La autoridad debe reforzar la supervisión de la disposición final de grasas que llevan a cabo comercios de la zona turística, señaló Carlos Tinoco
Cabo San Lucas, Baja California Sur.- Ante la contaminación que se vive en la bahía de Cabo San Lucas (CSL), Carlos Tinoco Balderas, presidente de la Asociación de Empresarios de Los Cabos (Amigos de CSL AC), señaló que, si bien, las autoridades tienen la responsabilidad de mantener los sistemas de drenaje del municipio en óptimas condiciones, los empresarios tienen la obligación de cuidar lo que se vierte por sus coladeras, pues al final del día es esto lo que impurifica las aguas del destino.
Tinoco Balderas considera que "existe la obligación” por parte de los restaurantes de “dar mantenimiento a sus trampas de grasa”, pues “no puede un restaurante verter los residuos de grasa y aceite en el drenaje.
"Yo creo que, independiente de la obligación de las autoridades, del OOMSAPAS, de dar mantenimiento a la red, de desazolvar ciertas alcantarillas […], y antes de pensar en una inversión millonaria para la infraestructura, hay que pensar en que podemos nosotros hacer algo, y esto es no tirar arena al alcantarillado y darle el mantenimiento a nuestras trampas de grasa", insisitió Carlos Tinoco.
Constantes han sido los esfuerzos de la iniciativa privada, así como de asociaciones civiles del municipio de Los Cabos, por rehabilitar y limpiar la zona turística y la marina portuaria de CSL. A lo largo de ya de casi una semana se han retirado decenas de toneladas de basura doméstica, así como de montones de arena y lodo.
Lamentablemente, la zona más afectada ha sido el espejo natural del mar entre los muelles del recinto portuario. Éste, ha permanecido turbio y con manchas oleosas a consecuencia de la devastadora contaminación que dejó el arrastre de agua sucia desde las colonias del puerto sanluqueño.
En repetidas ocasiones asociaciones civiles y ambientalistas habían advertido de los serios problemas que ocasionaría el colapso del sistema de drenaje y alcantarillado de la ciudad, como consecuencia de la mala disposición del destino final de residuos grasos, tales como aceites y combustibles, pues terminan generalmente en el sistema de drenaje y alcantarillado.