• Ignorancia
Desde antes de desertar, --es decir
como cada diciembre de cada año--, y tal como lo hacen los cobardes, los
anodinos y los parásitos, las diputadas y los diputados (locales) se dedicaron
a matar el tiempo.
Y lo hicieron justamente como lo saben
hacer: elaborando Decretos Paupérrimos, Inconsistentes Puntos de Acuerdo
e Iniciativas triviales. Pero jamás realizando acciones elementales y que
beneficien al pueblo.
Y para recrearles la memoria (a ellas y
a ellos) les diré que dejaron “pasar”, lo relacionado a la Ley de
Movilidad: y con su inexperiencia provocaron solo caos y desestabilidad.
Además, prometieron que detendrían el Cambio de Horario y no cumplieron.
Y como si esto fuera poco, las y los
diputados desconocen que existen actos importantes, donde debe ponerse de
relieve la responsabilidad civil para enfrentar un hecho, como lo es un
accidente vial.
Me explicaré: hasta el día de hoy, en
varios estados del país ya existe el Seguro Obligatorio de Responsabilidad
Civil Vehicular.
Así es. Y cabe destacar que en todo el
país, cerca del 60 por ciento de los autos no cuentan con un seguro, lo que se
considera una cifra alarmante, porque tal situación conlleva a que
finalmente varios responsables de un accidente, sean condenados a prisión
al no tener recursos económicos para responder, y en su caso, el afectado se
queda sin recibir el pago correspondiente.
Pero esto lo ignoran nuestros flamantes
legisladores. Como también desconocen que cerca de la mitad de los
propietarios de vehículos en nuestra entidad requieren de una póliza de
Responsabilidad Civil que ampare los daños al vehículo y a la persona cuando
ocurre un siniestro provocado por el titular de la póliza. Y sobra decir
que las y los diputados también ignoran que el Seguro de Responsabilidad Civil
Vehicular ya se considera como obligatorio en todo México a partir de 2019.
Pero también, --por ignorancia—“lo han dejado pasar”.
Y lamentablemente, mientras el estado
se les deshace entre las manos, avientan la papa caliente y dejan todo el
paquete al gobernador, toda vez que bajo la sentencia de que “aquí no
pasa nada”, inmersos en discusiones bizantinas y en pláticas carentes de
argumentos y de análisis, han dejado traslucir su desconocimiento en el
debate de las ideas, y, por culpa de ellos, el pueblo sigue sumido en la
indefensión, en la desconfianza y en la desgracia.
Y contrario a ello, Martes con Jueves y
Jueves con Martes, --en todo un año--, con su índice en alto profanaron
la honorabilidad de un recinto erigido en aras de la libertad, de la soberanía,
de la pluralidad y la democracia, rasgando con sus uñas la cúpula
parlamentaria de la legalidad y la libre expresión de las ideas.
Veletas al fin, sin principios
ideológicos e insertos en intereses obscuros, bastardos y mezquinos, han caído
en la inercia y en la holganza mientras con poses de diva han convertido la
máxima tribuna del estado en la pasarela de reflectores, del exhibicionismo,
del culto a la personalidad; y proclives al protagonismo, a la ovación y
al aplauso, han desdeñado los más nobles sentimientos del pueblo.
Un año pues de perversidad, de
apatías e indolencia de quienes con rostro cándido, sentados en la curul de la
suerte, del fuero y el ocio, se han cubierto con la coraza de la arrogancia, de
la presunción y la soberbia; y con argumentos pobres han hecho de la Tribuna,
el reducto del discurso veleidoso y el confín de la oratoria ficticia,
provocando que sus intervenciones sean nulas y reprobables.
Dicho de otra manera, en este corto o
largo tiempo, han soslayado los asuntos torales de la sociedad lavándose las
manos con el llanto de los inocentes, convirtiéndose en cómplices del desaseo y
en protectores de la corrupción al no demostrar la reciedumbre, el vigor, la
fuerza y el coraje para debatir.
Para no ir muy lejos, ellas y ellos –
las diputadas y los diputados-- han sido muy comprensivos, muy conciliadores,
muy cordiales, muy tolerantes y de gran corazón al perdonar el despilfarro, el
abuso, el cinismo, el robo y la perversidad de aquellos que han saqueado las
arcas de la gran mayoría de las administraciones municipales. Y quienes de
paso, se mofaron de ellos (los diputados), de nosotros (el pueblo) y de nuestra
Constitución.
Los recursos, pues, se esfumaron. Justo
al igual que ahora y siempre en diciembre lo hacen las y los diputados.
En fin, los distractores –en ocasiones
crueles-- como los que acontecen en estos momentos, (donde el contexto social
sudcaliforniano se está convulsionando terriblemente en medio de la crisis
económica y la violencia), sirven a los políticos para meter la cabeza y evitar
que ruede.
Sin embargo, si en ellas y ellos
existe un átomo de vergüenza, deben aceptar y decir que desde el propio
Congreso del Estado se formulan acuerdos y se estilizan enjuagues y
contubernios para evitar los transgresores concurran ante las instancias
debidas para que den una explicación de sus desviaciones, de sus
malversaciones, de sus triquiñuelas.
Qué desgracia pues que sean los de
abajo, los más jodidos, los que aún sigan confiando en las y los diputados,
cuando desconocen que persiste gente capaz de torcer, de violar y conducir la
política por senderos equivocados del bajo mundo. Y que son éstos los
únicos culpables de trasgredir las normas de la política, de menospreciar
sus preceptos, de revertir sus acuerdos. Que son quienes en nombre de la
Ley y la Política conspiran, confabulan y entretejen falsedades para
eslabonar ingratitudes y fraguar corruptelas.
Y que lamentable es saber que
personajes así, ya perdidos en el laberinto de complicidades desde las
altas esferas del poder cometen tropelías, entretejen redes de corrupción y al
amparo de la extensa cobija cohabitan con la perversidad incrustados en
esa turbia mezcla de intereses.
En síntesis, sumidos en ese importamadrismo,
seguirán prohijando excesos y abusos. --Y al fin lo que menos les importa--,
seguirán empujando al pueblo a su más cruel estado de indefensión.
Cuestión
de tiempo