• Será muy difícil para Morena deslindarse de legisladores que se autodenominan morenistas y que su “pecado” fue no dejarse manipular por la fuerza política que representa el superdelegado Víctor Castro Cosío, cual si fuera una vieja “tribu” perredista • Se medió activa el PRI para cambio de líder nacional. Necesita quitar de una vez a las mismas caras de siempre y a los mismos actores políticos que han llevado al tricolor a una debacle de proporciones mayores • El PAN sin prisa aparente se reorganiza a través de los comités municipales
Mientras que la dirigencia
estatal de Morena, anda agarrada del chongo para tratar de minimizar la abrupta
pérdida de presencia en el Congreso del Estado, el PAN se organiza a través de
los comités municipales y el PRI se le mueve a patita con la organización de
sus elecciones internas para renovar su dirigencia nacional.
La elección del tricolor de su
nueva dirigencia nacional se llevará a cabo en la primera mitad de agosto y se
espera que ello renueva la poca estructura que queda en la entidad y que podría
ser canalizada para brindar su apoyo a Alejandro Moreno más que a la propia
Ivone Ortega que otra vez busca ser dirigente nacional y que cuenta también con
algunos simpatizantes dentro de las filas del tricolor local.
Lo cierto es que esta
actividad parece que le dio algo de carga a las desvanecidas pilas políticas de
un tricolor que cuenta todavía con una dirigente, Gabriela Cisneros, que
francamente da más pena que otra cosa.
Se espera que al cambiar la
dirigencia nacional, quede quien quede, se motivará el cambio de dirigente
también a nivel estatal por lo que en esa posición se podría apuntar Noé López
Ramírez quien cuenta con suficiente currículum al interior de este organismo y
que por ahora coordina la búsqueda del voto priista en favor de Moreno.
Hacerlo así quitaría de una
vez a las mismas caras de siempre y a los mismos actores políticos que han
llevado al tricolor a una debacle de proporciones mayores.
Quienes han sido
tradicionalmente influyentes al interior del PRI tendrán que hacerlo ahora con
mucha discreción para generar algo de confianza entre los militantes de voto
duro que aún tiene y evitar al mismo tiempo mandar la señal de que ya no será
“más de lo mismo”.
Seguramente en los próximos
días habrá mayor actividades y fuertes intentos por aparecer en los escenarios
mediáticos primero para impulsar a las propuestas nacionales y de paso poner en
claro que la renovación de dirigentes estatales, literalmente está también en
está en puerta.
Esto se registra en el
tricolor mientras que el PAN sin prisa aparente trabaja la renovación de sus
dirigencias de comités municipales con miras precisamente a llegar fortalecidos
al proceso electoral del 2021 que aunque para algunos parece lejano, lo cierto
es que ya es tiempo de fortalecer precisamente las estructuras internas de los
organismos políticos.
En ese sentido todo indica que
Morena tendrá muchos problemas ante la negligente y beligerante actitud de su
dirigente Alberto Rentería que no haya el modo de sacudirse el golpe que
recibió la semana pasada en el Congreso del Estado precisamente por
legisladores que militan en ese partido.
Será muy difícil para este
organismo deslindarse de legisladores que se autodenominan morenistas y que su
“pecado” fue no dejarse manipular por la fuerza política que representa al
interior de este organismo el superdelegado Víctor Castro Cosío, cual si fuera
una vieja “tribu” perredista.
Así que lo más seguro es que
en esta segunda mitad del presente año, la actividad político-partidista se
incremente para llegar al final del 2019 con dirigencias nacionales y estatales
renovadas.
Hasta ahora en el balance
general el PAN se conserva con su potencial político, el PRI sigue en la lona,
mientras que Morena sufre un histórico descalabro interno del que difícilmente
podrán reponerse para rendir buenas cuentas a su dirigencia nacional.
Por supuesto a nadie le gusta
probar una sopa de su propio chocolate tal como le sucedió a Víctor Castro y
seguidores y cuya indigestión política a Alberto Rentería aún le produce ardor
estomacal y por supuesto, ardor emocional.