Aborda la cronología del caso Culiacán y señala que se dio en circunstancia "de mucha gravedad". Medios "mostraron el cobre" en el tema, sostiene
El operativo realizado en Culiacán con el fin de aprehender a Ovidio Guzmán López se realizó en una circunstancia compleja, difícil y de mucha gravedad, sostuvo el presidente Andrés Manuel López Obrador al detallar la cronología de los hechos acerca de los cuales concluyó: La guerra no es opción. Descalificó a los insensatosque pugnaron por preservar la acción a sangre y fuego y señaló que se estuvo casi frente al inicio de una guerra que finaliza en cuatro o cinco horas.
El titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), Alfonso Durazo Montaño, asumió que se trató de un operativo cuyas fallas fueron producto de una acción precipitada, pero no deberían alentar un sobredimensionamiento pues un tropiezo táctico no invalida la estrategia de seguridad.
Consecuencia de la violenta respuesta, destacó el secretario, se alentaron fuertes cuestionamientos pues nunca como ahora nuestro gobierno había sido objeto de tan dura crítica.
Balance de la fallida operación para aprehender al hijo de Joaquín El ChapoGuzmán Loera que incluyó una enfática desacreditación presidencial al papel de los medios de comunicación: Fue impresionante el despliegue de medios de información cuestionando este suceso, se nos lanzaron con todo, desde los supuestamente más independientes hasta los boletines o pasquines al servicio del conservadurismo: periódicos, estaciones de radio, canales de televisión.
Molestó, el Presidente añadió: Fueron capaces hasta de dar a conocer una fotografía falsa. Esa foto donde aparece un militar que iba en custodia de los carrotanques del Plan DN-III de combustible, la hicieron pasar por el presunto delincuente, y lo difundió un periódico independiente, para vergüenza, por el ansia de la información, pensando en que la nota era la nota, sin importar lo que estaba de por medio.
En su arremetida, que abarcó la mención a una televisora famosísima, agregó: Además, con esa idea de que si sacaban esa foto se deslindaban de nosotros, como si nosotros le pidiéramos a algún medio que nos apoyara; nunca lo hemos hecho. Eso suele pasar, son bandazos, advirtió, antes de concluir que los medios de comunicación mostraron el cobre.
Y el tono acusatorio, poniendo a todos en el banquillo de los acusados: ¿Y dónde está la información?, ¿por qué no hay información? Tras esta desautorización López Obraor reivindicó el proceder del gabinete de seguridad –porque por encima de todos están las vidas–, aunque después deslizó una autocrítica a la comunicación gubernamental:
Se actuó bien y por eso decidimos relatarlo, informar. No se va a ocultar nada. Un cuestionamiento muy insistente: ¿que por qué el secretario de Seguridad dijo primero que era un operativo de la Guardia Nacional y se encontraron con el presunto delincuente? Pues no había la información suficiente, pero aquí lo importante es que se rectificó. ¿Qué se hacía antes? Era mentira sobre mentira. No había capacidad para rectificar, la autocomplacencia.
Para entonces, López Obrador ya había advertido que sus adversarios quisieran que nos fraccionáramos, que nos dividiéramos. No es así, estamos muy unidos, trabajando de manera coordinada y poniendo por delante el interés general en este asunto tan delicado que es garantizar la paz.
Los acusó de tener una mentalidad autoritaria: “piensan que es con la ley del Talión, el que a hierro mata, a hierro muere, o el ojo por ojo o diente por diente, que es la guerra la opción, la alternativa. No, la guerra no es opción. Esto no significa que vamos a incumplir con la ley, esto no significa que va a haber impunidad. No hay impunidad para delincuentes ni para delincuentes de la llamada delincuencia organizada.
En tanto, Durazo Montaño admitió que hubo una primera versión equivocada que se difundió sobre este evento a partir de la información con la que hasta ese momento contaba el gabinete de seguridad –aunque su afirmación contrastó con la descripción de las acciones preparatorias que ayer reportó la Secretaría de la Defensa Nacional– y con toda transparencia y honestidad fue corregida en la medida en que fuimos recibiendo información que representaba la realidad de los acontecimientos.
Sostuvo que en la decisión de retirarse del inmueble ya controlado en el que se encontraba el presunto delincuente, privó una razón que, de tan profunda, se convierte en razón de Estado: la salvaguarda de la vida e integridad física de aquellos que no figuraban como beligerantes. Admitió que siempre hay posibilidad de que un operativo de estas características salga mal.
El titular de la SSPC aseveró que pudo haberse convertido en un episodio de guerra con un derramamiento de sangre inocente pero, instruidos por el Presidente antes de viajar ese día a Oaxaca, se determinó privilegiar el retorno a la paz.
“Ninguna organización delictiva, por más pertrechada que esté, es más poderosa que el Estado mexicano en términos bélicos. En Culiacán habría sido fácil recurrir a un combate de exterminio sin cuartel, sin respeto a las garantías individuales y al final de cuentas habríamos ganado, pero ¿a qué costo? ¿De qué sirvió la guerra contra el narco y tanta muerte y tanto dolor de sexenios anteriores si las organizaciones delictivas proliferaron y se fortalecieron?”