Arma de dos filos
Con la firma estampada ante el
Notario Público número 30 de la Ciudad de México Rafael Arturo Coello Santos,
por Andrés Manuel López Obrador, ahora parece que en lugar de lograr conciliar
el sueño, pudiera todavía ser mucho más difícil que puedan dormir con
tranquilidad aquellos a quienes les asaltaba el temor de la posible reelección
de AMLO.
Y no es para menos, toda vez
que el desasosiego y los sobresaltos son comprensibles cuando los temerosos
adversarios no alcanzan a descubrir cuál es o en qué consiste el nuevo juego
que se trae entre manos el presidente, y que –según se ve-- tiene mucho
parecido al de “El Gato y el Ratón”. Y por supuesto, esos adversarios “y
opositores conservadores”, como lo llama el propio presidente, alcanzan a
observar esto, como un arma de dos filos. Lo cual, indudablemente que los
debe de poner mucho más nerviosos que antes.
En mi afán de desglosar lo
anterior, le diré que para comprender lo anterior no se requiere de gran inteligencia.
Y para percibir lo que yo percibo será cuestión de centrar la atención en lo
que Andrés Manuel López Obrador dijo después de estampar su firma en ese
documento de la no reelección: “He de aclarar que no sólo estoy en contra de la
reelección, sino que estoy proponiendo la revocación del mandato, para que el
2021 se les pregunte a los mexicanos si quieren que yo continúe en la
Presidencia o que renuncie”.
Y, ¿Cuál es la
desesperación, la preocupación, o el afán de AMLO porque se lleve a cabo esa tan
cacareada revocación de mandato?
Muchos dicen que si bien es
cierto no es la reelección lo que mueve al presidente, pudiera ser que, lo que
le interesa es mantener la batuta en sus manos. En otras palabras, permanecer
con el poder tras el trono; y en su caso, obviamente seguir dirigiendo la
presidencia desde su casa. Y para ilustrar lo anterior habría que acotar que,
eso de querer permanecer en el poder tras el trono, no es nada nuevo en
cuestión de política.
Veamos.
En Cuba lo fue Fidel Castro, cuando
su hermano Raúl asumió el poder. Álvaro Uribe Vélez, después de haber sido
presidente durante los períodos 2002-2006 y 2006-2010 lo hizo en Colombia. Y en
México, lo fue Plutarco Elías Calles, quien desde su casa, logró controlar a
Portes Gil, Ortiz Rubio, Abelardo Rodríguez, y ya finalmente cuando quiso
seguir siendo el poder tras el trono, con Lázaro Cárdenas, éste no se dejó y lo
mandó al exilio.
Ahora bien, el concepto del
poder tras el trono no tiene nada de nuevo, y es tan viejo como lo es la
prostitución de la política; y hace referencia a la persona que sin tener un
cargo de autoridad o responsabilidad, es quien ejerce el poder. En pocas
palabras, toma las decisiones, y hasta recibe beneficios por ello.
Y vale decir que en el caso
concreto de la política mexicana, el ex presidente Carlos Salinas de Gortari ha
sido, en los tiempos modernos el prototipo de esta nociva práctica, muy a pesar
del presunto exilio que se impuso, --o que más bien le inventaron--, durante el
gobierno de Ernesto Zedillo. Incluso, aquí bien vale destacar que ha sido
el propio Andrés Manuel López Obrador, quien ha sostenido que Salinas fue el
personaje central en la maquinación para impedir que él, en su calidad de
candidato de la izquierda y favorito en las encuestas, pudiera alcanzar el
triunfo en la las elecciones del 2006. Y precisamente de allí parte su
cotidiana expresión de “la mafia del poder”.
Es más, para el ahora
presidente de la república, nada menos que Salinas de Gortari sigue siendo uno
de los que mandan en México, por supuesto dentro del argot priista. Y a todo
esto habría que agregarle que Carlos Salinas movió a los suyos dentro del PRI
para lograr que el expresidente Miguel de la Madrid, adujera una supuesta
incapacidad mental y se retractara públicamente de lo que había declarado a
Carmen Aristegui en torno de su sucesor y sus hermanos, lo que supuestamente
tenía que ver con falta de honradez en el manejo de los recursos públicos
durante el sexenio 1988-1994, entre otras cosas igual de negativas.
Por otro lado, es necesario
analizar los diferentes grupos de poder para darnos cuenta del manejo de las
marionetas con los movimientos de los hilos del poder desde arriba, Y para ello
será cuestión de poner algunos ejemplos, como lo es el control del Sindicato
Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) a través de Elba Esther
Gordillo, considerado este un producto político precisamente de Carlos Salinas
de Gortari, con lo cual logró desplazar a quien no estuvo de acu3rdo con su
política: Carlos Jonguitud Barrios en abril de 1989.
Otro ejemplo lo es el
Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) que por
más de 30 años ha dirigido Carlos Romero Deschamps, (ahora en la cuerda floja)
otro gran producto de Carlos Salinas de Gortari, en su determinación por
desplazar a Joaquín Hernández Galicia "La Quina", este último, quien
se supone, le dio la espalda a Salinas durante las elecciones presidencias.
Han sido pues, grandes y
varias las teorías de la conspiración que se han tejido a la luz pública
desde las más altas esferas de la política. Lo que, en su conjunto nos
debe obligar a hacer un reconocimiento a estos nefastos políticos que
toman las decisiones, muy a pesar de que nos afectan a todos.
Así es que hoy, justamente en
los tiempos actuales, en materia de responsabilidades dentro del argot
político, si bien es cierto –basados en esa lucha frontal contra la corrupción,
emprendida y ya firmada y notariada también por Andrés Manuel López Obrador--,
no podemos ni debemos confiarnos del todo.
Aunque, cuando Andrés
Manuel López Obrador afirma ser cien por ciento maderista, podríamos estar
dispuestos a brindar un voto de confianza a nuestro presidente. Toda
vez que: “Sufragio efectivo, no reelección” fue el lema de la campaña de
Francisco Ignacio Madero en el año de 1910, cuando se lanzó a competir por la
presidencia de la República Mexicana contra el dictador Porfirio Díaz, quien
llevaba nada más y nada menos que 35 años en el poder.
Además de que don Francisco I.
Madero ha sido y sigue siendo un gran ejemplo a seguir por todas las
generaciones. Sobre todo por sus ideas democráticas y anti reeleccionistas. Lo
que, debemos reconocer en nuestro presidente. …… Cuestión de tiempo.