mauricio Achar Literatura Random House 2019 por Entre
los rotos, novela que se puede adquirir en la librería de La
Jornada (Cuauhtémoc 1236, colonia Santa Cruz Atoyac). Unos meses antes se
adjudicó el de Literatura Juvenil Gran Angular.
Su más reciente obra ‘‘es
ficción pero está muy en el límite. Retomo mucho de mí para escribir la novela
pero no la consideraría autobiográfica. Necesito esa separación porque es muy
dura”, refiere.
En la narración, continúa
Alaíde Ventura, ‘‘sí hay una búsqueda de bienestar, pero el camino es muy
doloroso. Ofrece sosiego pero cuesta mucho porque a mí me costó mucho
escribirla. En tiempo, fue año y medio, pero en tiempo en terapia, interno,
fueron 10 años. Son muchos temas que yo no podía ni siquiera mencionar en
terapia y cuando empiezo a escribir pues fluye. El proceso de escritura fue
rápido pero el de armar la historia fue muy prolongado”.
Sobre el maltrato
intrafamiliar, menciona que ‘‘siempre ha existido, pero veíamos hacia otro
lado. Estaba socialmente naturalizado. Una cosa es que fuera legal y otra que
no lo consideraran tan patológico. Los clásicos dichos de ‘esas cosas son así;
los hombres son así; esas cosas pasan’. Ahora siguen sucediendo pero cada vez
más hay un debate de que ya no deberían ser”.
Su personaje y narradora ‘‘para sobrevivir tuvo que
reprimir y dejar atrás recuerdos dolorosos. Ahora puede mirarlos porque hay
fotografías o evidencia, pero ella había podido vivir 20 años como si no
hubiera sucedido. Mientras no haya un trabajo de indagación y sanación
permanecen. Por eso, ella establece relaciones que están todas rotas, porque
qué más puede ofrecer una persona rota”.
En torno a la situación de
violencia en México, opina que ‘‘no vamos a poder abordar estos años de guerra
hasta dentro de más tiempo. Ahorita estamos dentro y está naturalizada. Hasta
que veamos hacia atrás diremos ‘60 mil desaparecidos. Esto fue una guerra’.
Pero en este momento no es muy claro. Es como en una familia cuando el padre es
violento pero siempre ha sido así. Tienen que pasar años y salir de ahí para
decir que había un problema.
‘‘Podemos utilizar una especie
de metáfora literaria que es el arco transformación: el personaje al inicio y
al final no puede ser el mismo porque ya vivió cosas. Quizá podamos construir
una nueva sociedad, aunque está complicado. Yo intento con el libro que al final
la protagonista logre una nueva versión de sí misma.”
Sobre el grupo de escritoras
entre las que se reconoce, Alaíde Ventura Medina señala que ‘‘estas voces
femeninas mexicanas jóvenes, mis contemporáneas, tenemos tonos y atmósferas
similares porque al final venimos de leer a los hombres y al mundo exterior, a
la guerra, la política y la sociedad.
‘‘Empezamos a hablar de lo
íntimo y lo doméstico; son ambientes familiares e historias de infancia; son
voces en primera persona, frases cortas y evocativas. Creo que hay resonancia y
somos muchas escribiendo sobre esos temas, como quitándonos los pink
glasses (lentes rosas) para ver en sus verdaderos tonos la realidad.’’
Alaíde Ventura menciona a‘‘las
escritoras de hace 40 años no estaban arropadas ni en su propia casa. Era un
trabajo titánico. Ahora sigue siendo difícil, pero es en comunidad: hacer una
manada de mujeres que estamos saliendo para decir: ‘esto existe, esto sucede
dentro de una casa. Las relacio-nes de pareja son desiguales. Las violencias...”’