• En entrevista, el artista dice que puede ver las ofrendas en un contexto que después no se muestra en el museo
Ciudad de México. En la exposición Luz de
adentro: ofrenda al Templo Mayor, montada en ese museo, el
pintor Fernando Aceves Humana (Ciudad de México, 1969) revive la
relación romántica entre arqueólogos y artistas plásticos, al
remontarse a tiempos pasados, cuando los últimos eran los que documentaban los
descubrimientos.
Aceves Humana lleva 10 años trabajando en la
excavación a cargo de Leonardo López Luján, director del Proyecto Templo Mayor,
con el afán de hacer un ensayo pictórico del sitio y su entorno: Tengo la
oportunidad de ver las ofrendas en el contexto que no se puede mostrar después
en el museo.
Egresado de la Escuela Nacional de Artes
Plásticas de la Universidad Nacional Autónoma de México, al entrevistado le ha
interesado la arqueología desde adolescente.
Trabajó en Monte Albán, en la tumba del Señor
Ocho Temblor, en el sector norte de Atzompa, con la arqueóloga Nelly Robles; en
Calakmul, con Ramón Carrasco, y en 2019 entró a Balamkú, santuario subterráneo
de Chichén Itzá, con el equipo de Guillermo de Anda. Actualmente, en el Templo
Mayor trabaja en el tzompantli que lleva el arqueólogo Raúl Barrera.
“Siempre he estado allí muy emocionado al ver
el trabajo. Estoy muy agradecido con Leonardo. Le pregunté si necesitaba un
dibujante, que si podía pintar, y me dijo: ‘sí, ven’. Fue un parteaguas en mi
carrera. Me llama la atención que la pintura lleva su camino. Después de ser
pintado empieza a adquirir una biografía.
Pintar un hito de la historia de la
arqueología en el justo momento en que las ofrendas salen a la luz, después de
estar sepultadas durante cinco siglos, es conmovedor, aunque también
interesante como aprendizaje sobre cómo hacer esta representación.
–¿Cómo trabaja? ¿Toma fotos, hace dibujos?
–Llevo mi cajita de óleo; pinto sobre mis
piernas. Es pintura directa, del natural. Es el cuadro final. Los formatos
grandes, de casi tres metros, los trabajo con fotos que he tomado o de archivo.
“De repente me hablan por teléfono y me
preguntan qué voy a hacer –actualmente, radica en Oaxaca– la semana entrante,
porque encontraron una ofrenda y me invitan a ver cuando la abren. Mientras los
del equipo trabajan sus análisis en la computadora, me abren las ofrendas para
que las pinte durante dos o tres horas. Es un tema interesante, porque se
trabaja por estratificación; las ofrendas están llenas de niveles. En una
semana cambian muchísimo, puede ser un cuadro totalmente distinto.”
Estilo figurativo
Esta es la primera vez que el artista exhibe
una selección amplia de la obra realizada: “Había expuesto algunos cuadros, por
ejemplo, en 2010, en la muestra colectiva Bella y terca, en
el Museo de Arte Moderno. Todavía estaba prohibido tomar fotos del sitio,
porque se hallaba en proceso de investigación y entrega de conclusiones; sin
embargo, me permitieron presentar estos cuadros. Allí, Leonardo dio la primicia
de los hallazgos a través de la pintura, algo que no había pasado en siglo y
medio”.
El estilo pictórico de Aceves Humana es
figurativo, aunque también expresionista. La emoción es un factor relevante en
su obra: La pintura es emoción, además de tratar de representar el momento
fugaz a mi manera. Sólo pretendo aportar mi personalidad dentro de una larga
tradición. Para mí, a todos los pintores nos queda bien esa frase.
Para Aceves Humana, Luz de
adentro es una ofrenda a la civilización mexica y al
grupo que me abrió las puertas.
Integrada por 24 cuadros pequeños, cuatro de
formato grande y dos litografías, la exposición también comprende 24 retratos
del equipo que labora en el Museo del Templo Mayor (Seminario 8, Centro
Histórico). Permanecerá hasta marzo próximo.