• Rubén Muñoz. Craso error
He reiterado que la política
como tal, es diáfana; y que son los actores políticos quienes cometen las
traiciones, quienes la envilecen, la enlodan, y la conducen por obscuros
subterfugios para finalmente prostituirla. En tanto que otros construyen con
ella asquerosas redes de perversidades, y finalmente ellos mismos –los
actores—se pierden en esos oscuros laberintos de la política.
Sin salirme del tema, hago
esta introducción para decir que Rubén Muñoz, hoy está enredado en una red que
construyó él mismo. Una red que empezó a tejer justamente a mediados de octubre
pasado. Por tanto debo también añadir que a estas alturas, el alcalde
paceño difícilmente encontrará la punta de la madeja para desenredar la piola y
escapar de ese chinchorro donde se ha metido.
Así pues, ese horrible
monstruo que hoy asusta a Rubén, lo hizo con sus propias manos --y quizás sin
permitir asesoría alguna--, lo hizo con conocimiento de causa pues sabía
perfectamente a lo que le tiraba cuando a mediados de octubre de este año hizo
aquel despido masivo de funcionarias y funcionarios de la administración
municipal que preside.
Y es de extrañarse que
alguien, --como este personaje al que hago referencia--, considerado inclusive
como un hombre sagaz y de un buen nivel político, cometa errores de esta
naturaleza. Y menos aun cuando se sabe Neo Izquierdista, frente a viejos lobos
de mar que siempre han luchado en aguas turbulentas, y que ha pertenecido a
viejas guardias de la izquierda, como es el caso de Víctor Castro Cosío, que si
bien es cierto es un tipo bonachón, sencillo y generoso, no es un hombre de
venganzas, revanchas y desquites. Y tampoco es de los que guardan rencores o
acostumbran dedicarse a la cacería de brujas.
Pero es estricto cuando el
deber lo obliga y es riguroso cuando las circunstancias así lo requieren. De
ahí que, muy por separado de su labor dentro del magisterio, ya haya cumplido a
satisfacción con varias responsabilidades con anticipación, entre ellas,
casualmente la de alcalde de La Paz. Y que por tanto siga cumpliendo con otras
encomiendas como es el caso actual, de ser delegado General en Baja California
Sur nada menos que por encomienda del presidente de la Republica.
Por tanto, craso error
el cometido por Muñoz Álvarez y que no haya visto más allá de sus narices
cuando una vez concluido el proceso de elección de consejeros de Morena
haya procedido al cese fulminante de una parte de su personal administrativo a
nivel de funcionarios. Y todo porque esta gente que ya fue despedida, dejó en
claro tener simpatías con el proyecto político futurista, precisamente de
Víctor Castro Cosío, cuando lo más inteligente hubiese sido negociar. Pero hoy
ya es demasiado tarde.
Y es que Rubén Muñoz
olvidó que el arte de la política es comer mierda sin hacer gestos.
Como también olvidó que –como tal-- la política es fría, y que la
actuación de un político también debe ser fría; e ignoró que en política
el corazón queda fuera y el que actúa es el cerebro. Pero a veces –como en este
caso—traicionan las vísceras. Y ganan.
Luego entonces, tomando en
cuenta estos tiempos invernales, demasiado fría debe sentir esa bola de
nieve que cada vez crece más y que como pesada lápida lleva sobre sus espaldas
su propio constructor: Rubén Gregorio Muñoz Álvarez.
Cinco mujeres y cuatro hombres
fueron cesados sin recibir una coherente y lógica explicación. Aun cuando en
los nueve bullía en su mente una intuición. Y para el alcalde, dicha
reestructuración tuvo respuesta fuera de las formas de la política: “el firme
objetivo de ofrecerle a la ciudadanía mejores resultados”. Lo que –para
él—dejaba en claro que presumiblemente ninguno de los nueve tenía capacidad, y
ninguno de los nueve dio el ancho.
Qué lejano pues quedaría el
septiembre de 2018 cuando al rendir protesta como alcalde Rubén Muñoz dijo
desde la tribuna: “Saludo a mi compañero de lucha, Senador de la República y
representante del próximo Gobierno Federal en Baja California Sur, “mi
entrañable amigo” Víctor Manuel Castro Cosío”, cuando un año después lo
traicionaría.
Lo cierto es que toda acción
tiene una reacción, Y a estas alturas la bola de nieve –que también construyó
Rubén-- es imparable; a tal grado que ya se ha interpuesto una formal solicitud
de expulsión del partido MORENA de Rubén Gregorio Muñoz Álvarez, ante la
Comisión Nacional de Honestidad y Justicia (CNHJ), iniciándose por tanto un
procedimiento sancionador ante esa instancia de justicia partidaria interna.
Una parte del documento
especifica que “confiamos en la Comisión de Honestidad y Justicia del partido
que fundamos y militamos, y en la verticalidad de su presidente Héctor
Díaz-Polanco para recibir un trato justo en esta solicitud y totalmente apegado
a las normas jurídicas que rigen nuestro sistema de partidos”.
Añade que “nosotros creemos
que nos asiste la razón y que además hay pruebas y hechos notorios del
comportamiento totalmente ajeno a los postulados de MORENA del alcalde Rubén
Gregorio Muñoz Álvarez”.
Y en su caso, David Moyron
Quiroz, quien fue comisionado por sus demás compañeras y compañeros –que suman
16 en total-- para interponer la solicitud de expulsión, dejó claramente
establecido que “los militantes auténticos de MORENA no debemos permitir el
atropello de nuestros derechos, mucho menos el haber llevado al poder a
personas que nunca asumieron con honorabilidad las causas de nuestro movimiento
y que solo se sumaron a este en 2018, para saciar sus intereses personalísimos
como es el caso de Rubén Muñoz y demás socios”.
A estas alturas, Muñoz
Álvarez, sin encontrar la salida de ese obscuro laberinto no le quedó más
remedio que decirse respetuoso de quienes exigen su expulsión; “están
ejerciendo un derecho que tienen los compañeros, para mí es muy respetable, son
diferencias que van al orden de los políticos y tenemos que dejarlos”,
manifestó en sus declaraciones. Y luego mostrando una calma no sentida se dijo
completamente seguro de que no será expulsado de MORENA.
Lo peor para Rubén que no tomó
en cuenta que entre los personajes que más fuertes para dirigir ese partido en
BCS destaca uno que se llama José María Avilés Castro, maestro y
exalcalde. Y uña y mugre del superdelegado.
Cuestión de tiempo.