• A 25 años de la muerte del fotógrafo que conocía el alma del paisaje, la fundación que lleva su nombre le rendirá homenaje
CIUDAD DE MÉXICO.
Armando Salas Portugal (1916-1995) no fue un
simple fotógrafo que capturó instantes furtivos de México, sino un explorador,
como Alexander von Humboldt, que conoció el alma del paisaje mexicano, un
creador de emociones que siempre estuvo preocupado por temas como la memoria y
el olvido y, sobre todo, el constructor de un atlas visual que en cada imagen
nos dejó historias en movimiento que resignifican y materializan el significado
de la luz.
Así lo define Armando Salas Peralta, hijo del fotógrafo y director de la
fundación que lleva el nombre de su padre, quien trabaja en cuatro proyectos
para recordarlo en el 25 aniversario luctuoso, como la itinerancia de la
exposición Los
antiguos reinos de México, que busca el foro en los museos de
la Secretaría
de Hacienda y Crédito Público (SHCP) y en otros recintos
del interior del país, integrada por 260 instantáneas sobre arqueología, con
apoyo de la Coordinación Nacional de Memoria Histórica y Cultural de México.
También se encuentra el montaje de una magna retrospectiva que llevaría
por título Las
rutas de la mirada. Exploraciones del paisaje mexicano, con
fotografías inéditas sobre sus exploraciones del paisaje mexicano”, en un
espacio aún por definir.
Estos esfuerzos también coinciden con el
lanzamiento de un billete de lotería conmemorativo; la elaboración de dos
libros y el proyecto más importante: la creación de un centro de documentación
digital.
Dicho centro trabajará de forma independiente a la fundación, comentó
a Excélsior Salas
Peralta, y tendrá la responsabilidad de conservar todos los contenidos del
acervo fotográfico y de papel, integrado por 55 mil negativos y un número
indeterminado de originales, así como objetos y documentos.
Sin embargo, para concretar esta iniciativa,
apuntó, solicitará el apoyo de la Secretaría de Cultura capitalina, de Alfonso
Suárez del Real, para acceder a un espacio físico que pudiera ser la sede.
Además, dijo, la tarea principal de este
centro será digitalizar, catalogar e indexar el acervo, “para lo cual
necesitamos equipamiento y una base de datos que estaría conectada con los
estándares internacionales de archivo y archivonomía y a algunas redes
académicas para consulta, como podría ser con la Universidad de Zurich, la
Politécnica de Cataluña, Stanford, Yale y otros museos internacionales”.
Mientras tanto, la Fundación Armando Salas
Portugal quedará al cuidado de exposiciones, ediciones de libros y de otros
proyectos gráficos.
Salas Peralta también evoca la historia de su padre, que hoy es
considerado uno de los artistas visuales más importantes de México.
“Nos enfrentamos a un personaje que, desde
los siete años, estaba preocupado por la memoria y por la necesidad de
resignificar y materializar esa memoria en algo concreto. Desde entonces, ya
era un coleccionista de estampas, canicas, figuritas y objetos que le evocaban
algo, los cuales conservamos hasta hoy, junto a sus colecciones de libros”,
explicó.
A los 16 años, Salas Portugal fue enviado a
California para estudiar la preparatoria y la universidad. Pero aquellos años
que vivió lejos de su familia, los cubrió con la escritura de un diario de su
rara y famosa vida, que permanece inédito, escrito a mano a lo largo de 90
páginas llenas de soledad, alegría y evocaciones de México.
Sin embargo, poco antes de graduarse, Salas
Portugal le informó a sus padres que volvería a México y que concluiría sus
estudios presentando los exámenes por correspondencia; y les dijo que si
estuvieran en desacuerdo con él, se había hecho amigo del capitán de un barco y
que se iría a dar la vuelta al mundo y que no lo volverían a ver.
De esas historias también está lleno este
archivo, lo que indica que sus escritos podrían tener una importancia similar a
la de sus imágenes, tocadas por una luz que parece viva dentro de un acervo que
recupera la herencia histórica de la arquitectura, la arqueología, el paisaje y
la fotografía abstracta.
Sobre la fundación, Salas Peralta comenta que
“han sido 18 años de resguardar este legado, entre fotografías, negativos,
originales, correspondencia, junto con su laboratorio original, su biblioteca y
una colección de infancia”.
¿Qué porcentaje del archivo se ha logrado
digitalizar?, se le pregunta. “Estamos en 28% de la digitalización de
negativos, pero en los últimos años la fundación se ha encargado de descifrar y
organizar, realizar trabajos de escaneo, digitalización y curaduría, formando
bloques que nos han dado para hacer un trabajo importante de difusión”.
Por último, habló sobre el billete de
lotería, emitido hace unos días y que arrancó las celebraciones del 25
aniversario luctuoso de su padre, un ejercicio lúdico que nació con el apoyo de
la Coordinación Nacional de Memoria Histórica y Cultural de México.
“Mi padre era un tremendo analítico de la
numerología en la lotería, así que también tenemos muchas hojas donde escribió
las combinaciones por día con las que jugaba; y aunque nunca ganó el premio
mayor, sí le dio muchos recursos a la asistencia pública”, recordó.
Salas Portugal nació en Monterrey, estudió la carrera de químico con
especialidad en perfumería en la Universidad de California. A su regreso a México,
en 1938, a los 22 años, inició como fotógrafo.
En esencia, fue un caminante y viajero
incansable que, durante 58 años, recorrió el 70% del territorio mexicano,
capturando cerca de 55 mil imágenes. Su acervo fotográfico documenta selvas,
montañas, volcanes, costas, mares, lagunas, desiertos, barrancas, serranías,
pueblos indígenas y personajes de México.
Con sus cámaras viajó a 42 sitios arqueológicos de México, Guatemala y
Honduras y registró el crecimiento de la urbe y el desarrollo de la
arquitectura moderna de México. Además, fue colaborador cercano de arquitectos
mexicanos, como Luis Barragán, a quien dio a conocer alrededor
del mundo.