• Ayer despidieron al narrador, ensayista y crítico literario que Octavio Paz definió como “un solitario en sus empresas literarias”; sus restos fueron velados desde anoche en la funeraria Gayosso, pero aún se desconoce si recibirá algún homenaje póstumo
CIUDAD DE MÉXICO.
Falleció ayer a los 85 años el
narrador, periodista, ensayista y crítico literario y cinematográfico, José de
la Colina (1934-2019).
Así lo confirmó la Secretaría de Cultura federal, a través de un comunicado, aunque hasta el
cierre de esta edición no informó si llevará a cabo algún homenaje para los
siguientes días.
Tras la noticia, la SC informó que las
exequias se llevarían a cabo en la funeraria Gayosso de Félix Cuevas, a donde
el cuerpo fue colocado en la capilla hacia las 22:05 horas.
Sin embargo, aún se desconoce el destino de
sus restos mortales o cuáles fueron los últimos deseos sobre su biblioteca.
Nacido en Santander, España, el 29 de marzo
de 1934, De la Colina emigró a Francia con su familia tras el término de la
Guerra Civil, después hizo escala en Bélgica, Santo Domingo, Cuba y llegó a
México, donde finalmente estableció su residencia en 1940.
Autor de libros esenciales como Cuentos para vencer a la muerte, fue fundador y
colaborador de numerosas publicaciones que animaron el quehacer cultural de
México.
A lo largo del día la comunidad cultural
recordó al narrador y crítico que logró reunir una obra que pareciera
alimentada por un denso relámpago, donde se cruzan el azar, la
sorpresa y la belleza de una prosa llena de crestas y honduras luminosas,
como alguna vez escribió el crítico Juan Reyes.
A través de redes sociales, el escritor
Enrique Serna calificó la pérdida del autor como “un duro golpe para la cultura
mexicana”, y lo definió como un “cuentista sobresaliente, crítico y guionista
de cine... y un maestro para todos los escritores de mi generación”.
Por su parte, Guillermo Sheridan recuperó una
reflexión de Octavio Paz que lo dibujó como un solitario en sus empresas
literarias, quien no defendió ideología alguna y “lo mismo en materia literaria
que política, ha sido más bien un libertario”.
También manifestó su opinión el escritor
Geney Beltrán, quien aseguró que “sus aportaciones cubren los territorios de la
edición y el periodismo cultural, la reflexión sobre las artes visuales y el
cine, la escritura ensayística y la ficción breve”.
Mientras que el crítico Armando González
Torres dijo que “observar el mundo requiere una disposición simpática para
entender las vidas ajenas como si fueran la propia. Y en ello radica la
fortuna de un narrador como José de la Colina, para quien lo fundamental no era
sólo lo narrado, sino el acto de narrar”.
Un comentario más amplio le
dedicó el ensayista Héctor Orestes Aguilar, quien destacó su labor como
guionista, “pues escribió la adaptación de su relato más célebre, La lucha con la pantera, dirigida por Alberto
Bojórquez en 1975, una rareza fílmica, que puede ser vista como un intento por
hacer un cine distinto”.
Recordó que en 1978 colaboró con
Jaime Humberto Hermosillo en la adaptación de un relato de Joseph Conrad para
la película Naufragio, un guion
que ganó un Ariel en 1979.
También destacó su colaboración
en dos cintas más de Jaime Humberto Hermosillo como coguionista. Se trata de El señor de Osanto y El corazón de la noche; y recordó su rol como actor en En el balcón vacío, de Jomí García Ascot (1961), donde
interpretó a un inspector de la Guardia Civil.
Y destacó que una parte de su trabajo que no
debe olvidarse es su labor como traductor de los guiones de Un perro andaluz y
La edad de oro, de Luis Buñuel; y del Discurso sobre la servidumbre voluntaria,
de Étienne de La Boétie.
Entre las publicaciones donde De la Colina participó destacan Diógenes, Ideas de México, el
suplemento de El Nacional, la Revista Mexicana de Literatura, la Revista de la Universidad, Plural, Vuelta, Sábado, La Letra y la Imagen,
el Semanario Cultural de Novedades del que fue director entre 1982 y
2003; y un habitual colaborador de Letras Libres y Milenio.
Y aunque su obra es inabarcable,
podrían destacarse sus Cuentos para vencer a la muerte, Ven, caballo gris, La lucha con la pantera, Los viejos (1971), El mayor nacimiento del mundo y sus alrededores, La tumba india y otros cuentos, Tren de historias, Traer a cuento. Narrativa
(1959-2003), entre otros.
Así como sus imprescindibles ensayos, como son El cine italiano, Miradas al cine, El cine del Indio Fernández, Viajes narrados, Libertades imaginarias, Las medias fantasmas de Leda R, De libertades fantasmas o de la
literatura como juego y Un arte de fantasmas.
A lo largo de su labor literaria,
De la Colina recibió premios como el Nacional de Periodismo Cultural (1984), el
Mazatlán de Literatura (2002), por Libertades imaginarias;
el Xavier Villaurrutia de Escritores para Escritores (2013), por De libertades fantasmas o de la literatura como juego.
También recibió el Homenaje Nacional de
Periodismo Cultural Fernando Benítez, en el marco de la FIL de Guadalajara, en
2005; y la Medalla de Bellas Artes cuatro años después.