• Los encontronazos son cada día más frecuentes y más graves en Morena • En Baja California Sur, sucede algo muy similar. No existe un liderazgo único, fuerte y contundente • Las figuras de Leonel Cota y del superdelegado Víctor Castro, hacen lo posible por mandar señales en el sentido de hacer notar su supuesta autoridad sobre los integrantes de Morena. Hasta ahora sin éxito
Hasta dónde el partido Morena
aguantará la presión interna que realizan sus propios agremiados que no sólo
pone en entredicho la credibilidad de este organismo sino que además corre el
riesgo de ensanchar las evidentes fisuras y llegar a próximos procesos
electorales literalmente desmembrados.
Es claro que a nivel nacional
la figura de presidente Andrés Manuel López Obrador, es requerida entre los
morenistas para conglomerarse y unirse ante su evidente liderazgo partidista.
Pero el mandatario trae sus
propios incendios, por cierto, cada día más amplios y donde su presencia como
jefe del ejecutivo federal requiere hacerse notar pero con una sana distancia
de su partido.
En Morena existen sus propios
dirigentes que desgraciadamente para quienes creyeron en esta propuesta como la
opción de participación política diferente a otros partidos como el PRI, no han
complido con esta expectativa.
No hay en este organismo
político un liderazgo suficientemente fuerte que le permita avanzar sin la
intromisión directa de López Obrador.
Por ello el pleito encarnizado
por obtener las riendas de este organismo colocado ahora con un enorme poder
político tanto en el gobierno federal como en las cámaras de senadores y
diputados, congresos estatales, gobiernos de entidades federativas y alcaldías
del país.
Los encontronazos son cada día
más frecuentes y más graves.
En Baja California Sur, sucede
algo muy similar.
No existe un liderazgo único,
fuerte y contundente.
No hay una figura que pueda
aglutinar toda la fuerza que ahora tiene Morena tanto en las alcaldías, las
diputaciones locales y federales, senadurías y por supuesto la representación
del cuestionado gobierno federal.
La 4T y su partido en la media
península están literalmente sin cabeza.
Las figuras de Leonel Cota y
del superdelegado Víctor Castro, hacen lo posible por mandar señales en el
sentido de hacer notar su supuesta autoridad sobre los integrantes de Morena.
Hasta ahora sin éxito.
Mientras tanto el aún
dirigente formal de este organismo Alberto Rentería, se encuentra en Michoacán
empleado por Fertinal, mientras que los morenistas sudcalifornianos se dividen
cada día más.
Obviamente como a nivel
nacional tendrá que llegar a un acuerdo antes de que la evidente división que
ya se registra haga que estos actores políticos no solo se decepcionen de las
siglas morenistas, sino que incluso salgan a buscar otras fuerzas políticas.
Por lo pronto la fila de
aspirantes a ocupar un cargo en el gobierno federal aumenta frente al grupo
político que encabeza Víctor Castro mientras que aún no está claro hacia dónde
se moverán los morenistas locales en las próximas fechas.
La fractura y división es
evidente, les urge un liderazgo fuerte y efectivo que tanga la capacidad de
apaciguar las ansias por figurar y por obtener candidaturas en el 2021 cuando
aún no terminamos ni siquiera el 2019.
Por supuesto hasta ahora las
consecuencias no han sido mayores porque aún no despierta o no se conforma una
oposición partidista lo suficientemente fuerte como para preocupar a estos
morenistas por encima de su conflicto interno.
Pero conforme se acerquen
futuros procesos electorales, el panorama de la oposición política se ampliará
al punto que muchos de los actuales morenistas podrían aparecer defendiendo
otros colores.
Los choques internos en Morena,
no son nada nuevo en el paisaje político nacional y estatal donde las banderas
y los colores muchas veces son simples vehículos para obtener candidaturas y la
posibilidad de competir por los anhelados puestos de elección popular.
¿No le parece así amable
lector?