• A Sergio Pitol, quien tanto amó a los polacos y dio a conocer en México a cuentistas y pintores, le habría encantado que Olga Tokarczuk ganara el premio Nobel
Ciudad de México. A Sergio Pitol, quien tanto
amó a los polacos y dio a conocer en México a cuentistas y pintores, le habría
encantado que Olga Tokarczuk ganara el premio Nobel, porque en 2012 la incluyó
en su antología de cuentistas polacos. Ahora me entero que la ganadora del
Nobel 2018 vino dos veces a la Feria del Libro de Guadalajara y para mi
tristeza nunca tuve la oportunidad de conocerla. Esto es lo que suele suceder
en una feria tan enorme.
En 1995 Olga decidió tomar un año sabático y dejar
su consultorio privado de sicología para irse al campo. Nunca imaginó que años
más tarde obtendría el Premio Nobel. ‘‘Para mí fue el momento de romper, tenía
un niño pequeño y, aunque necesitaba un pago regular, decidí echarme el clavado
y hacer algo que siempre ansié: escribir. ¿Cuántos escritores se ganan la vida
escribiendo? Me atreví. Quizá las ideas de mi primer libro cristalizaron a lo
largo de los años y con ellas clausuré el pasado. Por eso intenté ligar la
historia y la realidad social de Polonia en forma metafísica y mágica,
y Primeval y otras historias se publicó en 1996”. Según su editor en
México, Martín Solares, Olga Tokarczuk tiene influencia del gran novelista
cubano Alejo Carpentier (quien también merecía el Nobel) y Gabriel García
Márquez, que sí lo recibió.
‘‘Este libro es la historia del mundo, que al igual
que todo lo vivo, nace, crece y muere. Escribirlo fue otro rompimiento en mi
vida”, confió la ahora ganadora del Nobel a Iza Bartosz, quien escribió un
largo ensayo sobre ella para la revista Vogue-Polonia, que ha dado gran importancia
a la cultura y sobre todo a la literatura. Me mudé de la ciudad al campo y
fue como regresar a mi infancia. Me encontré de nuevo con la naturaleza, y esa
experiencia me capacitó para recordar qué feliz me hacía que crecieran las
flores, los árboles y los insectos.
Primeval... encantó a los lectores y su autora
recibió una infinidad de premios, incluso el de los lectores compradores de los
tenis Nike. ‘‘Fue extraordinario descubrir, de repente, que yo podía ser una
escritora profesional y vivir de mi escritura. Nunca tendría que volver a
trabajar como terapeuta. Me di cuenta de que sería más útil para mí misma y
para el mundo escribiendo, en vez de atender a gente”, explicó a Bartosz para
el ensayo en Vogue-Polonia, que la periodista Magdalena Melnyk tuvo a bien
traer de Varsovia a la Ciudad de México.
Primeval y otros cuentos se ha traducido a más
de 20 idiomas, entre ellos el mandarín, el danés, el alemán y el español. Olga
Tokarczuk es la número 15 de las mujeres que han obtenido el Nobel, desde la
sueca Selma Lagerlöf en 1909. Los más recientes que han recibido el galardón
son Alice Munro en 2013, Patrick Modiano en 2014, Svetlana Alexievich en 2015,
Bob Dylan en 2016 y Kazuo Ishiguro en 2017.
El único mexicano fue Octavio Paz, quien lo ganó en
1990, mientras Chile tiene a dos grandes premiados, Gabriela Mistral y Pablo
Neruda, así como Argentina debió recibirlo en la persona de otro escritor
extraordinario, Jorge Luis Borges.
Desde 2000 los periódicos del mundo divulgan la
trayectoria de Olga Tokarczuk. La propia Olga cuenta que en ese mismo año,
cuando Polonia fue la invitada de honor a la Feria del Libro de Fráncfort, se
dio cuenta, por primera vez, de que tanto autores de otros países como
editoriales extranjeras la reconocían. Multipremiada, habló de su obra con
escritores en otros idiomas, hombres y mujeres de diferentes culturas que la
conocían por medio de las traducciones.
Primeval... abarca distintos tiempos, cada uno
dedicado a un personaje distinto. Al leer su manuscrito, sus editores le pidieron
que simplificara la conformación de su novela (así como Alí Chumacero se lo
pidió a Rulfo), pero Olga se opuso diciendo que su texto perdería todo sentido
y demostró que tenía razón. Primeval... ha sido traducido a todos los
idiomas y Olga no se dio cuenta sino hasta más tarde del alcance de su obra.
‘‘Entrego cada libro con la esperanza de que hablará por sí mismo. Si no es
bien recibido, significa que no cumplí con las expectativas del lector y sigo
trabajando ajena a la crítica o a los elogios excesivos”.
El Man Booker International Prize en Inglaterra la
convirtió en el primer escritor polaco en obtenerlo. ‘‘Al conocer la noticia
del Booker Prize inglés –declaró Olga–, recibí llamadas hasta muy noche de
amigos; mi libro encendió la curiosidad de lectores en el mundo, accedí a
nuevos países y a otros idiomas. Salieron rediciones en todos los países
europeos, principalmente en Alemania, país que ha publicado todos mis libros”.
Enemiga de comer carne, no sólo es vegetariana,
sino vegana, como son muy pocos intelectuales mexicanos, acostumbrados a la
carne asada llamada tampiqueña. El ‘veganismo’ se diferencia del vegetarianismo
porque no acepta que sus seguidores consuman alimentos de origen animal:
huevos, yogurt y quesos.
Los veganos no comen un solo producto de origen
animal y hasta rechazan ponerse zapatos o usar bolsas, maletas o cartapacios de
piel. ¿Se debilitan por no comer carne? Al contrario, sustituyen las proteínas
con semillas. Quizá en las dos ferias del libro a las que asistió en Guadalajara,
la de 2011 y la de 2015, Olga comió pepitas de calabaza, esencialmente
mexicanas. Tendríamos que preguntárselo.
Ver la sonrisa de felicidad en el rostro de la
Premio Nobel de Literatura de 2018 nos hace también felices a las mujeres. Como
informó el editor mexicano Martín Solares a Yanet Aguilar Sosa, Olga es capaz
de crear personajes adictivos a los que se sigue con emoción a lo largo de las
páginas: ‘‘Cuando uno lee una novela de Tokarczuk, tiene la impresión de que
una narradora valiente y avezada enciende la luz a medida que avanza, a fin de
mostrarnos un ángulo más sospechoso de un tema poco explorado”.
Que un país como Polonia, situado geográficamente
en medio de tres poderosos vecinos, haya recibido 11 premios Nobel en todas las
ramas es indicio de su creatividad y su inteligencia. Polonia va mucho más allá
de sus fronteras y no sería aventurado decir que, por su heroísmo, es uno de
los países más queridos de la Tierra.