• Los muertos de AMLO
Inmerso en sus terquedades de
atacar a los que siempre ha calificado de “hipócritas conservadores” y
“mezquinos neofascistas”, Andrés Manuel López Obrador ha dejado que lentamente
la arena del reloj llene el receptáculo inferior.
Y así lo hará hasta que despierte
de aquel sueño profundo donde aún se encuentra soñando desde su casa de
cristal, mientras acá, el país se le deshace entre sus manos.
Y casualmente en su sueño, el
presidente simula que le duelen mucho, demasiado, los 43 muertos… pero en su
terquedad sistemática de perseguir culpables se olvida que hasta ahora, en su
corto tiempo de mandato, en su conciencia lleva ya cerca de 30 mil. Digamos,
solo un poquito más que aquellos 43.
Aunado a lo anterior –con
conocimiento de causa o no—el presidente mantiene la creencia de que en
aquel entonces, Ayotzinapa, se anidó la intransigencia y la intolerancia. Y que
allí hizo de las suyas tanto la barbarie como la impunidad. Y a cambio de
eso suelta las riendas --solo porque no quiere enfrentamientos--, dejando
entonces que secuestren personas, que roben camiones, que hagan destrozos, y
que de paso lesionen la economía de muchos que nada tienen que ver con sus
desaciertos y su tolerancia.
De paso permite que vejen a
los integrantes de nuestro glorioso ejército olvidando la dignidad, el honor,
el decoro, la vergüenza y el pundonor de un Soldado, quien por su investidura
emana, y debe emanar, respeto y obediencia. Y porque además es arrojado,
valiente, capaz de ofrendar su vida por la nuestra y por nuestros bienes.
De paso, Andrés Manuel López
Obrador se olvida que un Soldado no está para ser humillado. Y en el caso
de lo ocurrido en La Huacana, Michoacán, el 27 de mayo pasado, donde retuvieron
y desarmaron a varios militares, fue un caso repudiado y condenado por todos
los mexicanos. Pero menos por el presidente.
Todo ello aun cuando la
humillación no solo fue solamente a los soldados, sino que fue al Ejército, a
nuestra Soberanía y a México. Lo que no se dio por enterado nuestro presidente.
Y que por el contrario aplaudió bajo la burda expresión de que los soldados
“evitaron enfrentamientos”.
Y es que lamentablemente día
con día en sus charlas mañaneras nuestro presidente todo lo pretende solucionar
con discursos sin argumentos, Con palabras huecas, vacía y sin sustento, donde
más destacan sus bromas, sus chistes y sus marrullerías. Es decir no
habla con la seriedad que los casos ameritan.
Lo dije y lo reitero: un
verdadero líder debe ser fuerte y asir la batuta con valentía, sin temor. Y
jamás mostrar debilidad. Porque la batuta resbala y cae de las manos débiles. Y
después de esto todo se torna un caos. Justamente lo que hoy sucede en nuestro
país.
Se han registrado pues,
eventos sumamente delicados como aquellos donde han perdido la vida decenas de
integrantes de las fuerzas armadas; y en donde sin importar las causas, los
efectos han sido muy importantes.
Es entonces fundamental que
frente al terrible estado de indefensión que vivimos, el presidente conceda lo
que merecen las fuerzas armadas llámense policías, marinos o soldados, porque
de lo contrario toda la sociedad estará destinada a sucumbir ante esos niveles
de inseguridad y violencia que –según se observa-- hoy por hoy ya rebasaron a
esas instituciones que están para cuidarnos.
Luego entonces, basta ya de
tanta indiferencia política ante hechos tan lamentables y basta de ese doble
discurso matutino donde subliminalmente se beneficia más a los criminales y que
contrariamente en nada coadyuvan a la seguridad y a la tranquilidad del pueblo.
Porque no es posible que sean
los delincuentes quienes llenen ese vacío gubernamental mientras el discurso
nos deje solo el nefasto y despreciable beneficio de la duda. Mientras
los malos se ríen se burlan de usted y de las fuerzas armadas.
Ya escribí lo que en su
momento dijo un prestigiado militar retirado, y lo vuelvo a escribir: “No es
posible repeler agresiones con muñecas o ramos de flores“, tal como se está
haciendo en estos momentos. Quien, por cierto entre otras cosas, a usted
señor presidente, le pidió: “si tiene dignidad, renuncie al cargo”.
Por eso soy reiterativo al
escribir también que: los delincuentes no son unas hermanitas de la caridad a
los que se les debe tratar con cartitas y palabras y buenos modales. Como
tampoco se les puede hablar como usted lo ha venido haciendo desde que inició
su gobierno. Es decir con amor y paz.
No señor. Porque los
delincuentes son malos. No tienen sentimientos. Y si usted señor presidente
sigue soñando desde su casa de cristal que distribuyendo globos y dulces entre
los delincuentes se les va a atacar, está muy equivocado. Y
desde sus chistes mañaneros les sigue pidiendo que se entretengan con
pistolas de juguete y se porten bien, “porque de lo contrario los voy a acusar
con mamá y papá”, está más errado aun.
Y es que usted lo ha dicho:
“no queremos enfrentamientos, no queremos la violencia. Vuelvo a hacer un
llamado a que se abandonen las armas, no queremos que con la violencia se
resuelvan los problemas”.
Sin embargo, señor, el conteo
del gobierno federal registró, en el primer semestre del 2019 que se cometieron
14 mil 603 homicidios dolosos, así como 448 feminicidios, por lo que en total
se cometieron 15 mil 51 asesinatos en los primeros seis meses del año.
En síntesis, tan solo durante
los primeros 8 meses del actual gobierno se cometieron más de 20 mil
asesinatos, un promedio de 2 mil 505 al mes y más de 80 al día. Esa es la
realidad que vivimos.
Entonces, si realmente
queremos avanzar, es necesario actuar en consecuencia. Antes de que los malos
acaben con los buenos.
Cuestión de tiempo.