• La situación de las indígenas en Canadá es muy difícil. Hay muchas, incluso niñas, muertas o desaparecidas pero sus casos no se investigan de la misma manera que se hace con las muje
A
las mujeres se les exige ser bonitas, calladas y dulces. ‘‘Pero, ¿cómo serlo
cuando hay tanta violencia?”, inquiere la cantante y activista canadiense
Elisapie, una de las invitadas al Festival Internacional Cervantino (FIC) en
Guanajuato, donde presentará su disco The ballad of the runaway girl, que puede
traducirse como La canción de la chica fugitiva.
‘‘Es un álbum que salió en 2018,
lleno de emociones, en el que trato de encontrar lo hermoso en la rudeza de la
naturaleza; trato de contribuir al dar voz al pueblo inuit (al que pertenece) y
a la mujer”, explica a La Jornada vía telefónica.
Una de sus canciones se
titula Arnaq
(Mujer) y dice así:
‘‘I’m a woman,
I give you life,
I give you love,
so you can give it in return.
It becomes your mirror.
Never forget where you’re from.”
Soy una mujer,
Te doy la vida,
Te doy amor,
Para que puedas devolverlo,
Se convierte en tu espejo,
Nunca olvides de dónde eres.
Sin
interferencia de los misterios de la poesía
–¿Se
puede separar a la artista de la activista?
–A veces se tienen que separar
porque necesito hacer cosas muy hermosas, humanas, que toquen a los demás, que
logren una conexión. Cuando quieres ser activista debes alzar la voz y ser muy
clara, sin que interfieran los misterios de la poesía. Esa es la única vez en
que pueden separarse. En mi caso la mayoría de las veces van juntas en lo que
hago porque trato de hablar por los que no pueden o se les dificulta.
‘‘Como mujer debo ser capaz de
decir: me siento vulnerable, o fuerte, siento la violencia, todo lo que los
seres humanos sienten. Como mujeres nos dicen que tenemos que ser perfectas y
bonitas, pero eso es una estupidez porque, ¿cómo podemos ser pequeñas,
calladas, dulces y bonitas cuando hay tanta violencia? No tiene sentido.
‘‘No es sólo ser una activista,
es ser una persona, es ser fuerte, abrazar esa fortaleza y hacerla crecer como
mujer. Nos quieren poner una pequeña caja en la que no pertenecemos: somos
demasiado inteligentes, somos líderes, pero eso no se quiere ver, incluso
ahora.”
La circunstancia de las mujeres
indígenas en Canadá está en un momento difícil, añade Elisapie. ‘‘Es una
situación muy mala. Cuando hablas de temas indígenas es muy triste, hay mujeres
y niñas indígenas muertas y desaparecidas, pero sus casos no se investigan de la
misma manera que se investigaría la desaparición o la muerte de una mujer
blanca. Muchas veces no se investiga porque son indígenas; así que cada vez hay
más y más casos.
‘‘El mundo indígena se da cuenta
de que esto es un tema muy importante, es algo que ha ocurrido en los años
recientes, pero no son tratados como en el caso de una mujer blanca. Pero
nuestra gente es muy fuerte, se da cuenta del poder que poseen y que pueden
hablar; tienen derechos y las mujeres les enseñan a las jóvenes acerca de eso.”
Elisapie lo hace desde su música,
como en la canción Wolves don’t live by the rules (Los lobos no viven según las
reglas), que es una versión de la que canta Willie Thrasher y
que ella escuchaba cuando era niña. ‘‘Habla de las personas, del pueblo
indígena, de los inuits. Está muy relacionada con la fuerza, con el poder.
‘‘Cantar para mí es como un viaje
que necesito contar. Necesito grabar mi viaje y a veces ese viaje puede ser
interpretado de muchas maneras. Trato de atrapar lo que veo alrededor. The balad of
the runaway girl es un viaje por carretera, un sueño
espiritual en el que me di cuenta de muchas cosas personales que no había
entendido. De muchas formas es un regreso a las raíces.”
Elisapie se presentará el 11 de
octubre a las 23 horas en la ex Hacienda San Gabriel de Barrera-El trasnoche
(Carretera Guanajuato-Marfil, km 2.5 s/n, Guanajuato).