El recinto se ha convertido en referente de la cultura popular y de la variedad de lo que significa “ser mexicano”; el museo, cuenta con un acervo de 40 mil objetos de cultura indígena, popular y urbana
“Si no hay participación india real en las decisiones, el indigenismo participativo no pasara de ser una engañosa promesa más: la misma gata, nomás que revolcada” (Bonfil Batalla. Anuario Indigenista. México 1985).
CIUDAD DE MÉXICO
Enclavado en el centro de Coyoacán, existe un lugar donde la cultura popular, las artesanías e incluso la gastronomía, encuentran una armonía que cautiva a propios y extraños.
Se trata del Museo Nacional de las Culturas Populares, un recinto que en 37 años de existencia se ha convertido en la voz de la diversidad étnica y cultural del país, y que ha conseguido colocarse en el gusto de los habitantes de la Ciudad de México, además de turistas nacionales e internacionales.
Nacido el 24 de septiembre de 1982, con una exhibición relacionada con la milpa, el recinto fue fundado por el antropólogo y etnólogo Guillermo Bonfil Batalla, como una forma de brindar proyección a los pueblos originarios del país y de la capital mexicana, una labor que en los años 80 fue fundamental ante la crisis económica, política y sociocultural por la que atravesaba México.
En entrevista para Excélsior Digital, Lluvia Sepúlveda Jiménez, directora del recinto, manifestó que, en aquella década, Bonfil Batalla advirtió la necesidad de crear un espacio dedicado a hablar de aquellos grupos sociales en ese entonces considerado como subalternos y cuya visión de la realidad era, y es distinta a la del mexicano promedio.
Fue entonces cuando, en coordinación con un grupo de antropólogos y etnólogos se dieron a la tarea de recopilar datos de grupos indígenas y sectores populares que pudieran expresar sus tradiciones y costumbres.
Para Lluvia Sepúlveda, el principal objetivo del Museo Nacional de las Culturas Populares es mostrar el patrimonio cultural de los pueblos indígenas de México a fin de lograr un diálogo cultural con la sociedad actual a fin de que su riqueza y aportación al país sean reconocidas.
La también antropóloga, asegura que una de las principales dificultades que en pleno siglo XIX enfrentan los pueblos originarios, es la discriminación y racismo latentes en México, flagelos que desde inicios del Museo han estado presentes, aunque han logrado sortear con éxito a través de la inclusión de las comunidades y de la difusión de sus tradiciones, lo que ha logrado que sean cada vez más valorados.
Aunque como Sepúlveda Jiménez asegura, aún hay mucho por trabajar, el recinto se ha convertido en referente de la cultura popular y de la variedad de lo que significa ser mexicano, muestra de ello son las constantes exposiciones que van más allá de exponer ese arte popular, pues abarcan muestras etnográficas y gastronómicas que atraen a un importante número de visitantes al Museo.
Además de las exposiciones, la labor del Museo abarca otras manifestaciones de los pueblos indígenas y culturas urbanas populares, como saberes y conocimientos, tal es el caso de talleres que invitan a los visitantes a conocer de cerca el proceso de elaboración de textiles o bien de alimentos tradicionales como los tamales o el pan de muerto.
Lluvia Sepúlveda manifestó además que otro de los retos en el que trabaja el Museo, es el de ampliar la oferta cultural, en este sentido explica que su labor se extiende a la investigación, en meses próximos, el recito exhibirá la cultura y tradición de comunidades al norte del país, una labor que involucra investigación y acercamiento con esas poblaciones.
Desde conocer su cosmovisión, hasta invitarlos a mostrar su trabajo, son tareas que llevan de uno a dos años, sin embargo, esta ardua labor permite que las comunidades sean conocidas y puedan comercializar sus productos, de ahí, otra labor del Museo: la de conseguir que las artesanías sean adquiridas a un precio justo que permita fomentar las economías locales.
De esta forma, es posible incluir a los pueblos en el escenario urbano desde su diversidad, su esencia, su lengua y tradiciones, Sepúlveda Jiménez asegura que gracias a los festivales de cultura alimentaria que realiza el Museo se ha fomentado la compra a los productores directos, lo mismo sucede con la organización de la feria del ámbar, feria de la miel, e incluso el próximo Festival de Día de Muertos, el cual se espera atraiga a un importante número de visitantes.
Lluvia Sepúlveda destaca la importancia de preservar este tipo de actividades a fin de evitar que las tradiciones de estas comunidades desaparezcan y no soporten el paso del tiempo, de la globalización, la migración e incluso la inseguridad que se registra en el país.
Aunque agrega que la sociedad juega también un importante, el de comprender a México como un mosaico étnico con 69 lenguas, que significan también 69 formas de comprender la realidad, la de abrir los ojos a la diversidad de “ser mexicano” y de la pluralidad que existe en el país.
La antropóloga habla además de acercarse a las comunidades a través de los viajes al interior del corazón del país, donde ellos se encuentran, y así conocerlos de cerca, por su parte, los pueblos originarios, tienen un reto a nivel interno, el de fomentar sus tradiciones y lengua, gastronomía y adaptarse a los tiempos modernos sin dejar de lado su esencia.
En tanto, el Museo NAcional de las Culturas Populares, con un acervo de 40 mil objetos de cultura indígena, popular y urbana, exhibe actualmente la exposición “Toledo Ve”, con más de 800 piezas de pequeño y gran formato que destacan el trabajo de diseño del artista plástico oaxaqueño Francisco Toledo, fallecido el pasado 5 de septiembre.
Además de la muestra “Ra’a yachí kanú (El señor jícara grande)” del también maestro oaxaqueño, Olegario Hernández, y finalmente la muestra de joyería realizada con papel artesanal, diseñada por la artista estadounidense Kiff Slemmons y elaborada por la cooperativa Arte Papel Vista Hermosa de San Agustín Etla, Oaxaca.
El recinto alista además un festival gastronómico relacionado con el cacao y el chocolate, una muestra en el marco del Día de Muertos en noviembre próximo, además de una exposición dedicada a las devociones populares para fin de año.