• Tras las polémicas que vivió en 2018, la Academia Sueca anunciará el jueves a los dos ganadores del premio. Otra vez suenan Kundera y Murakami
CIUDAD DE MÉXICO.
Considerado el galardón más prestigiado en el
mundo de las letras, el Nobel de Literatura es una manzana que ha provocado momentos
dulces, pero también discordias, escándalos y olvidos polémicos.
Cada año, la noticia es esperada y da lugar a
cuestionamientos y divide opiniones. Sin embargo, la mayoría de las veces el
veredicto dispara la venta de libros y, en ocasiones, puede revelar un
verdadero hallazgo para los lectores.
Este año, la Academia Sueca dará a conocer, por primera vez en su historia,
a dos ganadores para 2019 y 2018, con lo que intentará restaurar su
credibilidad, tras las polémicas que vivió por abuso sexual y malversación de
fondos en 2018.
El anuncio se realizará el próximo jueves 10
de octubre.
Y, mientras tanto, en los salones literarios ya circulan las apuestas con los nombres de
los posibles ganadores. Algunos creen que será Olga Tokarczuk (Polonia, 1962),
autora de Anna Inn en los sepulcros del
mundo y Los corredores. Otros se inclinan por Ismail Kadaré
(Albania, 1936), un clásico que goza de una obra importante en las letras
occidentales con Abril quebrado y El palacio de los sueños; o a la poderosa Joyce Carol Oates (EU,
1938), autora de Carthage, The Sacrifice y El rey de picas.
Repite el poeta sirio Ali
Ahmad Said Esber, conocido como Adonis (Al Qassabin, 1956) y autor de Epitafio para Nueva York y Éste es mi nombre; el poeta Ngugi Wa Thiong’o (Kenia, 1938),
que publicó This Time Tomorrow y Mother, Sing For Me; la poeta Antjie Krog (Sudáfrica, 1952),
considerada la Neruda del afrikáans; o la narradora y crítica literaria
Margaret Atwood (Canadá, 1939), que ha conquistado lectores con El cuento de la criada, Alias Grace y El año del diluvio.
Y circulan de forma obligatoria cinco
narradores que ya ocupan una mención en el canon literario: Claudio Magris
(Italia, 1939), António Lobo Antunes (Portugal, 1942), Julian Barnes
(Leicester, 1946), Milan Kundera (Brno, 1929) y Haruki Murakami (Kioto, 1949).
El premio nació con la
voluntad del químico, escritor y fabricante de armas sueco Alfred Nobel, famoso
por la invención de la dinamita y más de 300 patentes más, quien destinó la
mayor parte de su fortuna a estas distinciones que dividió en seis categorías,
“una parte para la persona que habrá producido en el campo de la literatura el
trabajo más destacado en una dirección ideal”, como escribió en su testamento.
El premio se ha entregado 110 veces a 114 escritores y, en su primera edición en 1901, le
correspondió al poeta y ensayista René François Armand SullyPrudhomme (1839-1907), quien hoy es poco recordado.
A lo largo de su historia,
este galardón no se entregó en siete ocasiones (1914, 1918, 1935, 1940, 1941, 1942 y 1943),
debido a las dos guerras mundiales, tal como explica la página oficial del
galardón literario; salvo la edición de 2018, que se postergó para este año,
con lo cual se prevé una ceremonia literaria doble.
Además, el premio se ha dividido en tres
ocasiones: en 1917, concedido a Karl Adolph Gjellerup y Henrik Pontoppidan; en
1966, a Shmuel Yosef Agnon y Nelly Sachs; y, en 1974, a Eyvind Johnson y Harry
Martinson.
Y mientras la Academia Sueca delibera a los ganadores de 2018 y 2019,
Olivier Truc, autor de El caso Nobel, recuerda que “estos premios, sobre todo los
de Literatura y de la Paz, siempre son controvertidos”.
Basta recordar que en 2016 la consagración de
Bob Dylan indignó a los ortodoxos y reabrió las dudas sobre los criterios y
condiciones en que son designados los ganadores.
Aunque el más reciente escándalo sucedió en
2018, cuando un periódico sueco reportó que 18 mujeres habían sido acosadas o
abusadas sexualmente por Jean-Claude Arnault, un fotógrafo vinculado a la
Academia Sueca y casado con Katarina Frostenson (integrante del organismo).
Otra polémica sucedió en 2004, cuando la
poeta y dramaturga austriaca Elfriede Jelinek se ausentó de la ceremonia
alegando motivos síquicos que le impedían comparecer ante el público. La
designación desembocó en la renuncia de Knut Ahnlund, quien, inconforme con el
veredicto, dejó la Academia al considerar que el nombre de la austriaca
arruinaba el valor de la distinción.
Una polémica más rodeó al
premio en 1958, cuando Boris Pasternak (autor de Doctor Zhivago) fue presionado por el gobierno soviético
para renunciar a la distinción. Sin embargo, la trama fue compleja e involucró
al editor Giangiacomo Feltrinelli y a la CIA. Pasternak falleció dos años
después y nunca viajó a Estocolmo para recogerlo. Pero, en 1989, su hijo Eugeny
lo aceptó en su nombre. Y otra sucedió en 1964, cuando Jean-Paul Sartre lo
rechazó.
Pero la mayor polémica que ha arrastrado la
Academia Sueca es la ausencia de una legión de autores que fueron omitidos o
ignorados, aunque existe un consenso sobre su trascendencia literaria, como
Julio Verne (1828-1905), Henrik Ibsen (1828-1906), Lev Tolstói (1828-1910),
Mark Twain (1835-1910), Henry James (1843-1916), Antón Chéjov (1860-1904),
Marcel Proust (1871-1922), Paul Valéry (1871-1945), James Joyce (1882-1941),
Franz Kafka (1883-1924) y Virginia Woolf (1882-1941).
Además de Ezra Pound (1885-1972), Fernando
Pessoa (1888-1935), J.R.R. Tolkien (1892-1973), Jorge Luis Borges (1899-1986),
Vladimir Nabokov (1899-1977), Marguerite Yourcenar (1903-1987), George Orwell
(1903-1950), Witold Gombrowicz (1904-1969), Italo Calvino (1923-1985), John
Updike (1932-2009), Philip Roth (1933-2018) y Amos Oz (1939-2018), entre otros.