• Este proyecto gráfico, que cumplirá sus primeros 20 años de vida, nació y se desarrolló en Torreón, pero ha ganado terreno en México a través de diversas ferias del libro
CIUDAD DE MÉXICO.
Llevar la gráfica a la calle,
democratizar la imagen y enseñar a los niños y jóvenes “esta gran tradición
mexicana que es el grabado”. Éstos son los objetivos de El Chanate Móvil, un
taller gráfico montado en un triciclo que lo mismo lleva este arte a colonias
marginadas de Coahuila que a ferias del libro y festivales de todo México.
Este taller móvil, que surgió hace siete
años, es parte del Taller de Gráfica El Chanate que nació en Torreón en el
2000, a iniciativa del pintor y escultor Arturo Rivera, y que han ido
consolidando decenas de artistas coahuilenses, ahora dirigidos por Norberto
Treviño, quien ya prepara los festejos por los 20 años de este proyecto.
Retomando el nombre de ese pájaro negro
huraño parecido al cuervo, El Chanate no se ha conformado con montar
exposiciones y ofrecer charlas en su sede de Torreón, sino que ha buscado nuevo
público en escuelas, barrios bravos y casas y no se ha detenido incluso cuando
la violencia recrudece.
“Creemos que abrir un taller de
gráfica en Torreón cambió la historia de este arte. A raíz de El Chanate, esta
técnica plástica ha vivido una explosión en la entidad. Cada vez la practican
más los artistas jóvenes. La Laguna ahora es un oasis de la gráfica”, comenta
Treviño en entrevista con Excélsior.
Tras recorrer los pasillos de la 29 Feria
Internacional del Libro Monterrey, la segunda a la que acude, después de la FIL
Coahuila en mayo pasado, el promotor explica que las dos experiencias han sido
gratificantes: trabajar en su sede fija y recorrer con El Chanate Móvil sitios
en los que encuentra a un público cautivo que aprecia la cultura, pero también
barrios pobres donde la gente cree que hace tatuajes.
“Nunca hemos tenido una experiencia negativa,
hemos sido bien recibidos. A los niños les gusta mucho conocer el proceso de
impresión gráfica. En ventas sí nos va mal, pues piensan que es un papel, no
una obra original. Pero poco a poco se van convenciendo del valor del grabado”,
afirma.
Tras dos décadas de trabajo, destaca que la
gráfica es lo que más se ha renovado en las artes visuales, “porque no tiene
ese peso de ser arte y a la vez sí lo es. El lenguaje gráfico es muy complejo y
ambiguo, va desde la caricatura política hasta la gráfica expandida y lo
digital.
“Es una de las expresiones artísticas que más
se ha renovado, se reinventa constantemente. Se puede hacer gráfica
performática o gráfica fanzine; se puede combinar con todo, gráfica y comida,
gráfica y poesía”, agrega.
Detalla que El Chanate Móvil ha mutado.
“Llegamos a tener un teatro guiñol para narrar una breve historia del grabado.
Y próximamente montaremos una especie de cuenta cuentos japonés, que es la
narración a través de imágenes”.
Hoy, Treviño describe a los espectadores el
proceso creativo que implica el grabado y las herramientas que se utilizan,
además de enseñarles a imprimir una gráfica y permitirles que ellos hagan una,
que se llevan a su casa.
“No es un taller formativo autorizado por la
SEP, pero sí llevamos el grabado a escuelas primarias. Confeccionamos nuestros
programas y las actividades de apoyo, y decidimos a qué planteles ir. Todo con
nuestros recursos. Lo recaudado en la venta de las piezas lo destinamos a estas
actividades.
“Con El Chanate Móvil, la
promoción se transforma en una acción. El activar el triciclo te hace una
práctica artística que involucra el performance o el happening. Así, la
gente se siente parte del proceso creativo”, indica.
Acervo
desconocido
El Chanate está integrado por unos diez
creadores con presencia constante, aunque han llegado a ser 30 personas. Pero a
lo largo de su historia, cuenta su director, han dado vida a un acervo que se
ha convertido en patrimonio del pueblo coahuilense, pero que es poco conocido y
hace falta clasificarlo.
“Cuando se cumplan 20 años se hará la primera
lectura del acervo. Tenemos piezas de grandes maestros como Gilberto Aceves
Navarro, Demián Flores, Irma Palacios, Arturo Rivera y Gabriel Macotela. Pocas
veces se ha compartido. Tenemos joyas prestadas, piezas de Lucía Maya, de La
Ceiba Gráfica y El Tigre Ediciones.
“Hace falta revisarlo y hacer un registro.
Hasta ahora hemos exhibido exposiciones temporales, y una permanente en la que
se renuevan constantemente las piezas. Queremos lanzar una convocatoria
nacional para exhibir la obra de los participantes en el Triciclo y sea
curricular”, añade.
Norberto aclara que su aniversario es en
noviembre, pero que no tienen un día exacto. “El vigésimo aniversario nos
permitirá comenzar una nueva etapa. Somos asociación civil desde hace nueve
años y hemos sobrevivido a los cambios de autoridades cada sexenio. Lo que
sigue es una mayor profesionalización, pues ahora producimos en nuestros ratos
libres.
“Pero ha sido nuestra labor social la que nos
ha marcado. Incluso, planeamos publicar un libro con una editorial de
Monterrey, enfocado en esta interacción en calles y escuelas”, adelanta.
El Chanate ha llevado su visión de la gráfica
a urbes como Tijuana, Durango, Tamaulipas, Oaxaca, Puebla, la Ciudad de México,
Mérida y Monterrey, así como a La Habana y Bogotá. “En el mundo de la gráfica
se hacen muchas colaboraciones. No somos puristas. No puedes cerrarte a estas
expresiones. Si no recibes a las nuevas formas de expresión, desapareces. La
gráfica se volvió un Frankenstein, hecho de muchas piezas. Pero esto la ha
enriquecido”, concluye.