Lo derecho es lo decente
Muy buenos días estimable
lector gracias, muchas gracias por continuar prefiriendo su Diario El
Independiente.
La gran reforma pendiente está
en la educación; por lo menos desde los años setenta, en que el estado mexicano
se propuso una intensa política de promoción y aperturas de universidades públicas,
ha habido un intenso debate acerca del cual es el papel de estas instituciones
en el desarrollo nacional.
Unos centran sus observaciones
hacia la aportación real que las universidades están haciendo al crecimiento de
la economía, la productividad y la competitividad del país. Otros enfocan sus
preocupaciones en la matricula aun baja, apenas poco más de 3 millones de los
jóvenes mexicanos que tienen acceso a ella.
Algunos más enfatizan sus
contribuciones a la investigación y la innovación
científica y tecnológica, y no son pocos los que alertan respecto de los
problemas actuales de las universidades: masificación, saturación de algunas
carreras, escasa vinculación y colocación de los egresados o insuficiente
calidad, aunando a las huelgas. La variedad de estas preocupaciones, todas
ellas legítimas, evidencia que tenemos una fascinante área de oportunidad para
trabajar en la mejoría de la educación superior en México.
La era de la globalización, la
sociedad digital, la revolución tecnológica y el liberalismo económico, las
universidades no pueden quedarse atrás. No hay dicotomía entre esas realidades
contemporáneas y la misión de la universidad. Son precisamente tales factores
los incentivos más poderosos que la universidad tiene para cambiar, para
mejorar, para modernizarse y para alcanzar su objetivo básico; formar personas
integras y ciudadanos comprometidos con su comunidad, su país y su mundo.
Si ese es el compromiso
universitario con la sociedad, no menos es el de esta con la universidad. La
comunidad tiene ahora un doble reto con la universidad, ayudarle a que trabaje
en las condiciones adecuadas de equidad, excelencia, calidad y pertinencia, y
exigirle críticamente vinculándose cada vez más en su trabajo y sus desafíos.
Si en el siglo pasado el gran desafío
era como ampliar el sistema universitario, hoy se debe pensar en las nuevas
interrogantes ¿ofrecen las carreras necesarias? ¿Están nuestros egresados
siendo competitivos? ¿Encuentran en la educación recibida, satisfacción
profesional? ¿La imparten en las mejores condiciones de calidad?
Hoy l reto de las
universidades es ofrecer mejor educación, licenciaturas posgrado más
pertinentes y más excelentes, hacer cada vez más investigación aplicadas en
temas relevantes para el país, y en suma participar más y mejor del mundo que
se abre ante nuestros ojos.
Nunca como ahora, el porvenir
de nuestro país está en manos de sus profesionistas; en la calidad de nuestras
escuelas y, principalmente en la fortaleza de las instituciones de educación
superior. Parece que la gran reforma pendiente está en la educación superior.
Creemos que debemos revisar con rigor si el modelo vigente surgido desde el
siglo pasado que experimento un fuerte auge en los años setenta, sigue siendo
válido para el mundo actual y para una sociedad del conocimiento tan
sofisticado, en el terreno de los planes de estudio, de las carreras que ahora
se imparten de la situación del posgrado.
En suma la educación en México
exige, por lo tanto un enfoque distinto que empiece por la formación de los
maestros, es decir educar a los educadores, modernice sustancialmente los
planes, programas y contenidos escolares, la organización de la administración
educativa, y las formas de financiamiento de la educación. En la forma de
educación, destrezas, habilidad, competencias, tecnología e información, el
conocimiento será el recurso clave en el desarrollo de las personas, y los
trabajadores del conocimiento serán la fuerza dominante en el universo laboral.