• Se activan partidos con miras al 2021. En Morena la bandera de la decepción ondea alto y fuerte, requieren cambiar de dirigente • El PAN supervisa la renovación directiva en los comités municipales mientras que el PRI prepara participar en elección de su presidencia nacional • Partido que pierde el control de su unidad interna está condenado a obtener pobres resultados electorales. A todos les urge fortalecer sus respectivas estructuras
A un año de la pasada elección
y a poco más de año y medio del próximo proceso electoral en la entidad, los
partidos políticos ya dan muestras de que se acomodan a su interior justamente
para enfrentar lo mejor que se pueda la próxima contienda política.
Está claro que esta labor se
realizará en gran medida a partir de las condiciones en que cada organismo
político quedó luego de los resultados electorales del 2018 en donde Morena con
la enorme ola electoral que propició con el ahora presidente de México Andrés
Manuel López Obrador, resultó un avasallador ganador.
Justamente por esa condición y
contrario a lo que muchos pensaban que sería Morena a estas alturas del proceso
sucesorio estatal, existe hoy en día una enorme diferencia con lo que fue esta
propuesta política el año pasado.
La bandera de la decepción
ondea alto y fuerte en este partido en donde incluso los propios morenistas aún
no salen del asombro de que en efecto, una vez en el gobierno, las cosas ya no
se ven de la misma manera y la respuesta a muchas de las propuestas que se
hicieron supuestamente para mejorar al país, pues aún no llegan.
De hecho, estamos como país,
peor que al final de la administración federal pasada.
Lo complicado para los
morenistas locales, es que en esta ocasión prácticamente todo el proceso del
2021 lo enfrentarán con recursos propios, tanto en lo económico como en lo que
respecta a la representación política y a sus respectivos antecedentes
particulares de cada aspirante a candidato.
Hasta ahora está claro que la
contienda se establecerá principalmente entre los morenistas y panistas con sus
posibles los aliados respectivos, aunque nadie puede perder de vista del todo a
un PRI que tratará de mantenerse vigente y actuante una vez que concluya su
proceso de selección de dirigente nacional el próximo mes de agosto.
Para desgracia del partido que
encabeza el desorientado Alberto Rentería Santana, los problemas de división
interna producto de una evidente falta de liderazgo, de oficio e inteligencia
política definitivamente tendrán consecuencias políticas sobre todo si a nivel
federal los planes del actual gobierno no cumplen con las expectativas.
Será muy difícil armar una
propuesta competitiva al mismo nivel que la presentada en la campaña electoral
del 2018 pue es evidente que a siete meses de iniciada la gestión de
presentantes morenistas el desgaste ya les hace ella. Sus luchas están
establecidas en varios frentes y la más dolorosa y costosa hasta ahora es
justamente la que se libra internamente.
Por su parte Acción Nacional
que dirige en la entidad Carlos Rochín se ha concentrado en las últimas semanas
en estar al pendiente de la organización de los diversos comités municipales
donde el principal reto es no perder la unidad interna que es precisamente el
principal activo de cualquier partido político.
Partido que pierde el control
de su unidad interna está condenado a obtener pobres resultados electorales.
Por ello es estratégico que ya
desde ahora se afinen las estructuras internas para detectar con tiempo la
posible problemática interna y lograr la anhelada unidad y por supuesto generar
la construcción de candidaturas lo suficientemente fuertes y que cuenten con
una alta dosis de certeza en la victoria electoral.
El PAN se mueve en una
aparente calma que seguramente está basada en que hasta ahora la expectativa de
triunfo de este organismo político es muy alta sobre todo si se consideran los
desatinos de un partido como Morena que le urge renovar a su todavía dirigente
Alberto Rentería Santana que ahora está peleado hasta con los vecinos.
Hay un gobierno estatal
encabezado por Carlos Mendoza Davis, emanado del blanquiazul que de acuerdo a
recientes encuestas, tiene una excelente calificación social, que está muy
activo en la atención ciudadana lo que seguramente impactará positivamente en
su partido político.
Los morenistas a estas alturas
de su arribo al poder local no pueden decir lo mismo. El balance para las
alcaldías y la organización interna de los morenistas no es favorable. Tendrán
que remontar con cambios efectivos en la dirigencia estatal de su partido y
afinar las hasta ahora abruptas y evidentes pretensiones del llamado
superdelegado Víctor Castro Cosío de controlar todo lo que esa fuerza política
implica en la entidad.
El tricolor por su parte
tendrá la necesidad de aprovechar el impulso que pueda darle la renovación de
su dirigencia nacional para tratar de llegar lo más oxigenado que pueda a un
proceso sucesorio que literalmente ya empezó al arrancar la segunda mitad de
este 2019.
Veremos cómo se desempeñan los
partidos políticos en los próximos meses en la evidente intención de perfilar
propuestas para el proceso sucesorio del 2021.
Ya veremos.