• Elsa Cross revisa y da a conocer el trabajo de ocho escritoras del país asiático que evocaron a Dios desde el siglo VI
CIUDAD DE MÉXICO.
“El amor del místico es el más profundo y el más radical”, advierte la
poeta Elsa Cross. “No sólo tiene como objeto de la devoción a un ser invisible
e intangible, sino que parece producir una gran locura. La idea es encontrar a
ese Dios dentro de uno mismo, lo cual implica quitar, hacer a un lado, purificar,
renunciar, anular, transformar, cantidad de prejuicios, de conceptos propios y
de nociones hechas”.
Estas son algunas
de las conclusiones que la también ensayista mexicana hace tras la publicación
del libro La locura divina. Poetas místicas de la India (Era),
en el que analiza y da a conocer una breve selección del trabajo de ocho
escritoras que vivieron en el país asiático entre los siglos VI y XVII.
“Es decir, se
cubre un milenio con estas poetas que escribieron en cinco lenguas y que eran
de todas las regiones de la India, desde el norte hasta el sur; hubo una
princesa como Mirabai, y una sirvienta como Janabai; y tenían, a pesar de esta
diferencia aparente, un mismo propósito y una misma búsqueda de Dios”, afirma
en entrevista.
“La palabra que se
usa es bhakti, que significa devoción. Y estos movimientos fueron
populares, empezaron a surgir en el siglo VI y fueron creciendo como un
contagio. Y ya en siglo XV estaban muy difundidos en todo el país”, explica la
traductora.
“Fueron muy importantes
porque desafiaron todo el orden ortodoxo, en el que los sacerdotes debían ser
intermediarios entre el común de los mortales y los dioses. Y aparte había una
división de castas muy rígida. Estos grupos no reconocieron esta división de
castas, y tampoco la autoridad sacerdotal.
“Y vieron que
cualquiera se podía acercar directamente a Dios a través de la devoción. No de
los ritos, no del estudio, como había sido tradicionalmente, sino del amor.
Todo mundo se identificó con esto”, agrega.
La doctora en Filosofía por la UNAM detalla que los antiguos Vedas
proponen la existencia de un Ser absoluto más allá de todos los nombres, los
atributos y las formas de los distintos dioses.
“El concepto de
Dios que tienen es de una gran riqueza. Incluso, en el libro sagrado más
antiguo de la India, el Rig Veda, existe una
cantidad enorme de concepciones de Dios; las que van desde un panteísmo
animista, que lo ve en las cosas naturales, en las plantas, en los árboles, en
el sol y la luna, hasta una noción filosófica abstracta.
“Y pasan por el
monoteismo, pero al final reconocen un principio único. Incluso, existe la
noción de un Dios encarnado, que baja a la Tierra para salvar a sus devotos y
al mundo”, añade.
Quien estudió Filosofía Oriental y Meditación por dos años en Ganéshpuri
(India) indica que es muy difícil distinguir si uno de estos poemas místicos
fue escrito por un hombre o una mujer.
“El Dios objeto de
la devoción se vuelve el Amado para ambos. Pero siento que en ellas hay una
sensibilidad mayor, una cosa emotiva más arraigada.
“No les interesa
su poder procreativo, la maternidad, están buscando otra cosa. No tenían
vocación de esposas, estaban hartas del marido y de las suegras; entonces, se
fueron y siguieron su camino de otra manera”, narra Cross.
·
UN
MENSAJE VIGENTE
La catedrática de 73 años piensa que la
búsqueda de la poesía mística no ha cambiado. “El mensaje es el mismo. Ojalá
haya quien lo oiga hoy en día. No es algo común, sobre todo en una sociedad
materializada, manipulada, como la nuestra. Es un mensaje de paz y amor, pero
sobre todo es para encontrarse a uno mismo.
Es toda una tarea con la que el ego no está
muy identificado. Hay que borrar el ego, es un obstáculo, porque el espacio
interno donde se da esa experiencia de unión con Dios no tiene que ver con el
ego; está más allá de cuerpo, de la mente y el intelecto, incluso del
subconsciente”, asegura.
En cuanto a los criterios de selección que
hay detrás de este poemario, Cross aclara que son las poetas que pudo
encontrar, pues no hay tantas. “Por ser mujeres las han relegado. Nadie se tomó
la molestia de reunir sus poemas. Ahora, los investigadores tratan de rescatar
lo que pueden. Estas son las más conocidas, pero seguro hay más de las que no
se tiene noticia”, especifica.
Adelanta que este título es parte de un libro
más amplio. “Trabajo en una antología de poetas místicos, hombres y mujeres.
Llevo 400 páginas y van sólo las dos terceras partes. Tendrá un orden
cronológico y por movimientos. Me muero de ganas de acabarla”, dice quien ha visitado
la India en diversas ocasiones y admite que es una cultura que la ha marcado.