• El escritor sinaloense publica La cuarta pregunta, segundo título de la trilogía protagonizada por el Capi Garay
CIUDAD DE MÉXICO.
El desierto, los saltos en el tiempo y la
búsqueda de un tesoro que beneficiará a una comunidad sacudida por la violencia son los ejes que guían la novela La cuarta pregunta, del
escritor sinaloense Élmer
Mendoza (1949), la segunda entrega de la trilogía que
protagoniza el Capi Garay.
Este joven altruista,
enamoradizo, muy norteño, que regresa en esta historia publicada por el sello Alfaguara es
el segundo personaje más entrañable del narrador, después del detective Édgar El Zurdo Mendieta,
al que ha dedicado cinco títulos de la saga policiaca confeccionada entre 2008
y 2017.
“La segunda entrega, de aventuras y mucho
movimiento, se desarrolla en el desierto. Todos los personajes son jóvenes,
tienen 19 años. Andan buscando un tesoro, del que no tendrán ningún beneficio,
porque todo es para donarlo a un barrio donde hay delincuencia. Y hay un
personaje que es un jeep antiguo de los años 60. Entran a un portal del tiempo
y regresan a 1969. El reto es cómo regresar”, dice.
El también cuentista
detalla que las series del Capi y El
Zurdo son muy
diferentes, pero que existe cierto parecido entre los protagonistas. “La
diferencia entre las novelas en que usan dos códigos lingüísticos distintos:
uno más contemporáneo, más allegado a las palabras que utilizan los jóvenes en
sus conversaciones casuales; los dichos, los giros, las expresiones, los
estilos de ser amigos, los sueños y deseos de cada quien.
“En las de El Zurdo existe
otro tipo de lenguaje, más apegado a la estética de la violencia. Los
personajes son distintos, no solamente por la edad. El Zurdo es
un hombre que tiene mala suerte en el amor; en cambio, el Capi tiene buena
suerte, pero no sabe manejar esa sensación especial de enamorarse y tener una
relación. A veces está bien y en otras sólo está flotando”, narra.
Mendoza agrega que ambos
tienen mucho empuje. “El Zurdo tiende
al fracaso, pero a veces consigue lo que quiere. Y el Capi reconoce sus
limitaciones, pero sabe que puede tener éxito, que los amigos lo salvarán y
confía en ellos. Los dos son muy osados y tienen un sentido del altruismo muy
acendrado”.
El novelista señala que escogió como
escenario de la novela a la Reserva de la Biosfera El Pinacate y el Gran
Desierto de Altar, inscrita en la lista del Patrimonio de la Humanidad en 2013,
porque está llena de mitos.
“Se decía que ahí entrenaban los astronautas
que hicieron el viaje a la Luna, que hasta llegan extraterrestres; y uno va con
la esperanza de tomarse un café con ellos, pero yo no he tenido la suerte de
encontrarme a alguno”, ironiza.
Mendoza aclara que es la primera vez que sus
personajes saltan en el tiempo de esta forma. “En la entrega anterior del Capi
Garay sólo mezclo los periodos, lo cual tiene que ver con la cultura mexicana:
los chamanes, las fuerzas mágicas de la naturaleza. Con esta me sentí muy bien.
Intento contribuir al género fantástico y de ciencia ficción, pues la
literatura mexicana no es muy rica en este terreno”.
Asegura que hay un capítulo dedicado a los
recuerdos de cada joven. “El desierto produce alucinaciones. Lo que ves en la
lejanía se parece a los objetos reales, piensas que están ahí, pero no. También
dedico otro capítulo a la noche en el desierto, que es maravillosa por la forma
en que el cielo crece, con toda la fuerza, y es un gran provocador de la
imaginación. La ciudad ha perdido el cielo”.
El autor de El amante de Janis Joplin incluye en La cuarta pregunta a
guardianes del tiempo con jorongo y a indios seris, y manifiesta su
preocupación por las redes sociales, que “propiciarán un mundo futuro sin
intimidad”.
Adelanta que cerrará la trilogía del Capi
Garay en el subsuelo. “Toca túneles. Ya vi algunos, he recopilado información.
Tiene que ver con las tradiciones de los mexicas y, lo más probable, es que el
espacio sea la Ciudad de México. Estoy desarrollando un personaje que se llama
Miguel y el apellido no sé si se lo pondré, pero será un homenaje a Miguel
León-Portilla”.