La embajadora nacional remarcó que lo sucedido es un golpe de Estado
Washington. México y Estados Unidos chocaron ayer en una sesión extraordinaria del Consejo Permanente de la Organización de los Estados Americanos (OEA) por la categorización de la crisis de Bolivia como golpe de Estado o renuncia seguida de un fraude electoral.
En contraste con lo defendido por el embajador estadunidense, Carlos Trujillo, la representante mexicana, Luz Elena Baños, expuso la seria preocupación (de su gobierno) por el grave quebrantamiento del orden constitucional de Bolivia, donde ha sucedido un golpe de Estado que México condena severamente.
Baños se refirió a la profunda consternación por los hechos y recordó que Morales había reconocido el domingo pasado el resultado de un informe preliminar de la OEA y convocado a nuevas elecciones cuando el ejército le pidió la renuncia.
Morales renunció para pacificar el país y frenar la violencia, añadió Baños, y recordó que la Carta Democrática de la OEA establece que la subordinación a las autoridades civiles legalmente constituidas es fundamental para la democracia.
México hizo votos por que se pacifique de inmediato el país andino y se logre una salida democrática mediante elecciones libres. Expuso asimismo una encendida defensa del asilo político que ejerció México al acoger a Morales, a su ex vicepresidente Álvaro García Linera y a la ex ministra de Salud Gabriela Montaño.
Baños dijo además que un grupo de personas fueron recibidas en la sede de la embajada mexicana en La Paz y pidió que las autoridades bolivianas protejan las sedes diplomáticas extranjeras, algunas de las cuales fueron objeto de actos vandálicos en días recientes.
Uruguay, Nicaragua y varios estados del Caribe se sumaron a la postura de México en cuanto a caracterizar la crisis boliviana como golpe de Estado, mientras Costa Rica, Colombia, Canadá y Honduras se plegaron a la tesis de Estados Unidos.
Adicionalmente, México y Uruguay criticaron el papel del secretario general del mecanismo hemisférico, Luis Almagro, ante la crisis que derivó en la renuncia obligada de Morales el domingo pasado.
Quiero mencionar la sorpresa que causó a mi gobierno el hecho de que, frente a los graves acontecimientos que quebraron el orden constitucional, la secretaría general únicamente haya emitido un breve comunicado el día lunes, dijo Baños.
La diplomática mexicana añadió que el secretario general, tan afecto a las apariciones mediáticas, ha permanecido sorpresivamente callado; nos preguntamos cuáles son sus prioridades, sus preocupaciones y sus urgencias.
Almagro ha sido un feroz crítico de los gobiernos de Bolivia, Venezuela, Cuba y Nicaragua.
En su turno, el embajador estadunidense, Carlos Trujillo, proclamó: “Estados Unidos saluda al pueblo de Bolivia por su valiente lucha contra el gobierno que intentó robar las elecciones y la moderación desplegada por la policía en apoyo al proceso constitucional.
El presidente (Evo) Morales de hecho renunció; resulta sorprendente que haya aquí gobiernos que apoyen a las autoridades anteriores que organizaron el fraude, dijo Trujillo, quien se mostró sorprendido por las denuncias de golpe de Estado.
Al reiterar la postura del régimen de Donald Trump, Trujillo leyó una declaración del magnate formulada el lunes en la que felicitó a las fuerzas armadas de Bolivia por mantenerse leales a su mandato.
En la misma tónica que México, el embajador permanente de Uruguay, Hugo Cayrús, dijo que en Bolivia se produjo a todas luces un golpe de Estado cívico, político y militar, y añadió que resulta evidente para mi país que la secretaría general no supo ni anticipar ni acompañar la crisis.
Almagro se defiende
Por su parte, Almagro insistió: Evo Morales fue el que cometió un golpe de Estado en Bolivia, y lo acusó de tratar de “robar las elecciones del 20 de octubre.
La sangre en las manos es de aquellos que cometieron el fraude electoral; la OEA no dio un golpe de Estado, dieron un golpe de Estado quienes se robaron la elección declarando la victoria en primera vuelta, afirmó ante el Consejo Permanente del organismo regional.
Horas antes de que la senadora golpista, Jeanine Áñez, se proclamara presidenta interina de Bolivia, en una sesión sin quórum, 15 países integrantes de la OEA (Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Estados Unidos, Guatemala, Guyana, Honduras, Panamá, Paraguay, Perú y Venezuela –representada por un delegado de líder opositor, Juan Guaidó) exhortaron a las fuerzas políticas bolivianas a definir con urgencia un presidente interino con el propósito de que convoque a elecciones.
En una declaración, instaron a que la definición de la presidencia provisional en Bolivia se efectúe urgentemente según lo prevén la Constitución y las leyes bolivianas.
Antes de la reunión, el embajador de Bolivia ante la OEA, José Alberto González, dimitió.
A todo esto, un informe de la organización estadunidense Center for Economic and Policy Research afirma que no hubo fraude en las elecciones presidenciales de Bolivia y cuestiona a la OEA por emitir juicios sin sustento.
El análisis estadístico del centro concluyó que los resultados de los comicios del pasado 20 de octubre en Bolivia, cuya victoria obtuvo Morales en primera vuelta, no muestran evidencia de que las irregularidades o el fraude afectaron el resultado oficial.
La investigación, publicada el pasado viernes, incluyó los resultados de 500 simulaciones que muestran que la victoria de Morales no sólo fue posible, sino probable, según los resultados de 83.85 por ciento inicial de votos en el conteo rápido.
El documento señaló que era muy inusual y muy cuestionable que la OEA emitiera un comunicado para cuestionar los resultados de las elecciones sin proporcionar ninguna evidencia para hacerlo.
El 21 de octubre, la Misión de Observación Electoral de la OEA en Bolivia emitió un comunicado de prensa posterior a los comicios presidenciales en el que expresó su profunda preocupación y sorpresa por el cambio drástico y difícil de justificar en la tendencia de los resultados preliminares del (conteo rápido) conocidos tras el cierre de las urnas.
Dos días después de las votaciones, el 23 de octubre, la misión de la OEA emitió su informe preliminar sobre los comicios en el que reiteró las críticas al proceso electoral boliviano y sugirió repetirlo, dado que entre otras cosas los cambios en la tendencia del conteo rápido eran difíciles de explicar y no coincidían con las otras medidas disponibles.
Y la madrugada del domingo pasado la OEA divulgó un informe preliminar que con el análisis de apenas 333 actas de un total de 34 mil 555, donde encontró irregularidades en sólo 23 por ciento de las mismas, recomendó anular el proceso electoral.
Después, Evo Morales llamó a nuevas elecciones y se vio obligado a renunciar luego de que el jefe de las fuerzas armadas, general Williams Kaliman, y el jefe de la policía, general Vladimir Yuri Calderón, le exigieron dimitir.
En tanto, el mandatario venezolano, Nicolás Maduro, pidió a las fuerzas armadas de Bolivia restituir al poder a Evo Morales, después de que la senadora opositora Jeanine Áñez, al amparo de los militares golpistas, se proclamó presidenta de Bolivia en una sesión legislativa sin quórum.
En el otro extremo, el canciller de Brasil, Ernesto Araújo, afirmó que su gobierno reconoce a Áñez como nueva gobernante boliviana, mientras Estados Unidos recomendó a sus ciudadanos a no viajar al pais andino.
Por otra parte, en un video que grabó para la revista argentina La Garganta Poderosa, difundido en Twitter, el músico británico Roger Waters envió un mensaje a Evo Morales en el que dijo que espera que su exilio en México sea corto.