• Con 50 años de tradición familiar, hoy Guillermo Ortega Delgado hereda la fabricación de títeres desde Acapulco, dispuesto a preservar este añejo oficio en México
ACAPULCO.
Con 50 años de tradición
familiar, hoy Guillermo Ortega Delgado hereda la fabricación de títeres desde
Acapulco, dispuesto a preservar este añejo oficio en México.
“El títere, aparte de que es un juguete
didáctico, también es una representación de una cultura, una danza y tiene para
darle imaginación a un niño, para divertir a las personas, es como un regalo,
es muchas cosas”, comentó este joven titiritero.
Los títeres tienen una larga
tradición en México, y Tlaxcala se ha convertido en la capital mundial de los títeres.
De esta entidad es originaria la familia Ortega Delgado. Ellos son los únicos
artesanos en Guerrero que hacen títeres de tela, también conocidos como cachetones.
Este oficio ha permanecido en la familia
desde hace 50 años, cuando el jefe de familia perdió su empleo y la necesidad
de salir adelante hizo que fabricara los primeros títeres.
Con el tiempo su hijo y sus nietos heredaron
este oficio, que más que trabajo es una pasión para ellos.
Hoy la familia está conformada por Petra
Delgado y tres hijos, siendo Guillermo, el más pequeño, quien decidió seguir
con el negocio, luego de que su padre falleciera hace nueve años.
Aunque los primeros títeres fabricados por
los Ortega fueron de pasta de papel, han ido evolucionando y se usan otros
materiales como yeso o tela. Pese a los avances en el proceso de creación, los
muñecos continuaron siendo muy frágiles.
Actualmente, las marionetas están rellenas de
aserrín, lo que permite una consistencia única que hace más duraderos a los
juguetes. Costura, llenado, embarrado, pintado, decorado y armado, é+ste el
proceso por el que debe pasar cada títere para su venta.
El proceso de confección es artesanal y se
alarga durante una jornada. Finalmente, la marioneta se vende por unos siete
dólares.
“Estoy contento de que se vaya a otro hogar
(el títere). Que alegren a un niño, a una familia, que tengan algún lugar en
algún punto, una casa, un museo”, enfatizó Guillermo, quien trabaja y mantiene
a su madre y estudia en la universidad.
Pese a las vicisitudes económicas, la familia
se siente muy orgullosa de sus raíces, que intentan plasmar en cada uno de sus
muñecos: el tlacololero, el diablo de Azoyú, el danzante Guerrero Azteca,
figuras de la muerte y catrinas, la china poblana, el charro y el venado de
Sinaloa son algunos de los diseños de la colección.