• En México el comunismo siempre tuvo un proyecto por delante que sorprendió por su fortaleza, relata Elvira Concheiro
Hace 100 años, el 24 de noviembre de 1919 se fundó el Partido Comunista Mexicano
(PCM) y desde entonces ‘‘sus militantes participaron en todos los grandes
movimientos sociales y políticos del siglo XX, siempre al lado del pueblo”,
señalan ex integrantes de esa agrupación que ahora hacen un llamamiento para
conmemorar la efeméride (https://cutt.ly/9eKA0FQ).
La finalidad es recuperar la historia de un partido
que, mucho antes de la crisis del socialismo mundial, ‘‘por propia convicción y
necesidad interna del país se disolvió (en 1981), pero no dejó a sus militantes
en una división brutal como sucedió en otros lugares; sobrevivimos, porque
nuestros proyectos eran y siguen siendo positivos para México”, dice la
socióloga Elvira Concheiro.
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Capitalismo inaguantable
En entrevista con La Jornada Concheiro,
investigadora y catedrática en la Universidad Nacional Autónoma de México
(UNAM) refiere: ‘‘Se piensa que los comunistas fueron adelantados a su tiempo
porque ahora es cuando se les necesita, en el contexto de una sociedad que ya no
aguanta más un capitalismo que nos ha llevado a un riesgo de la vida misma y a
condiciones de los trabajadores cada vez peores.
‘‘El comunismo surgió hace dos siglos y sus
propósitos son los mismos que ahora buscan diversos movimientos sociales; es
importante entenderlo: el comunismo no es el invento de un sabio, por mucho que
haya habido sabios como Carlos Marx al lado de esta corriente, no dependió de
él, sino de las condiciones de vida de los trabajadores quienes imaginaron la
posibilidad de cambiarlas.
‘‘Hay estudiosos quienes postulan que hemos llegado
al absurdo de que es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin de
capitalismo, pero esto no siempre fue así.
‘‘Existieron fuerzas, sobre todo desde los
trabajadores industriales, que sí lo imaginaron y lucharon por ello. A lo mejor
lo que pudieron construir no fue mas que un primer experimento.”
En México, añade la también directora del Centro de
Estudios del Movimiento Obrero y Socialista (Cemos), el comunismo siempre tuvo
un proyecto por delante que sorprendió por su fortaleza. ‘‘Cuando sucedió la
crisis del socialismo, aquí de dio ese gran movimiento de izquierda de 1988 que
manifestó su fuerza en las elecciones de ese año. Después hubo tiempo
suficiente para que ese primer proyecto fracasara como partido y se convirtiera
en su contrario, surgiera otro, con todas las dificultades que vemos ahora
tiene, pero son búsquedas de una fuerza popular por el cambio.”
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Relevos históricos
El momento que vive el país, continúa Concheiro,
nos permite, a 100 años de la fundación del PCM, ‘‘leer ese pasado como parte
del impulso de muchos de los cambios que suceden ahora. Soy partidaria de esa
visión amplia y unitaria que sembró el comunismo encabezado por Arnoldo
Martínez Verdugo.
‘‘La izquierda adolecía entonces de mucho
sectarismo y división, la poca o mucha fuerza que teníamos siempre estaba
parcelada, lo cual impedía la posibilidad del cambio en la sociedad mexicana.
Uno de los aportes del PCM fue, precisamente, cómo se construyó: no por el
acuerdo entre dirigentes sino a partir de un proceso de discusión y de la
elaboración de una visión, saber que el cambio debía ser en muchos campos y con
muchas facetas, no sólo en el tema obrero o agrario, sino que debía incluir a
las mujeres y su lucha feminista, o a los estudiantes que en el 68 le abrieron
los ojos al país para superar el régimen autoritario.
‘‘Se va aprendiendo de la experiencia. Los cambios
políticos y sociales son complejos, largos; eso nos enseña a voltear y ver
estos 100 años de lucha, errores y aciertos, 100 años de una búsqueda
incesante. Con esa visión histórica ahora sabemos que cuando algo termina otras
cosas empiezan, hay relevos, no intencionales, sino históricos que van abriendo
caminos.
‘‘La propuesta del PCM al final de su vida fue
sobre la reforma política, es algo que todavía está por construirse y de eso
podrían aprender hoy las izquierdas, porque hubo en los años 70 un debate
importante al respecto, muy incluyente, no de escritorio.”
Otra lección que deben aprender los grupos de
izquierda actuales, reitera la socióloga, es ‘‘tener una mirada larga, porque
estar en lo más inmediato deteriora mucho los procesos y es ineficaz como
discurso político. Hay que dejar de estar pensando en el negocio privado o en
el cargo. Tener mirada larga da otra actitud ante el régimen corruptor que
tenemos, en el que se invierte tal cantidad de dinero que se terminan
corrompiendo los partidos, es inmoral. Eso es parte de la reforma que habría
que hacer y por fortuna hay iniciativas ya en ese sentido.
‘‘Tenemos mucho camino por andar y tener un
horizonte largo nos debe llevar a cuidar la fuerza capaz de hacerlo. Todas las
izquierdas deberíamos contribuir, de manera más generosa; cuidar el cambio que
estamos viviendo, pensar que a lo mejor no es todo lo que quisiéramos pero sin
éste no vendrá el siguiente: el más avanzado.”