• Una muestra que se abre hoy analiza qué pasó con el caudillo tras su muerte, cómo sobrevivieron su imagen y su legado
CIUDAD DE MÉXICO.
El sombrero que portaba Zapata (1879-1919) el día que fue
asesinado, así como el revólver y un traje de charro que le pertenecieron,
forman parte de la muestra Emiliano. Zapata después de
Zapata, que hoy se inaugura en el Palacio de Bellas Artes y
recuerda al caudillo en su centenario luctuoso.
La exposición, que estará abierta
hasta el 16 de febrero de 2020, incluye 140 piezas entre objetos personales,
publicaciones, fotos y obra de Diego Rivera, Jorge González Camarena, Leopoldo
Méndez, María Izquierdo, José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros, Miguel
Covarrubias y José Guadalupe Posada, entre otros artistas.
Durante un recorrido realizado ayer, Miguel
Fernández Félix comentó que se trata de una “muestra importantísima” que es un
motivo de reflexión y un panorama a los distintos rostros del revolucionario:
el Zapata campesino, el forjador de la nación y el vinculado al tema de la
migración.
“Marca una reflexión no sólo artística, sino
también ligada a un personaje que ha sido icónico en la cultura, en el arte, y
se refleja en esta exposición que fue nutrida por más de 70 colecciones, de las
cuales 50 son nacionales”, dijo el director del Museo del Palacio de Bellas
Artes.
Luis Vargas, investigador del Instituto de
Investigaciones Estéticas de la UNAM, explicó que la muestra fue el resultado
de un trabajo que comenzó hace 15 años, y una colaboración con el INBA desde
hace dos. Y detalló que, aunque en ésta se incluyeron algunos objetos
personales del Caudillo del Sur, “no se trata de una exposición biográfica o
sobre la vida de Zapata, sino que estos objetos son el pretexto o la invitación
para pensar qué pasó después de esa trágica muerte del 10 de abril de 1919, y
qué ha pasado después, cómo ha reaparecido con diferentes rostros, abanderando
distintas causas”.
La exposición, que incluye piezas de Arnold
Belkin, Mariana Botey, Alberto Gironella, Felipe Ehrenberg, Julio Galán,
dibujos, documentos y fotografías de Agustín Víctor Casasola, Antonio Garduño,
distintos anónimos y obras de Nao Bustamante, se divide en cuatro núcleos
temáticos, que permiten recorrer un poco de la vida de Zapata; también se
exhibe una copia del Plan de Ayala.
El segundo es La fabricación del héroe de la nación, que narra la
transformación del difunto Zapata en el héroe consumado de un programa
nacionalista y socialista que sirvió para conciliar las diversas facciones
étnicas y políticas del país.
Le sigue Imágenes migrantes, que reúne los trabajos artísticos
que dispersaron las imágenes de Zapata en EU, que abarcan desde la Guerra Fría
y las representaciones del caudillo en Hollywood. Y cierra con Otras revoluciones, que despliega la variedad de
movimientos sociales y artísticos que se han apropiado de la imagen de Zapata
en los últimos 50 años; por ejemplo, la utilización estratégica de los héroes
patrios por parte del movimiento estudiantil de 1968.
La exposición está acompañada por un libro
editado con el apoyo de la Fundación Mary Street Jenkins, con ensayos de
especialistas como Samuel Brunk, Robin Greeley, Mariana Botey y Salvador Rueda
Smithers, entre otros.