• El ensamble barroco Antiqva Metropoli acompañará mañana, en su debut en México, al virtuoso intérprete suizo, quien ha sido llamado “el Paganini de la flauta”
CIUDAD DE MÉXICO.
Considerado por la crítica internacional
como el “Paganini de la flauta”, Maurice Steger (Suiza, 1971) es uno de los
solistas más importantes del orbe y se presentará mañana por primera vez en
México, dentro de la programación del 47 Festival Internacional Cervantino
(FIC), que arrancó ayer sus actividades en la capital de Guanajuato y concluirá
el próximo 27 de octubre.
El virtuoso intérprete estará acompañado por
el violinista italiano Luca Giardini y el ensamble mexicano
Antiqva Metropoli, que se encarga de rescatar
y difundir la música barroca.
El recital se titula Música Barroca en
Guanajuato, está programado para mañana viernes e incluye piezas de
compositores como Arcangelo Corelli, Giuseppe Sammartini, Francesco Saverio
Geminiani, Domenico Scarlatti, Charles Avison y Antonio Vivaldi.
En entrevista con Excélsior, Maurice Steger
explica que la música implica emociones no siempre en perfecta sincronía.
“La música es un conjunto de emociones puras,
emociones que no conocen barreras ni países. Claro que hay diferentes estilos
musicales en este mundo y no importa si es música clásica judía del siglo XVI o
folclórica de México. Para todo hay un sentido y no necesariamente tiene que
ser perfecta, porque hay música que sólo fue hecha para transmitir alegría”.
¿Cómo describiría el sonido de la flauta
barroca para alguien que es ajeno al mundo de la música de concierto?, se le
pregunta al intérprete. “Diría que es dulce, apasionado, directo y muy íntimo.
En mi caso, es un instrumento que hace un reflejo de mí mismo, es un espejo de
mí.
A mí me encanta tocar este instrumento,
porque también es directo y honesto, y su sonido refleja exactamente lo que
quiero decir. Digamos que no hay nada entre el instrumento y el ejecutante, y
esto es lo que más me motiva, porque el instrumento es una extensión de mi
cuerpo”, añade.
¿Qué busca al interpretar una pieza?
“Cualquier cosa que el ejecutante haga viene directamente del instrumento.
Digamos que el compositor es el creador de la música, pero esa música está
muerta en la partitura y tengo la maravillosa oportunidad de poner el trabajo
del compositor fuera del papel”.
¿Por qué la música barroca no pierde
vigencia? “Porque los sentimientos y las emociones no cambian en las personas.
La música es emoción y la música barroca es emoción pura, y no hay diferencia
en si la música es antigua o de otra época. Simplemente tiene que ser
interpretada con pasión y estar hecha de emoción. Además, considero que la
música barroca está íntimamente relacionada con las emociones más humanas, y
por esa razón adoro este tipo de música”.
Convocado al FIC por invitación de Juan Luis
Matuz, director de Antiqva Metropoli, Steger habla sobre Mr. Handel’s dinner
(2019), su disco número 37, y describe la música de los compositores que aborda
por estos días.
“Telemmann te cuenta historias. Cuando lo
tocas es como escuchar a un grupo de señoras tomando el té, quienes a veces te
relatan una historia y otra habla al mismo tiempo, formando una polifonía de
historias. Vivaldi, por otro lado, es un creador de atmósferas. A él le gusta
que todos canten su música y su lenguaje es más elegante, noble, con mayor
alegría. Mientras que Corelli es un compositor para todos, un arquitecto de la
estructura musical y sus piezas son pequeñas obras de arte bien estructuradas
que puede llegar a ser un clásico”.
¿Qué busca al realizar una grabación? “Uno de
mis grandes intereses al grabar música es elegir obras que no se han tocado o
que han sido poco grabadas. He tenido la oportunidad de encontrar muchísimas
piezas en Italia y Austria. Y, si haces un disco, lo más importante es tener un
buqué de muchas emociones y sentimientos, y no enfocarte sólo en mostrar una
idea o reflejar lo que el compositor”, expresa.
“Yo creo que 70 minutos con un solo
compositor o una sola idea musical… ya no le interesa al público. Así que
intento poner una variedad de programas musicales. Mi mayor anhelo, a futuro,
es que mis grabaciones puedan traer alegría e inspirar al público, aunque hayan
pasado 10 o 15 años de que hice esas grabaciones”, agrega.
¿Cuál fue la idea de su disco Mr. Handel’s
dinner? “En este disco podemos ver un Handel con muchos sonidos y colores, una
maravillosa oportunidad para encontrar esa atmósfera que rodeó sus óperas”.
¿Y qué le diría a quienes afirman que la
música de concierto o sinfónica es aburrida? “Que la música clásica es un arte
que a veces ha sido seleccionado excesivamente y que no tiene que ver con que
sea aburrido. Hay música clásica que fue creada para divertir al público. Pero
también hay música clásica que es emocionante y otra más que es apasionada.
Por supuesto que también hay obras que son
aburridas en este género, pero mi trabajo como intérprete es lograr que ésta no
sea así, y el compromiso del intérprete es asegurarse que la música sea
trascendente y agradable al público”.
¿Qué opina de que se le considere el
“Paganini de la flauta”? “Tiene sus lados buenos y malos. Paganini fue un
compositor con grandes ideas que tocaba rapidísimo y fue conocido como uno de
los virtuosos de la música clásica, pero esa parte que comprende su mito no es
lo más importante para mí.
“No quiero que se me considere un ejecutante
que toca a gran velocidad o un virtuoso. Prefiero ser yo mismo y nunca la copia
de alguien”, concluye el artista que en 2015 fue premiado como Instrumentalista
del Año Echo Classic y definido como “un músico increíblemente carismático:
espontáneo, cautivador y lleno de energía”, destacado por su intensa
interpretación y una técnica que ha logrado destacar la flauta dulce como un
instrumento en todas sus fascinantes formas.