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Hoy es domingo, 24 de noviembre de 2024

La sonriente Olga Tokarczuk / Elena Poniatowska

• A Sergio Pitol, quien tanto amó a los polacos y dio a conocer en México a cuentistas y pintores, le habría encantado que Olga Tokarczuk ganara el premio Nobel

La sonriente Olga Tokarczuk / Elena Poniatowska

Ciudad de México. A Sergio Pitol, quien tanto amó a los polacos y dio a conocer en México a cuentistas y pintores, le habría encantado que Olga Tokarczuk ganara el premio Nobel, porque en 2012 la incluyó en su antología de cuentistas polacos. Ahora me entero que la ganadora del Nobel 2018 vino dos veces a la Feria del Libro de Guadalajara y para mi tristeza nunca tuve la oportunidad de conocerla. Esto es lo que suele suceder en una feria tan enorme.

En 1995 Olga decidió tomar un año sabático y dejar su consultorio privado de sicología para irse al campo. Nunca imaginó que años más tarde obtendría el Premio Nobel. ‘‘Para mí fue el momento de romper, tenía un niño pequeño y, aunque necesitaba un pago regular, decidí echarme el clavado y hacer algo que siempre ansié: escribir. ¿Cuántos escritores se ganan la vida escribiendo? Me atreví. Quizá las ideas de mi primer libro cristalizaron a lo largo de los años y con ellas clausuré el pasado. Por eso intenté ligar la historia y la realidad social de Polonia en forma metafísica y mágica, y Primeval y otras historias se publicó en 1996”. Según su editor en México, Martín Solares, Olga Tokarczuk tiene influencia del gran novelista cubano Alejo Carpentier (quien también merecía el Nobel) y Gabriel García Márquez, que sí lo recibió.

‘‘Este libro es la historia del mundo, que al igual que todo lo vivo, nace, crece y muere. Escribirlo fue otro rompimiento en mi vida”, confió la ahora ganadora del Nobel a Iza Bartosz, quien escribió un largo ensayo sobre ella para la revista Vogue-Polonia, que ha dado gran importancia a la cultura y sobre todo a la literatura. Me mudé de la ciudad al campo y fue como regresar a mi infancia. Me encontré de nuevo con la naturaleza, y esa experiencia me capacitó para recordar qué feliz me hacía que crecieran las flores, los árboles y los insectos.

Primeval... encantó a los lectores y su autora recibió una infinidad de premios, incluso el de los lectores compradores de los tenis Nike. ‘‘Fue extraordinario descubrir, de repente, que yo podía ser una escritora profesional y vivir de mi escritura. Nunca tendría que volver a trabajar como terapeuta. Me di cuenta de que sería más útil para mí misma y para el mundo escribiendo, en vez de atender a gente”, explicó a Bartosz para el ensayo en Vogue-Polonia, que la periodista Magdalena Melnyk tuvo a bien traer de Varsovia a la Ciudad de México.

Primeval y otros cuentos se ha traducido a más de 20 idiomas, entre ellos el mandarín, el danés, el alemán y el español. Olga Tokarczuk es la número 15 de las mujeres que han obtenido el Nobel, desde la sueca Selma Lagerlöf en 1909. Los más recientes que han recibido el galardón son Alice Munro en 2013, Patrick Modiano en 2014, Svetlana Alexievich en 2015, Bob Dylan en 2016 y Kazuo Ishiguro en 2017.

El único mexicano fue Octavio Paz, quien lo ganó en 1990, mientras Chile tiene a dos grandes premiados, Gabriela Mistral y Pablo Neruda, así como Argentina debió recibirlo en la persona de otro escritor extraordinario, Jorge Luis Borges.

Desde 2000 los periódicos del mundo divulgan la trayectoria de Olga Tokarczuk. La propia Olga cuenta que en ese mismo año, cuando Polonia fue la invitada de honor a la Feria del Libro de Fráncfort, se dio cuenta, por primera vez, de que tanto autores de otros países como editoriales extranjeras la reconocían. Multipremiada, habló de su obra con escritores en otros idiomas, hombres y mujeres de diferentes culturas que la conocían por medio de las traducciones.

Primeval... abarca distintos tiempos, cada uno dedicado a un personaje distinto. Al leer su manuscrito, sus editores le pidieron que simplificara la conformación de su novela (así como Alí Chumacero se lo pidió a Rulfo), pero Olga se opuso diciendo que su texto perdería todo sentido y demostró que tenía razón. Primeval... ha sido traducido a todos los idiomas y Olga no se dio cuenta sino hasta más tarde del alcance de su obra. ‘‘Entrego cada libro con la esperanza de que hablará por sí mismo. Si no es bien recibido, significa que no cumplí con las expectativas del lector y sigo trabajando ajena a la crítica o a los elogios excesivos”.

El Man Booker International Prize en Inglaterra la convirtió en el primer escritor polaco en obtenerlo. ‘‘Al conocer la noticia del Booker Prize inglés –declaró Olga–, recibí llamadas hasta muy noche de amigos; mi libro encendió la curiosidad de lectores en el mundo, accedí a nuevos países y a otros idiomas. Salieron rediciones en todos los países europeos, principalmente en Alemania, país que ha publicado todos mis libros”.

Enemiga de comer carne, no sólo es vegetariana, sino vegana, como son muy pocos intelectuales mexicanos, acostumbrados a la carne asada llamada tampiqueña. El ‘veganismo’ se diferencia del vegetarianismo porque no acepta que sus seguidores consuman alimentos de origen animal: huevos, yogurt y quesos.

Los veganos no comen un solo producto de origen animal y hasta rechazan ponerse zapatos o usar bolsas, maletas o cartapacios de piel. ¿Se debilitan por no comer carne? Al contrario, sustituyen las proteínas con semillas. Quizá en las dos ferias del libro a las que asistió en Guadalajara, la de 2011 y la de 2015, Olga comió pepitas de calabaza, esencialmente mexicanas. Tendríamos que preguntárselo.

Ver la sonrisa de felicidad en el rostro de la Premio Nobel de Literatura de 2018 nos hace también felices a las mujeres. Como informó el editor mexicano Martín Solares a Yanet Aguilar Sosa, Olga es capaz de crear personajes adictivos a los que se sigue con emoción a lo largo de las páginas: ‘‘Cuando uno lee una novela de Tokarczuk, tiene la impresión de que una narradora valiente y avezada enciende la luz a medida que avanza, a fin de mostrarnos un ángulo más sospechoso de un tema poco explorado”.

Que un país como Polonia, situado geográficamente en medio de tres poderosos vecinos, haya recibido 11 premios Nobel en todas las ramas es indicio de su creatividad y su inteligencia. Polonia va mucho más allá de sus fronteras y no sería aventurado decir que, por su heroísmo, es uno de los países más queridos de la Tierra.