• ¿En verdad hay razones para celebrar el triunfo de Morena y siete meses de gobierno federal? • El amiguismo, las pifias y torpezas de seguidores de Víctor Castro y Alberto Rentería ¿son motivos para festejar? • La población parece ver la conmemoración desde el otro lado de la cerca o de la valla, muy lejos de la euforia morenistas en donde por supuesto cada día son menos los invitados de honor
El inicio esta semana que está
a punto de concluir se caracterizó por la celebración del triunfo de Morena en
las elecciones del año pasado y así de manera triunfalista el presidente de
México Andrés Manuel López Obrador, presumió que ha alcanzado más del 70 por
ciento de los cien compromisos de campaña.
¿Pero realmente hay verdaderas
razones para celebrar?
Vale decir que este evento se
realizó un día después de que miles de ciudadanos salieron a las calles en la
capital del país y en otras capitales de los estados y pidieron la renuncia del
jefe del ejecutivo federal.
A siete meses de iniciada la
actual administración federal la economía de nuestro país se encuentra en una
situación complicada y las proyecciones más alentadoras nos ubican con un
crecimiento cuando mucho del uno por ciento, muy lejos del fabuloso cuatro por
ciento que alegremente López Obrador ofreció con bombo y platillo que
tendríamos al final del 2019.
Por supuesto, tal meta este
año ya no se alcanzará.
No ha bajado el precio de las
gasolinas como se señaló y sí existe por el contrario mucho más desempleo del
que hasta diciembre del año pasado existía.
Desempleo sobre todo de áreas
del mismo gobierno federal.
La economía se contrae en gran
medida por la las decisiones de frenar el gasto público y de considerar que
literalmente todo lo que se hizo en administraciones pasadas se encontraba
infectado de corrupción.
A poco más de medio año de
gestión, también existe la recomendación de la Comisión Nacional de Los
Derechos Humanos por violentar precisamente los derechos humanos de niños y de
padres de familia a quienes resultaron afectados con el cierre masivo de
estancias infantiles que de un plumazo López Obrador intentó borrarlas del
mapa.
Como si esto fuera poco, los
niveles de inseguridad en el contexto nacional están en los más altos lo que
seguramente se puede agravar si no se resuelve adecuadamente el conflicto mayor
que implica el que los elementos de la Policía Federal pretendan hacer un paro
nacional, inconformes por el trato recibido por este nuevo gobierno.
¿Insensibilidad,
resentimientos añejos guardados por luchas pasadas o simple indolencia del
presidente?
Quizás un poco de todo.
Lo cierto es que ya un
contingente importante de ciudadanos el pasado domingo pidieron la renuncia del
presidente López Obrador quien por supuesto no soporta ser cuestionado por
ninguno de sus evidentes errores.
Por supuesto sus seguidores
más encantados y todavía maravillados hasta ahora sin la mínima reflexión se
lanzan al ataque a los medios de comunicación para tratar de defender a un
presidente de México que definitivamente no está cumpliendo cabalmente con las
expectativas generada durante la pasada campaña electoral.
El triunfo que se celebró en
el zócalo de la Ciudad de México el pasado lunes y que congregó a representantes
morenistas de todo el país, generó preocupación entre quienes aún no ven los
supuestos beneficios de las arbitrarias medidas tomadas por este nuevo gobierno
federal.
Reducciones del presupuesto en
prácticamente todas las áreas, despidos de trabajadores burócratas, sobre todo
en el ámbito de salud y por supuesto un oneroso gasto en apoyos a jóvenes cuya
aportación económica al país es prácticamente nula, que puede seguramente
beneficiar en el mediano y largo plazo electoralmente al presidente, pero no
necesariamente al grueso de la población.
Aún falta mucho por ver y por
lo pronto, los principales proyectos de esta administración federal, están aún
sin poder despegar, nos referimos a la refinería de Dos Bocas, el Tren Maya y
por supuesto el polémico Aeropuerto de Santa Lucía.
Obviamente a nivel local
replicar este festejo es aún más complicado pues los representantes de López
Obrador y del morenismo en general se encuentran sumidos en una verdadera
crisis de falta de unidad interna y de descrédito ante una sociedad
sudcaliforniana que aún no sale del asombro y se desplaza cada día más al
terreno de la decepción y desencanto.
Las pifias del superdelegado
Víctor Castro y sus cercanos colaboradores Omar Castro, las barbaridades y
novatadas expresadas por su dirigente partidista Alberto Rentería, así como las
penosas acciones del patético diputado Homero González y de la ambiciosa y
bisoña diputada Milena Quiroga, se suman a la nota que este jueves publicó El
Financiero en donde se señala que el subsecretario de Seguridad y exgobernador
de la entidad Leonel Cota, percibe varios salarios generados al mismo tiempo en
diversas dependencias.
¿Cómo celebrar así un triunfo
electoral de López Obrador y de Morena cuando en los hechos, prevalece
incertidumbre económica en general que de mantenerse en el rumbo actual puede
generar graves problemas a la estabilidad nacional?
¿Celebración?
Quizá solo sea como sucede en
algunas exclusivas fiestas, que son exitosas solo para los que se encuentran
cerca de la barra de las bebidas ya que en esta pachanga Lópezobradorista los
únicos que parecen estar animosos son los más beneficiados morenistas mientras
que el resto mayoritario de la población parece ver la conmemoración desde el
otro lado de la cerca o de la valla, muy lejos de la euforia morenistas en
donde por supuesto cada día son menos los invitados de honor.