• El Munal exhibe las claves intelectuales de la célebre antropóloga, historiadora y precursora del turismo cultural en México
Cerca de 400 fotografías
captadas por Edward Weston, Tina Modotti, Manuel Álvarez Bravo, Kati Horna,
Héctor García, Lola Álvarez Bravo, Otto Done, Yukio Futagawa y otras no
identificadas, integran la exposición Anita Brenner. Luz de la
modernidad, que exhibe el Museo Nacional de Arte (Munal), con las claves
intelectuales de la antropóloga, promotora y precursora del turismo cultural en
México, Anita Brenner, quien dedicó su vida y estudios a tender puentes de
entendimiento entre México, su tiempo y su historia.
La muestra, que
permanecerá abierta hasta febrero de 2020 y forma parte de la tercera edición
del Festival Internacional de Fotografía FotoMéxico, incluye pinturas, obra
gráfica y documentos que revelan la relación de Brenner —considerada “una
ilustre desconocida”—, con artistas como Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros,
José Clemente Orozco y Frida Kahlo, bajo la curaduría de la historiadora de
arte Karen Cordero y el fotógrafo Pablo Ortiz Monasterio.
Anita Brenner
nació en Aguascalientes en 1905, fue hija de judíos letones que migraron a
tierras aztecas y que, con el estallido de la Revolución Mexicana, se
desplazaron a Estados Unidos para protegerse del conflicto, aunque siempre
mantuvo su residencia original en Aguascalientes.
La también periodista pasó el
resto de su infancia en San Antonio, Texas, pero siempre mantuvo su
nacionalidad mexicana y su profundo amor por México, que se tradujo en la
creación de la revista mensual Mexico/This Month en
1955.
“Podríamos decir
que Brenner se dedicó a la difusión y promoción del arte mexicano por medio de
diversas publicaciones, principalmente en inglés, como un puente entre ambos
países, para una mayor comprensión intercultural. Y en esta labor, la
fotografía ocupó un lugar primordial, como vehículo de registro y encuadre de
distintos aspectos del paisaje, los personajes, los monumentos artísticos, las
costumbres, así como las transformaciones arquitectónicas y urbanísticas del
país”, comentó Ortiz Monasterio.
Recordó que en 1926 la
antropóloga contrató a Edward Weston, quien venía con Modotti, para que
documentara e ilustrara la historia de México desde la mirada de la historia
del arte y a partir de las nuevas ideas surgidas desde la Revolución Mexicana.
Para hacerlo, Weston firmó un contrato por mil pesos de ese tiempo, a cambio de
400 instantáneas que captaran estampas de la Ciudad de México que permitieron
ilustrar el emblemático libro de Brenner, titulado Idols
behind altars (Ídolos tras los altares)
que vio la luz en 1929 y se publicó en NY.
Bajo este
panorama, la promotora cultural podría ser definida “como pensadora, escritora
y un ser humano que sintió empatía por nuestro país, y que tras lo acontecido
con la Revolución Mexicana, dedicó su vida a reflexionar sobre ese periodo y
sus efectos en la historia del arte”, abundó.
A la postre, sería
una de las impulsoras más importantes del arte mexicano de principios del siglo
XX y que, en su conjunto, conforman una visión arraigada del país y una inmensa
renovación cosmopolita.
Un valor agregado
de esta muestra, abundó Ortiz Monasterio, es que la mayoría de estas
fotografías no habían sido expuestas, aunado a que se desconoce con precisión
la autoría de otras tantas. Así que entre los hallazgos que pueden encontrarse
en este montaje se puede destacar las fotografías de Kahlo, Weston y
Modotti, abundó.
IMAGEN Y PALABRA
Karen Cordero
insistió en que Brenner no fue fotógrafa, sino escritora y promotora activa de
la cultura mexicana desde los años 20.
“No fue fotógrafa, pero su
trabajo en libros como El viento que barrió a México:
historia de la Revolución Mexicana o la revista Mexico/this month, que editó en los años 50 y 70, demostró
su interés por el uso de la fotografía como complemento de las palabras, lo
cual le permitió desarrollar un discurso en diálogo con una fuerza propia y no
como algo ilustrativo”.
Detalló que el
volumen del material fotográfico expuesto es apenas el tres por ciento del
total, conformado por más de 10 mil fotografías, junto con otros documentos,
que forman parte de la colección Arte y Cultura de Grupo Salinas.
Cordero también explicó que,
si bien la exposición pone el énfasis en la imagen, para Anita siempre fueron
más importantes las palabras, y también destacó un dibujo realizado por el
cineasta ruso Serguéi Eisenstein, quien capturó a Brenner con su máquina de escribir,
el cual hizo durante su visita a México para hacer su película ¡Que viva México!
“En suma, lo que
veremos en esta exhibición —que será la última temporal en el Munal para este
año— es una articulación sobre la primera parte de este acervo que tiene que
ver con el trabajo de Anita Brenner, en relación con los años 20 y la cultura
visual del renacimiento mexicano, para luego brincar a los años 50 y 70 del
llamado Milagro económico mexicano, donde promueve la inversión del turismo
cultural en un país que ya produce formas artísticas más abstractas”, añadió.
Así también, “esa
idea que la periodista plasmó en sus libros, de que México tiene una esencia
que remonta a lo prehispánico, que resurge en diversos momentos a través de la
cultura popular y del arte contemporáneo y de la Colonia en el siglo XIX”.
Finalmente, Karen
Cordero explicó que el archivo documental de Anita Brenner, en donde se le
puede observar como escritora y periodista, se encuentra en Estados Unidos,
luego de que éste fuera donado por su hija Susannah Joel Glusker, quien fue la
primera en estudiar el trabajo y el legado de una de las promotoras más
relevantes del siglo XX.
Por último, se
detalló que la muestra se completa con fotografías de Marilu Pease, Nacho
López, Marianne Gast, Luis Márquez Romay y Agustín Jiménez, así como obra
plástica de Francisco Goitia, Francisco Eppens, Dr. Atl, Jean Charlot y Alfredo
Zalce